EN reestrenar no hay engaño, dirían varios, y cómo no: eso de que las obras sobrevivan a sus años de estreno y, en muchos y mejores casos, lleguen incluso a debutar sobre otros escenarios, se ha vuelto una constante en la escena local durante sus últimas temporadas. Bastaría con desmenuzar la selección que las distintas salas de Santiago han trazado para marzo próximo, mes en que no solo se retoman clases y ajetreos laborales, sino el que marca además el regreso a las tablas del teatro chileno tras el vertiginoso enero, considerado por muchos como el cierre del año anterior.
Al menos por antigüedad, El húsar de la muerte de La Patogallina, estrenada en 2000, lleva la delantera: a 18 años de su debut, entre el 30 de marzo y 1 de abril el montaje del colectivo liderado por Martín Erazo volverá a correr el telón del teatro principal de Matucana 100.
Otro, aunque más breve, ha sido el recorrido de El padre, del dramaturgo francés Florian Zeller. Bajo la dirección de Marcelo Alonso, la versión local del mismo texto, estrenada el año pasado en el Teatro UC, tiene a Héctor y Amparo Noguera envueltos en la entrampada y conmovedora historia de un hombre que ha comenzado a perder la memoria. Convertida en una de las obras más vistas de 2017, con cerca de 10 mil espectadores, el 14 de marzo regresará al mismo escenario.
Antes, sin embargo, la sala de Plaza Ñuñoa, que en octubre celebrará 75 años, le abrirá las puertas a dos revisiones de clásicos, a cargo del director Alvaro Viguera: el 8 de marzo repondrá su colorida versión del Tío Vania de Chéjov, la misma que ya pisó el teatro de CorpArtes en 2017, adaptada por Rafael Gumucio, y luego, el 14 de abril, El cepillo de dientes de Jorge Díaz.
Pasado y presente
Un profesor de física se percata de la presencia de tres alumnas de más de 40 años que visten el clásico jumper azul en su sala de clases. Las mismas han permanecido ocultas en el subterráneo del establecimiento desde una toma de 1985, y ahora es tiempo de volver a la superficie para entregar pistas de un antiguo crimen. Estrenada en 2015, también en el Teatro UC, Liceo de Niñas, de Nona Fernández, llegará ahora al Teatro Nacional Chileno el 15 de marzo, dirigida por Marcelo Leonart.
El GAM optó por revisar dos homenajes a Violeta Parra y un aplaudido texto local que indaga en la cruda realidad de los travestis chilenos de ayer y hoy. Rodrigo Soto dirige Pompeya, la obra escrita por Gerardo Oettinger que ronda en temas como la marginación, migrantes y discriminación, y que el jueves 1 de marzo volverá al centro cultural, protagonizada por Rodrigo Pérez, Gabriel Urzúa, Guilherme Sepúlveda y Gastón Salgado.
Una semana más tarde, el jueves 8, lo hará En fuga no hay despedida, el texto de Luis Barrales dirigido por Trinidad González que, en la actuación de Paula Zúñiga, devela los tormentos y contradicciones de la cantautora chilena y creadora de Gracias a la vida y Volver a los 17. A un año de su centenario, los hermanos Gopal y Visnú Ibarra reponen Violeta Ciudadana, una propuesta coral y que transita por su repertorio más político, de Arauco tiene una pena a Me gustan los estudiantes.
Otro de los montajes más vistos de la temporada recién pasada, Los vecinos de arriba, del español Cesc Gay, retornará el 15 de marzo a su sala de estreno, el Mori Parque Arauco, bajo la dirección de Alejandro Goic y con las actuaciones de Luciano Cruz-Coke y Mónica Godoy. A su sala ubicada en el barrio Bellavista, en tanto, lo harán el premiado monólogo Hilda Peña de Isidora Stevenson (22 de marzo) y, días antes, El cómo y el porqué, de la norteamericana Sarah Treem, dirigida por Aranzazú Yancovic, el jueves 8. Allí dos biólogas, una consagrada científica (Solange Lackington) y otra joven promesa que ha redefinido la forma en que la sociedad concibe el sexo (Josefina Fiebelkorn), se baten a duelo de cara a un congreso que cambiará sus vidas.
El escritor mexicano Juan Villoro se reencontrará también con los escenarios locales este 2018. Su obra La desobediencia de Marte, a cargo Alvaro Viguera y coprotagonizada por Francisco Reyes y Néstor Cantillana, indaga en la relación entre dos figuras fundamentales de la historia de la astronomía: Tycho Brahe y Johannes Kepler. Tras su exitoso paso por el último festival Santiago a Mil, el montaje sumará nuevas funciones entre el 6 y 28 de abril en el Teatro Finis Terrae, que este año abrirá su temporada el 16 de marzo con otro reestreno, el de Tebas Land, del uruguayo Sergio Blanco. Dirigidos por Lucía de la Maza, los actores Freddy Araya y Lucas Balmaceda encarnan a un dramaturgo y a un joven parricida, respectivamente, en una particular reescritura de Edipo rey que entrelaza ficción y realidad.