Juan Pablo Izquierdo, Premio Nacional de Música y máxima autoridad chilena en Gustav Mahler, estuvo apenas algunos meses como titular de la Sinfónica de Chile en el 2000, pero en aquel breve período hay un concierto que fue definitivo. Se trató de su interpretación de la Tercera sinfonía en re menor del compositor austríaco en la Catedral de Santiago. La obra apenas se había tocado una vez antes en Chile y desde ese momento no volvió a enfrentarse al público local.
Aquellos 18 años de ausencia se romperán desde mañana, cuando Leonid Grin (75) la conduzca de nuevo. El maestro ucraniano cumple cinco años al frente de la Sinfónica de Chile y hasta el momento ha dirigido cuatro sinfonías de Mahler (1860-1911), transformándolo en su compositor de cabecera junto al ruso Dmitri Shostakovich (1906-1975).
Los conciertos de mañana y el viernes 7 a las 19.40 horas en el Teatro U. de Chile contarán además con la participación de la mezzo-soprano canadiense Nora Sourouzian, las voces femeninas del Coro Sinfónico y el Coro de Niñas del Colegio Almendral de La Pintana. Es una composición a todas luces monumental y los ensayos de la orquesta han sido largos y agotadores.
"La Tercera sinfonía en re menor es la más larga de todas las de Mahler. Dura entre hora y media y hora 40 minutos sin considerar interrupciones", explica Grin. "Es una obra sin precedentes, monumental, global y muy difícil de interpretar. Los movimientos son muy diferentes entre sí, con grandes contrastes. Con la orquesta hemos trabajado muy duro para dar un maravilloso concierto. Cada día se ha avanzado un poco más", comenta el conductor.
Aunque para muchos musicólogos la Tercera sinfonía (compuesta en 1896) es una suerte de canto a la naturaleza, Leonid Grin la conecta a un nivel religioso: "Creo que tiene un significado casi bíblico. Es decir, está compuesta de seis movimientos, cada uno con su propio título. El primero es 'El despertar de la naturaleza', el segundo se denomina 'Lo que las flores me dicen', el tercero
"Lo que los animales me dicen', el cuarto es 'Lo que el hombre me dice', el quinto es "Lo que los ángeles me dicen' y el sexto y final se denomina 'Lo que el amor me dice' y tiene que ver con el amor universal de Dios".
Pero, a su manera, también es una obra de ambición filosófica: uno de sus movimientos remite a Así habló Zaratustra, de Friedrich Nietzsche. "Son textos musicalizados. Lo curioso es que el compositor alemán Richard Strauss (1864-1949), contemporáneo de Mahler, se inspiró en el mismo libro de Nietzsche para su famoso poema sinfónico (popularizado en la banda sonora de la película 2001: Una odisea espacial). Strauss era un músico genial, pero un tipo completamente centrado en sí mismo. Mahler es todo lo contrario: su música abraza al mundo, a la humanidad", reflexiona Grin.
El conductor radicado en EEUU, que viaja al país cada vez que dirige a la orquesta, también hace un diagnóstico del conjunto: "El progreso de la Sinfónica de Chile durante estos años es evidente y comprobable por cualquiera que atienda a alguno de nuestros conciertos". Y luego recuerda que uno de sus grandes proyectos sería conducir la Octava sinfonía de Mahler, nunca tocada en escenarios locales: "Es una empresa gigantesca y requiere cerca de un millar de intérpretes, entre instrumentistas, cantantes y coros. Junto a Diego Matte (director del Ceac) le propusimos al director del Teatro Municipal, Frédéric Chambert, aúnar fuerzas entre los conjuntos de ambos teatros e interpretar la Octava sinfonía, pero en cierto punto el director del Municipal pareció no responder más a nuestra propuesta. Aún así, mantengo las esperanzas de poder dirigirla acá".