Si hay una película que podía arrebatarle el Oscar a Mejor película en lengua no inglesa a la chilena Una mujer fantástica (2017), era la alemana En pedazos (2017), del realizador germano de origen turco Fatih Akin (1973). Es más, en la disputa por el Globo de Oro en esta categoría, la cinta triunfó sobre el largometraje de Sebastián Lelio. Sus coordenadas: neonazis, madre desesperada, atentado, jueces de pacotilla. Es decir, material incendiario para ganar premios. A la larga, ya se sabe, el filme de Akin no fue nominado a los Oscar y la propuesta de Lelio se instaló como la gran favorita y final ganadora del Oscar extranjero.
Esta semana el espectador tendrá la oportunidad de apreciar en salas a la triunfadora en los Globos 2018. En pedazos, que se estrena en El Biógrafo, Cinemark Alto Las Condes y CinePlanet La Dehesa, viene además precedida de un premio aún más prestigioso: Mejor actriz en el Festival de Cannes 2017. Como Katja Sekerci, la actriz alemana Diane Kruger (Bastardos sin gloria) se impuso en esa oportunidad a Julianne Moore y Nicole Kidman, quienes también tenían posibilidades por Wonderstruck (2017) y El seductor (2017), respectivamente.
Katja, una alemana con cierta tendencia a la vida disipada, está casada con Nuri Sekerci (Numan Acar), germano de origen turco que acaba de salir de la cárcel tras cumplir una larga pena por tráfico de drogas. El hijo de ambos es Rocco. Para él quieren lo mejor. Por él dejaron los estupefacientes, los negocios sucios y los excesos. Reconstruyen su vida y trabajan duro. Un día, como de costumbre, Katja deja a su hijo en la oficina donde Nuri se gana la vida y sigue camino al trabajo. Cuando vuelve, ya no hay oficina: una bomba terminó con la vida de todos.
Las evidencias y los testimonios indican que el crimen fue de orden racial y que los responsables son una célula de neonazis. El juicio es lento y mientras pasan los días, semanas y meses, Katja acumula pena, odio y desesperación.
Eficaz y a ratos estremecedora, En pedazos se inspiró, según Fatih Akin, en casos reales. El, de origen turco como otros cuatro millones de alemanes, es uno de los más prestigiosos autores de ese país y en 2004 se llevó el Oso de Oro del Festival de Berlín con Contra la pared. El año pasado, mientras promocionaba En pedazos en Cannes, conversó con medios acreditados, entre ellos La Tercera.
"La película tiene su inspiración en los atentados de la NSU (Nationalsozialistischer Untergrund), una banda neonazi. Dos hombres y una mujer de ese grupo mataron a diez personas entre 2000 y 2007: nueve inmigrantes y un policía", comenta Akin.
"Fueron varios bombazos. Durante ese tiempo la policía siempre pensó que se trataba de turcos o kurdos, que tenía que ver con las mafias, el juego o ajustes de cuentas. Suponían a priori que era un asunto entre inmigrantes. Los familiares pedían que se chequearan los grupos neonazis, pero las autoridades nunca hicieron caso. A la larga, se supo que fueron atentados de nazis. Eso puso en evidencia el racismo de la sociedad, la policía y la prensa. A mí, particularmente, me dio mucha rabia", explica el director.
A pesar del origen del crimen, Fatih Akin explica que en rigor quería poner el foco en otra parte: "No deseaba hablar tanto de los terroristas, sino que de las víctimas. Un extremista, sea neonazi o radical islámico, ya tiene toda la atención del mundo en los medios de comunicación. Cada vez que hay un atentado los noticieros nos informan con lujo de detalles sobre los responsables de la masacre: quiénes son, dónde se criaron, quiénes eran sus padres, etcétera. Sin embargo, las víctimas son apenas algunos números. Los números de muertos y heridos".
El director de Al otro lado (2007) también habla de la colisión entre sistema e individuo como material narrativo. "Todos los seres humanos sentimos más o menos lo mismo cuando la justicia ordinaria no funciona. Hemos visto cómo a veces los violadores de niños salen libres, sin la pena debida. Pero a su vez aquella justicia es parte de un sistema democrático que nosotros mismos elegimos. El problema es cuando chocan las decisiones del Estado contra tus propios sentimientos. Cuando hay un choque hay un drama y cuando hay un drama hay una película".
Nacido y criado en Hamburgo, ciudad donde transcurre En pedazos, Akin se permite un análisis de su país. Uno frío y hasta crítico: "Alemania es una sociedad abierta. Lo suficientemente abierta como para financiar una película como En pedazos, que es en gran parte producida a través del Ministerio de Cultura. Entiende este filme como una apuesta por el debate y los diversos puntos de vista. Yo también. Obviamente, como pasa en toda Europa, hay sombras y existen este tipo de extremismos que están creciendo". Luego, pasa a un análisis más individual: "Esta es una de mis películas más personales. Yo mismo, siendo de origen turco, podría ser un objetivo de los neonazis. Soy padre y tengo hijos, igual que Katja. Albergo miedos similares, tengo pesadillas en las noches, etcétera. A un nivel emocional comparto mucho con ella".