Obtiene reconocimientos y está entre los géneros más publicados en el país. Es el caso de la literatura infantil y juvenil, cuya industria nacional ha crecido con destacados sellos como Ekaré Sur, ReCrea, Ñire Negro y Amanuta. En el último Informe Estadístico, entregado por la Cámara Chilena del Libro, con cifras del año 2016, la literatura infantil aparece como el área con más títulos publicados (716), después de la narrativa para adultos (826).

Un desarrollo que va de la mano de destacados autores e ilustradores locales. Son talentos de exportación. Un puñado de ellos ahora representan al país en la 55 versión de la Feria del Libro de Bolonia, en Italia. Es el evento de literatura más importante del género, que este lunes comenzó y se extiende hasta el jueves. El lema de este año es "Sueño" y el país invitado de honor, China.

En su primer día se entregó el Premio Hans Christian Andersen. Galardón que recayó en la escritora japonesa Eiko Kadono y el ilustrador ruso Igor Oleynikov. Mientras que la ilustradora chilena Sol Undurraga recibió el Ragazzi Award, en la categoría ópera prima, por su libro La plage.

Aparte de las premiaciones hay 160 actividades en Bolonia, donde Chile participa por cuarto año consecutivo, y en esta oportunidad por primera vez mantiene un stand. Asisten 40 personas entre autores, ilustradores y editores.

También habrá un homenaje a Violeta Parra, donde se presentará Yo soy la feliz Violeta (Ediciones Biblioteca Nacional), ilustrado por Karina Cocq y con textos de Ana María del Río. A su vez, se lanzarán los títulos Alfabeto, de Alicia Rifelli y Francisca Yáñez, y La mujer de la guarda, de Sara Bertrand. "Creo que ha habido preocupación y facilidades por hacer un seguimiento del trabajo y así responder a los compromisos que cada artista va adquiriendo", dice, desde Bolonia Sara Bertrand sobre el apoyo gubernamental frente a la internacionalización. Ejemplo de esa labor, dice, es su libro La mujer de la guarda, editado en italiano y catalán.

La ilustradora Francisca Yáñez cuenta que visitó junto a un grupo de colegas chilenos una escuela en una ciudad cercana, Portomaggiore, donde dictaron talleres. Sobre la exportación de la literatura infantil chilena, considera que "corresponde a una política cultural que ha dado muchos frutos en poco tiempo".

La delegación también la integran las ilustradoras Pati Aguilera, Joanna Mora, Paloma Valdivia y María de los Angeles Vargas. Además del escritor Marcelo Simonetti y representantes de las editoriales Grafito, Zig-Zag, Escrito con Tiza, Gata Gorda, Pehuén, Quilombo, la Agencia Puentes, Mis Raíces y la Fundación Plagio.