Un poco antes de terminar Comer animales, su libro-ensayo sobre la industria de la carne, el escritor estadounidense Jonathan Safran Foer (1977) le pasó parte del manuscrito a la actriz Natalie Portman. A esas alturas, ambos tenían una relación amistosa: Portman había asistido a una lectura del autor en una librería de Brooklyn, años atrás, y desde entonces que se comunicaban con cierta regularidad para discutir todo tipo de temas.

"Algún día", le dijo la actriz luego de leer el avance de Comer animales, "me gustaría adaptar tu libro".

Nueve años más tarde la promesa se ha cumplido: aún sin fecha de estreno en Chile, el documental Comer animales (dirigido por Christopher Dillon Quinn) lleva un mes en cartelera en Estados Unidos, con excelentes críticas. Al igual que el libro de Safran Foer, en este se investigan las granjas y mataderos de los Estados Unidos; y de alguna manera plantea la tesis de que, bajo las condiciones actuales, no sólo la vida de los animales carece de valor, sino también la de millones de humanos, ya que la forma en que se produce carne afecta tanto la salud de miles de personas como el medioambiente del planeta.

"Comer carne siempre fue algo sobre lo que me he sentido extremadamente incómodo durante mucho tiempo", dice Safran Foer desde Brooklyn, Nueva York. "Siempre supe que no era lo correcto para mí. Que la forma en que estaba comiendo no era adecuada. Fue como si tuviera algo sin resolver. Y poner eso por escrito se convirtió en la mejor forma de resolverlo".

Safran Foer responde esta entrevista luego de una larga gira para promocionar Aquí estoy, su regreso a la ficción tras la exitosa Tan fuerte, tan cerca, novela que se adaptó al cine con Tom Hanks y Sandra Bullock en los roles principales. Aquí estoy tiene 720 páginas y gira en torno a una familia norteamericana judía que se deshace mientras Israel es destruido por una catástrofe natural. Todo está narrado por Jacob Bloch, un novelista de origen judío, y quien así sobre su matrimonio: "el deseo de exprimir unas gotas más de felicidad casi siempre terminaba por destruir la felicidad que con tanta fortuna habías logrado reunir".

Según Safran Foer, si bien hubo once años entre novela y novela, la escritura le tomó año y medio. Antes de eso, cuenta, estuvo un poco ocupado: en 2013 fue invitado por el presidente Barack Obama a ser integrante del Consejo Estadounidense para el recuerdo del Holocausto; y un año más tarde, luego de diez de matrimonio, se separó de la escritora Nicole Krauss, con quien tiene dos hijos.

"Aquí estoy viene de historias que me contaron cuando era niño. De alguna forma es sobre el mundo por el que estaba rodeado, por lo que es difícil saber cuándo comencé a escribir el libro, digamos, propiamente tal", cuenta. "Pero es verdad que en términos de páginas, me dediqué a acumular y acumular", agrega.

¿Por qué Washington, DC. es una de las locaciones de la novela? Nació en esa ciudad, pero se le asocia como un escritor de Brooklyn.

Es gracioso que lo pregunte, porque casi nadie lo ha hecho. Y para mí eso fue, en cierto modo, uno de los aspectos más importantes del proceso de escritura. Hay diferentes maneras de pensar sobre la literatura, pero ésta siempre viene de la mano con la autoexpresión, y no me refiero a la autobiografía, sino en otro sentido. En Aquí estoy, por ejemplo, hay un momento cuando alguien le pregunta a Jacob si el programa de televisión que escribe es autobiográfico, y él dice algo como, "No, el programa no se trata de mi vida, sino que ese programa soy yo". Yo soy el autor, así que me presento en este libro a través de los personajes, los escenarios y la historia. Y no sé por qué nunca se me ocurrió que encontraría material necesario para escribir en Washington, la ciudad donde crecí. Quién sabe: tal vez la estaba evitando, acaso por la misma razón por la que he evitado vivir ahí.

Son once años entre novela y novela, ¿A qué atribuye, ahora a la distancia, esa década sin publicar ficción?

Bueno, es difícil explicarlo. Entre libro y libro tuve dos hijos y escribí Comer animales. Y la verdad es que nunca me ha preocupado demasiado la rapidez o lentitud de mis libros. Me preocupa más la sensación de lo que estoy escribiendo, si me parece necesario meterme de lleno y terminarlo, antes que el tiempo que pasa entre un proyecto y otro.

