Llegó en pantalones, sin zapatos y con el torso desnudo a colgarse boca abajo del cartel que indicaba la estación. Metro Las Rejas y Los Héroes fueron dos intentos fallidos, hasta que un domingo de diciembre de 1979 Elías Adasme (1955) decidió que Metro Salvador era el más simbólico e idóneo para su performance.
Sabía a lo que se arriesgaba: ya había sido detenido una vez. Sin embargo, cuando esta vez se acercó la policía mientras colgaba cabeza abajo, lo dejaron continuar pensando que era una actividad para publicitar pantalones. Superado ese obstáculo, ocupó su cuerpo en el espacio público y lo capturó para retratar de algún modo lo que se vivía en el país, junto a otras tres fotografías y un impreso que darían forma al registro A Chile (1979-1980).
Aquella obra es la más reconocida y representativa de la trayectoria del artista nacido en Illapel, la que estará expuesta hasta el 3 de junio en Galería Isabel Aninat como parte de la muestra El arte debe ser ineludible, mismo nombre de una de sus obras de 1980.
La pieza forma parte de la colección del Museo Reina Sofía en Madrid, el Museo Vaticano y Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico. Además, ha sido expuesta en muestras colectivas en la Fundación Cartier de París (2013) y en el Palacio Nacional de Bellas Artes en México (2010), para llegar hoy por primera vez a la sala ubicada en Vitacura. "Los últimos ocho años han sido muy significativos porque los veo como un reconocimiento a mi obra, aquella obra que en Chile estuvo invisibilizada por 30 años y que ahora está saliendo al tapete de una manera más expuesta", comenta el artista.
Elías Adasme salió del país hace 35 años y se autoexilió a San Juan de Puerto Rico, donde vive y trabaja hasta hoy. Al mismo tiempo que dejaba su vida de acciones de arte en medio de un clima político adverso, se prometía volver algún día y radicarse en Chile. Y al parecer ese retorno se avecina. Adasme asegura su retorno definitivo en unos dos años.
El artista, que en 1992 obtuvo una beca de la Rockefeller Foundation, formó parte de exposiciones colectivas en el Museo de la Solidaridad (2015), Centro Cultural La Moneda (2012) y Museo de Arte Contemporáneo (2011). Sin embargo, no había presentado una exposición en solitario desde 1978 en el país. Esta era una de sus deudas por saldar. "Para mí hay una deuda pendiente que divido en dos partes: una en el sentido de que pasaron 40 años y la obra que hice en el contexto de la dictadura apareció siempre con un matiz empequeñecido. Ojalá no se entienda como resentimiento, pero no sonaba. Al mismo tiempo, pasaron los años y sentía que tenía que volver a Chile a mostrar mi trayectoria, mi obra que empezó acá y continuó en el extranjero".
Formado en la Universidad de Chile, Adasme pertenece al grupo de artistas vinculados a la Escena de Avanzada, quienes desarrollaron acciones de arte para combatir la censura a fines de los 70, como Juan Castillo y Carlos Gallardo, quienes asistieron a la apertura de la exposición. El artista nunca ha abandonado la reflexión política que traspasa toda su obra. "Si en Chile me indignaba, protestaba y quería dar testimonio de la situación que estaba viviendo, afuera es eso mismo lo que me hace hablar de los problemas que se están viviendo a nivel mundial: globalización, desplazamientos migratorios, racismo y el choque de civilizaciones", dice y agrega: "Eso me impulsa a seguir haciendo arte que denuncie estas crueldades. Por eso me pareció atinado cuando el curador me dijo que la exposición debía llamarse El arte de ser ineludible. Tal como creí que era en los 80, creo aun hoy por el panorama mundial actual, que el arte debe ser ineludible".
¿Cuáles cree que serían sus temas sobre el Chile de hoy?
Me imagino haciendo trabajos que hablen del problema mapuche, de la enajenación y consumismo que se vive de manera tan aberrante en cierto modo y así también lo ecológico. Desde afuera he leído acerca de lo que están provocando las intervenciones en el medio ambiente y la contaminación. Todo esos temas los tengo ya para cuando vuelva.
¿Cómo se ve el arte chileno desde fuera?
Creo que Chile se está posicionando bastante bien y dejando una especie de insularismo que había hasta los 80 cuando salí. Ahora, eso tiene dos caras: hay que tener mucho cuidado cuando los artistas, sobre todo las nuevas generaciones, pugnan por ubicarse en la escena internacional y sacrifican una especie de identidad de su producción artística. Hay que tener cuidado de que no se transforme en un arte estandarizado, porque eso persigue la globalización. Lo miro con un ojo suspicaz y de sospecha.