Es probable que ya en el siglo IV la fama de María Magdalena haya comenzado a marchitarse por obra y gracia de las palabras del teológo Efraín de Siria, pero el golpe definitivo vino en el año 591, cuando el papa Gregorio Magno ofició una homilía valóricamente cuestionable e históricamente equivocada. No sólo dijo que María Magdalena era portadora de los "siete demonios" y practicante de "actos prohibidos", sino que la confundió con una anónima pecadora descrita en el Evangelio de Lucas y con María de Betania, hermana de Lázaro. De ahí a que durante los próximos 1.400 años María Magdalena fuera considerada una prostituta y pecadora arrepentida hubo apenas un paso.
La figura de la mujer rescatada por Jesús de la lujuria ha tenido la fuerza dramática para imponerse en la literatura y el cine, pero la reciente película María Magdalena funciona como el primer largometraje de gran presupuesto que opera en sentido contrario. Es decir, como representación de un carácter virtuoso, ejemplar, a imitar. Dirigida por el australiano Garth Davis (que el año pasado llegó a los premios Oscar con Lion), María Magdalena es una película ambiciosa en términos de producción, pero también en su sintonía con los tiempos.
El personaje que da nombre a la producción es interpretado por Rooney Mara (La chica del dragón tatuado, Carol) y para hacer de Jesús se escogió a Joaquin Phoenix (The master, Walk the line), quien se hace cargo de su rol a su manera, con un aire a veces distraído, en ocasiones casi infantil, pero siempre con muchas palabras a su disposición. Está en las antípodas de la visceral interpretación que hizo Jim Caviezel para la intensa La pasión de Cristo (2004), de Mel Gibson.
A ellos hay que agregar un elenco multinacional donde está el actor británico de color Chiwetel Ejiofor (12 años de esclavitud) como Juan Bautista y el francés Tahar Ibrahim (Un profeta) en los pies de Judas. Y también se puede sumar el dato curioso de que Phoenix y Mara son pareja en la vida real: aunque no hay sexo ni relaciones similares en la película, sí se observa la devoción que María Magdalena le presta constantemente a su maestro.
La película, filmada en las mismas locaciones del sur de Italia donde se rodaron pasajes de La pasión de Cristo de Gibson, entra a salas este jueves, a solo días del comienzo de Semana Santa.
Prefeminismo en Judea
Más allá de los valores de producción de esta película respaldada por la malograda The Weinstein Company (al borde de la bancarrota debido a los escándalos sexuales protagonizados por su dueño Harvey Weinstein), María Magdalena llama la atención por su mencionada renovación en la agenda valórica.
Sus guionistas son las dramaturgas británicas Helen Edmundson y Philippa Goslett, ambas de considerable importancia en la escena de su país y nominadas a los premios Laurence Olivier en varias ocasiones. Hace poco, la primera de ellas defendía así su visión del personaje protagónico al periódico británico The Independent: "Hay muchas Marías en la Biblia y todas se ha confundido.
El gran golpe fue el del papa Gregorio Magno en el siglo VI, quien escribió bastante sobre ella como prostituta".
Su análisis agregaba: "Finalmente la Iglesia Católica en particular ha sentido la necesidad de crear estos polos opuestos de mujeres: la Virgen María y quien debería ser su antítesis, en este caso María Magdalena". A pesar desde que desde el Concilio Vaticano II de 1962 la Iglesia dejó en claro que María Magdalena no era prostituta (ver página 37), siempre ha habido especulaciones en torno al rol de ella en la vida de Cristo. Probablemente la más común es la que le asigna el rol de pareja afectiva.
A este respecto, la co-guionista Philippa Goslett sostuvo al mismo diario: "Lo que me parece curioso es que después de 1962, si María Magdalena ya no es prostituta, es su amante. En ese sentido, espero que esta película al menos restaure su autoridad espiritual, que está ya presente en los Evangelios y que ha sido denigrada durante siglos".
Efectivamente, en la película de Garth Davis, la mujer nacida en Magdala no es pareja ni refugio afectivo de Jesús. Es más bien la más adelantada de sus discípulas o, como los evangelios de Juan y Marcos lo afirman, "la apóstol de los apóstoles".
En la trama de María Magdalena, se observa en efecto el despertar de una mujer adelantada a sus tiempos. No sólo rechaza la costumbre de contraer matrimonio con un esposo escogido por su padre, sino que además decide embarcarse en las aventuras proféticas de un grupo de 12 apóstoles liderados por Cristo. Cuando en un momento determinado es el propio Jesús quien le practica una suerte de purificación (o exorcismo), sus palabras son simples y claras: "No hay ningún demonio dentro de ti".
Es justamente lo contrario a lo que el papa Gregorio I predicó en su homilía del año 591, cuando María Magdalena quedaría convertida a los ojos públicos como la imagen viva de la mujer poseída por el pecado y los vicios terrenales.