Aquí estoy se inscribe en la literatura judeo-americana. ¿Qué ha significado para usted la muerte de Philip Roth?

Roth significó mucho para mí. No fuimos amigos, pero sí lo conocí en un par de ocasiones. Su muerte se sintió como una muerte en la familia. Todavía es difícil de imaginar. Me recuerda una vez en que, una semana antes de las elecciones presidenciales, mis hijos me preguntaron: "Dios mío, ¿y si Trump sale presidente?". Y yo les dije, "Chicos, de ninguna manera vamos a vivir en un mundo donde Trump sea presidente". Y bueno, luego así fue. Lo mismo sucede con Roth. Hasta hace poco pensaba que era imposible vivir en un mundo sin él. Y ahora Roth se ha muerto y Trump es nuestro presidente.

Comer carne

Narrado y financiado por Natalie Portman (quien asegura haber pasado de ser vegetariana a vegana gracias a Safran Foer), Comer animales investiga el origen de los hábitos alimenticios: desde las costumbres nacionales a las tradiciones familiares, pasando por déficits informativos sobre este tema, hasta cómo funcionan las grandes corporaciones. Pero si en el libro de Safran Foer hay, a ratos, un tono personal (la idea, dice el autor, nació cuando iba a convertirse en padre y empezó a preocuparse por la forma más responsable de alimentar a su primer hijo), el documental intenta ser más global y científico. Muestra casos de granjeros, científicos y explica formas alternativas para reemplazar la carne. De alguna manera, la película no es una adaptación fiel al libro del Safran Foer, sino más bien una inspiración.

"Ahora la gente me pregunta: 'Han pasado X años desde que escribiste ese libro, ¿Cómo ha cambiado el mundo en cuanto a este tema?' Y la verdad es que no lo sé. Escribí el libro, lo publiqué y luego terminó mi relación con éste. No sigo investigando el tema, pero mis sentimientos sobre ser vegetariano han cambiado porque, por ejemplo, ya no soy el padre de dos niños chicos, sino ahora pre-adolescentes".

Tanto el documental como el libro tocan temas que incomodan a la mayoría de la gente. Comer animales, finalmente, es sobre la vida y muerte y la forma en que nosotros -seres humanos-, controlamos esa decisión sobre otros; en este caso los animales.

Sí, el tema de Comer animales es algo que la gente siempre piensa como controvertido, desagradable; un tema que se percibe desde la defensiva o lo agresivo. Pero a mí me parece que este es un debate interesante y hasta cierto punto celebratorio. Porque te da la oportunidad de pensar algunas cosas extremadamente fundamentales, como obviamente la muerte y la vida, pero también cuál es tu capacidad para cambiar, cuál es tu comprensión y percepción como ciudadano de una comunidad y del mundo entero. Y cómo valoras el sufrimiento de los demás. Es realmente algo emocionante e interesante si lo piensas de esa manera.

¿Y qué recuerda sobre el momento en que escribió Comer animales?

Bueno, de cierta forma no he dejado de pensar en este tema. Lo sigo teniendo presente porque necesito alimentarme. Acabo de almorzar y más tarde tengo que preparar la cena. Y comer, de alguna forma, hace preguntarme sobre el tipo de persona que quiero ser. Creo que al reflexionar sobre Comer animales recientemente, lo he hecho más a partir del calentamiento global. Escribí mi libro sobre el sufrimiento de los animales, pero últimamente pienso más en el efecto de la industria de la carne sobre el medioambiente. Tenemos más urgencia respecto a este tema.

¿Cuándo fue la última vez que comió carne?

Ah, buena pregunta. Aveces como carne por accidente, digamos que cuando alguien me invita a cenar y no me advierten de que hay carne en mi comida. Lo cual no me molesta porque no soy un maniático. Porque ser vegetariano se trata de qué tipo de vida quiero construir para mí; no es una religión. Pero la última vez que comí carne fue cuando mi hijo mayor tenía problemas estomacales (mis dos hijos son vegetarianos) y el médico me dijo que, ya que era alérgico a los productos lácteos, tal vez podía tratar darle un poco de carne. Mi hijo estaba totalmente asustado por eso. Se sentía muy mal por comer carne. Pero no había opción, por lo que le dije, "No seas ridículo, mira", y comí un pedazo de carne con él. Todo para que no se sintiera mal consigo mismo.