Hay artistas que se ganan la mala reputación por culpa de los personajes equivocados. Al compositor Richard Wagner le bastó la admiración de Adolf Hitler para convertirse en un paria en Israel.
En la época de las dos Alemanias, la escritora Anna Seghers (1900-1983) era lectura obligatoria en la ex RDA y con eso patentó su impopularidad en la vecina República Federal Alemana. Entre quienes no la leyeron en esa época estaba el cineasta Christian Petzold (1960), ahuyentado por la mala publicidad en su país.
Hoy el cineasta alemán ganador del Oso de Plata a Mejor director en 2012 por la película Barbara (2012) es un confeso seguidor de su pluma. La prueba es su más reciente largometraje, Transit (2018), basado en la novela Tránsito (1942) de la autora que recibió el Premio Stalin de la Paz en 1951. El filme, elogiado en su estreno en la Berlinale 2018, se exhibe hoy como parte de Sanfic a las 21.30 h en Hoyts Plaza Los Dominicos, y mañana a las 16.00 h en el Hoyts Plaza Egaña.
"Nuestos amigos de la ex RDA contaban que Anna Seghers era parte del programa escolar en los colegios y no la respetaban. La consideraban aburrida", cuenta Petzold al teléfono desde Berlín, la ciudad donde vive. El realizador es una de las voces más lúcidas de la cinematografía reciente de su país, conformada entre otros por Andreas Dresen, Fatih Akin y Maren Ade. Iconoclastas e inconformistas, ninguno se conforma con la verdad del éxito económico de un país modélico en Europa. Para ellos la historia es una lección y conviene revisarla de vez en cuando.
Transit es un ejemplo aventurado de aquella revisión histórica: Christian Petzold adapta a nuestros días la odisea del refugiado político que huye de los nazis en la novela original de Anna Seghers.
La narradora fue perseguida por su militancia comunista y su origen judío, pero encontró refugio en Norteamérica. Su personaje, en cambio, está siempre tratando de escapar de Europa, varado en el puerto francés de Marsella.
"Gracias a la sugerencia de mi amigo cineasta Harun Farocki (1944-2014) descubrí el mundo de Anna Seghers. Tránsito no solamente es una novela sobre el exilio, sino que el lenguaje es del exilio, constantemente en movimiento y mutación. Es una mezcla de alemán expresionista y de americano ágil", dice Petzold, que concede la entrevista en alemán a través de gestiones del Goethe Institut.
El juego temporal que ofrece el filme sorprende: el alemán Georg (Franz Rogowski) huye en Francia de la ocupación fascista de un país cuyo nombre no conocemos y en una época que es la nuestra. A veces escucha una radio de los años de la Segunda Guerra, pero los autos son modernos. Sobrevive a través de pequeños robos y ve la oportunidad de escapar con papeles legales a México al suplantar la identidad de un escritor fallecido que tenía visa para ese país. Al encontrar a la viuda de este último, sin embargo, comienza a dudar de su mezquino plan de fuga.
"Les hice leer a los actores varias obras literarias que tuvieran que ver con el exilio o el destierro y una de las más importantes fue Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. Muestra como pocos la condición de los que huyen y viven de país en país", comenta Petzold, que incluso revela que tuvo la oferta de rodar una adaptación de 2666 del escritor chileno en Estados Unidos, pero la rechazó por inviable.
Transit nace de la obra de Seghers, pero tiene sus pies en la actualidad y por eso importa aquel detalle del niño de origen africano que vive con su mamá indocumentada en una barriada de Marsella. Tal vez son más "despreciables" para las autoridades que un perseguido político. "La actual constitución alemana nace justamente tras los horrores del nazismo. Busca proteger los derechos de las personas en situación de refugio o asilo político. Por eso la novela de Anna Seghers es actual. Ante las oleadas de inmigración en Alemania, voces hostiles pretenden acabar con las ventajas de nuestra constitución", analiza el cineasta.
Hombre prolífico y político, Petzold ya prepara otros trabajos: "Transit era la tercera parte de una trilogía del amor en tiempos de la opresión compuesta por Barbara (ambientada en la ex RDA) y Ave Fénix (en la inmediata posguerra). Ahora haré una trilogía sobre los mitos y cuentos alemanes, pero desde un punto de vista disruptivo. En nuestro país hay un retorno a la creencia en la mitología germánica entre los grupos neofascistas. Mis personajes tratarán justamente de salir de aquel ámbito. La primera película se basará en el mito de las Ondinas, seres femeninos de las aguas. Los actores serán Franz Rogowski y Paula Beer, los mismos de Transit. Me enamoré de ellos".