Rankin/Bass y Akira Kurosawa. Aquellos nombres son las pistas que el realizador estadounidense Wes Anderson entregó hace menos de un año en una entrevista al canal cultural europeo ARTE cuando se le preguntó a qué se podía parecer su nueva película, Isla de perros. No quiso extenderse más, pero las indicaciones bastan para dibujar un mapa más o menos coherente de lo que vendrá: el filme rinde homenaje estético a los viejos especiales navideños en stopmotion de la extinta compañía americana Rankin/Bass (Rudolph, el reno de la nariz roja) y en esta oportunidad habrá una buena dosis de acción bajo el código narrativo de los filmes del maestro japonés.
La cinta abrirá esta noche el Festival de Berlín, donde se presenta en la Competencia Oficial junto a una cantidad relativamente equilibrada de producciones europeas, estadounidenses y latinoamericanas. La presencia de Anderson en la llamada Berlinale no es una coincidencia: su largometraje anterior, El gran hotel Budapest (2014), se llevó el Gran Premio del Jurado y antes mostró ahí Vida acuática (2004) y Los excéntricos Tenenbaums (2001).
Isla de perros, que se estrenará a principios de mayo en Chile, es el retorno del cineasta a la animación en stopmotion (es decir, cuadro por cuadro) después de El fantástico señor zorro (2009), que se basó en una narración de Roald Dahl. Es, además, la producción que más tiempo de trabajo le ha demandado y, a diferencia del largo inspirado en Dahl, acá parece no haber una orientación tan directa al público familiar.
En términos generales, la trama se ambienta en un futuro distópico, específicamente en Nagasaki, Japón. Una fiebre canina determinó que varios perros fueran a parar a una isla remota, donde los protagonistas son Rex, Duke, Boss y Chief, cuatro canes de singular personalidad. Cuando un niño llamado Atari pierde a su perro Spots, comprende que debe ir en su busca hacia el reducto transoceánico. Para ello, roba un avión del gobierno y llega en tiempo récord a la isla. Atari Kobayashi y los perros establecen una relación indestructible, pero los esbirros del Estado pretenden acabar con este inusual pacto humano-canino.
Dos americanos consagrados
También desde Estados Unidos llega a Berlín Don't worry, he won't get far on foot , el retorno de Gus Van Sant a la dirección tras The sea of trees, recibida bastante mal en Cannes 2015. Lo nuevo del autor de Todo por un sueño (1995) y Milk (2008) es protagonizado por Joaquin Phoenix en el rol de John Callahan (1951-2010), dibujante y autor de viñetas para el periódico Willamette Week, de Portland. A los 21 años, Callahan sufrió un accidente automovilístico que lo dejó cuadrapléjico, pero se las arregló para reinventarse y dedicarse al humor gráfico, a menudo ácido y con mucha incorrección política.
Fuera de competencia se presentará Steven Soderbergh con Unsane, su segunda película tras un autoimpuesto retiro de cuatro años. Protagonizado por Claire Foy (The crown), se trata de un thriller clásico que funde realidad e ilusiones. Su personaje central cree que es víctima de persecuciones y es enviada a un manicomio, donde sigue presa de delirios, diluyéndose los planos de sugestión y hechos.
Desde Asia y en la Competencia Oficial destaca la presencia del prolífico cineasta filipino Lav Díaz, quien ganó en Venecia 2017, con The woman who left, producción de cuatro horas de duración. A Berlín llega con la igualmente extensa Season of the devil, suerte de ópera rock que al mismo tiempo se introduce en los mitos de su país. Por Latinoamérica va la mexicana Museo del debutante Alonso Ruizpalacios y la paraguaya Las herederas de Marcelo Martinessi, auténtica sorpresa desde un país con una escasa producción fílmica.
Chile estará presente en la sección Forum con Casa lobo, largometraje en stopmotion de Joaquín Cociña. A pesar del formato de animación, su historia es adulta: es la historia de una niña que busca escapar de Colonia Dignidad. En la sección Panorama se dará Marilyn, filme del argentino Martín Rodríguez coproducido con Chile y donde actúan Catalina Saavedra y Andrew Bargsted, entre los actores locales.