Durante su infancia, transcurrida gran parte en el desierto de Gobi, el artista chino Ai Weiwei (1957) escuchaba a su padre, el poeta Ai Qing (1910-1996), hablar sobre un lugar mágico que visitó en 1954. Uno donde se paseó por anchas playas, probó el caldillo de congrio y celebró los 50 años de su amigo Pablo Neruda en Isla Negra. Para Weiwei, Chile era un lugar imaginario que visitaba a través de las memorias de su padre. Así fue hasta agosto pasado, mes en que recorrió los mismos sitios donde estuvo su padre y de paso vio preparativos para Inoculación, su primera gran muestra que llega al país.
"En Chile hay una conexión más fuerte, tiene curiosidad y está el gran viaje de su padre", dice Marcello Dantas (1967), curador brasilero a cargo de la exhibición itinerante del artista nacido en Pekín. "Para un niño que vivía en un hueco, con frío , calor y trabajos forzados, existía este lugar mágico... Creó un lazo con este sitio imaginario", agrega el también diseñador y documentalista sobre la carga simbólica y emocional que cobra Inoculación en su paso por Santiago.
La muestra trae un recorrido con más de 30 piezas, entre ellas algunas de las más emblemáticas que ha creado el activista por los derechos humanos en los últimos 10 años. Organizada por Magnetoscópio (productora cultural creada por Dantas), Fundación CorpArtes y Moneda Asset Management, la exposición llenará las salas del CA660 desde el 18 de mayo hasta inicios de septiembre.
Dantas además cuenta que Wei Wei llegará a mediados de mayo para conocer el desierto de Atacama. Antes , el 21 de mayo, presentará una nueva función de su película Marea humana con un conversatorio gratuito con inscripción previa (ver ficha).
En Chile, Inoculación incluirá un apartado que revela el vínculo poético entre Ai Qing y el territorio de Chile, uno de sus últimos destinos antes de ser exiliado por 20 años al noreste de China junto a su familia por una supuesta traición al régimen de Mao Tse-Tung en 1956. Weiwei conservó fotos que muestran a su padre recorriendo playas chilenas y diarios donde plasmó su visita. Las imágenes, más sus memorias, se sumarán a la exhibición. Además de versos como los de Cabo de Chile, poema dedicado a Pablo Neruda con quien Ai Qing forjó amistad en 1951, que serán enmarcados en las paredes.
El virus Weiwei
Desde hace una semana, en la explanada de CorpArtes, se puede ver la monumental escultura Forever Bycicles (2015). Compuesta por más de 1.250 bicicletas unidas entre sí, la instalación es señal de la pronta apertura y preparativos de Inoculación.
"La muestra nunca sigue el mismo recorrido y cambia totalmente, pero hay una idea inicial", explica el curador quien estuvo un par de días en Santiago para finiquitar el montaje. La apertura estaba prevista para el viernes pasado, pero por problemas de aduana en Argentina sufrió un retraso.
"Weiwei es como un virus", dice Dantas y guarda silencio antes de continuar. "Durante sus procesos de trabajo, él puede ser un agente social de cambio y después la obra tiene la capacidad de reorganizar los grupos sociales donde se exhibe", dice el ex director del Museo interactivo de la Lengua Portuguesa en Sao Paulo. Agrega: "Esa es la idea de Inoculación, como cuando uno está con un virus y éste germina en otro organismo... el arte puede ser un virus".
Son cuatro las obras fundamentales que responden al punto de partida de la exposición y Forever Bycicles es una de ellas. "Es una crítica simbólica al cambio en la sociedad china", apunta Dantas, explicando que Forever es la bicicleta típica del gigante asiático de la década de los 60. "La bicicleta tiene que rehabilitar el espacio urbano y, en su país natal, es un producto industrial que ya no simboliza más el movimiento", precisa, destacando la capacidad del artista de esculpir con objetos no diseñados para eso.
Se suma también Sunflower seeds, compuesta por 100 millones de semillas de girasol de porcelana hechas y pintadas a mano por mujeres de la ciudad de Jingdzhen, con las que llenó el hall del Tate Modern de Londres en 2010. Las semillas estarán esparcidas para la interacción con el público.
La tercera es la controversial Safe Passages (2016), instalación de más de 14 mil chalecos salvavidas antiguamente usados por refugiados que viajaron por mar hasta la isla griega de Lesbos.
Inaugurada en el Konzerthaus de Berlín, la obra se tomará los pilares del Archivo Nacional en el centro de Santiago el Día del Patrimonio Cultural (27 de mayo). Finalmente, el cuarteto de obras se completa con una pieza de gran tamaño que también alude a la "odisea de los refugiados".
¿Los salvavidas son reales o fueron comprados aquí?
Eso me encanta. Son reales. Intenté cambiar la idea original de Weiwei, porque costaba casi US$100 mil traerlos, pero él dijo que no porque lo que vale ahí es la historia del objeto, la vida.
¿El no cree en las réplicas?
Al contrario, cree mucho en ellas. Muchos de los objetos de aquí son réplicas, pero la obra no puede ser fake-fake... La primera afirmación de la muestra es que todo lo que ves es falso. Todo lo que ves en la vida no es lo que parece ser y todo aquí tiene una historia, es lo simbólico lo que más importa.
Curador de arte y director de documentales, Marcello Dantas le escribió a Ai Weiwei a principios de 2011. Le presentó la idea de Inoculación y la conversación se encendió. Sin embargo, meses después, Weiwei fue detenido por un supuesto caso de evasión de impuestos. Se le retuvo el pasaporte, fue encarcelado durante 81 días y debido a la incomunicación la intención de concretar la muestra se detuvo por casi seis años.
Finalmente, en julio de 2015, Weiwei recibió su pasaporte de vuelta, voló a Berlín donde se instaló con un taller y "ahí empezamos de verdad", dice el curador.
¿Por qué motivo se acercó al artista?
Es uno de los grandes. Hoy, es uno de los artistas que más puede influir en las personas. Me encanta la idea que Weiwei traspasa el mundo del arte, es reconocido como una figura política, activista, simbólica...
Y ¿dónde lo posiciona en ese mundo del arte actual?
Tiene un lugar en el imaginario que traspasa el lugar del artista. Hay muy grandes artistas hoy, pero la diferencia está en que son artistas de ese mundo. En la historia son pocos los que lo traspasan... Weiwei es uno. Warhol o Picasso también son artistas que significaron una época. En este momento histórico, el que más trasluce el espíritu es Weiwei.
¿Cuáles son los intereses artísticos de Wei Wei?
Él está menos interesado en el arte de lo que está en la vida. Su objeto son las personas, las relaciones entre ellas. Creo que se siente como un fuera de la ley que conoce las reglas, pero quiere trabajar de manera diferente. Es uno de los pocos artistas que dialogan con el público. Él ve el arte como un vehículo para hablar de un problema mayor... Weiwei es más poeta que artista.
Inoculación incluye obras sobre los refugiados, ¿Seguirá trabajando esa temática?
Creo que es un tema cubierto porque hizo la película Marea humana (actualmente en cartelera), un poema visual sobre la cuestión. No quiere ser visto como el artista de los refugiados... Ahora está en Brasil, investigando e instalando un taller de Inoculación en Bahía. En general, él encuentra problemas donde están las tensiones de las relaciones y las formas de poder. No es comunista ni capitalista. Es un libertario y todo su trabajo es sobre ello: mantener la lucha por una idea de libertad.