Ni siquiera tenía una cámara profesional, pero hace 15 años Catalina Martín-Chico (1969) vino como turista a Chile y quiso retratar a los niños de un orfanato. "Estaba estudiando en el Centro Internacional de Fotografía, en Nueva York, y no tenía trabajo fijo ni había comprado mi primera cámara. De hecho, la conseguí aquí en Chile y decidí irme durante un mes y medio a Concepción, donde hice fotos a un grupo de niños huérfanos", relata.

Sin advertirlo, el registro se convirtió en su primera serie. La expuso, recuerda, en una pequeña galería neoyorquina en 2006, y desde entonces no ha parado. "Ese año fui a otro orfanato en Africa, e hice una exposición con ambos trabajos en Bruselas. Estaba en eso cuando me tocó viajar por primera vez a Yemen, en 2007. Ahí empezó mi carrera como fotoperiodista", agrega Martín-Chico, quien nació en Madrid y hace ocho años reside en París.

Su trabajo ha sido publicado en Le Monde, Elle y Le Fígaro, en Francia, además de The New York Times, Sunday Times y la revista alemana Der Spiegel. Ahora vuelve a Santiago invitada por Canon -cuyo máximo premio recayó en su obra en 2017- y para inaugurar Nawal, Sulma, Olga y todas las demás, su primera muestra en el país y que este viernes abre en el MAC del Parque Forestal.

La exposición, con 39 imágenes que van desde el año 2006 y hasta la fecha, retrata las vidas "oprimidas y nómadas" de un grupo de mujeres anónimas, pasando por el Medio Oriente -Yemen, Irán e Irak- a la oculta maternidad de las ex guerrilleras de las Farc, en la selva colombiana, y una comunidad amish en Pensilvania e Indiana, en EEUU.

"Yo quería contar historias ocultas y que me provocaran interés, no solo de mujeres, pero al hacer la ruta noté que son ellas las que más escondidas están", explica. A Yemen, por ejemplo, retornó al menos una vez por año durante la última década, "y siempre vuelve a impactarme que las madres y adolescentes permanezcan tras el velo, como si sus hombres y todo el sistema religioso intentaran seguir negándoles el derecho a ser quiénes son".

Para Martín-Chico, su obra no se emparenta con las de Diane Arbus o Vivian Maier. "Más me influenció Bruce Davidson (EEUU, 1933), sobre todo en cuanto a composición, a trabajar en gran ángulo y por las escenas que retrata. Pero además porque él se rodeaba e involucraba con los grupos que decidía fotografiar. Y eso es lo que yo hago. Tiendo a pensar también que no hay género en la mirada, y que no hay fotos que se puedan distinguir si fueron hechas por un hombre o una mujer. Para mí la sensibilidad la compartimos todos, pero en la obra de Davidson está ese carácter heroico en los personajes que a mí me sacude, pues todas estas mujeres son mis heroínas".