Cecilia Morán, doctora en Historia: “La primera dama debe ir asumiendo acciones más públicas para que no se la identifique como acompañante o sombra del presidente”
La académica investigó la evolución que han tenido las mujeres en este cargo, desde el siglo XIX y cómo su rol se ha ido adaptando a las necesidades de la sociedad. Y en el contexto actual, asegura, con las demandas feministas en auge, el rol que asumirá Irina Karamanos será clave.
Indagó y se dio cuenta de que, pese a la particularidad de sus roles, existía un vacío de información en la materia. Eso llevó a Cecilia Morán, investigadora y académica de la Universidad San Sebastián, a desarrollar su tesis doctoral sobre un tema que por estos días ha cobrado mayor connotación, con el inminente arribo de la encargada nacional del Frente Feminista de Convergencia Social, Irina Karamanos (32), al cargo: el rol de las primeras damas en Chile.
“Hay que darle un giro diferente y más contemporáneo a este rol, despersonalizarlo”, aseguró hace algunas semanas la pareja del presidente electo, Gabriel Boric. Algo en lo que coincide Morán, quien postula que esta labor se debe adaptar a los tiempos, con miras a tener más visibilidad e impacto.
¿Por qué decidió hacer su tesis doctoral sobre las primeras damas?
En Chile, a diferencia de otros países como Estados Unidos o Argentina, desde la historiografía nunca se había puesto el foco en las primeras damas y en el rol que han tenido a lo largo de la historia republicana. Me pareció que existía un vacío muy grande y que era importante cubrirlo .
De acuerdo a su investigación, ¿qué particularidades tienen las primeras damas en Chile y qué las diferencia de sus pares en otros países?
En cada país las primeras damas se adaptan a las condiciones y a las necesidades de sus sociedades. Entonces, en cada país te vas a encontrar con ciertas características particulares que tienen que ver con la cultura y la necesidad social. En ese sentido, son más las equivalencias que las diferencias. Sin embargo, las primeras damas en Chile, sobre todo las del siglo XIX, fueron mujeres muy apegadas al rol cristiano y desde esa perspectiva estaban relacionadas con la caridad, en función de ayudar a los más necesitados del país, por eso se destacaron. Luego, a mediados del siglo XX hubo un cambio con Rosa Markmann, quien fue súper destacada a nivel latinoamericano, porque asumió labores que estaban relacionadas con la agenda política.
¿Cómo evolucionó el rol desde la beneficencia a uno con más acción política?
Fue un proceso que se dio en un plazo mediano, que comienza a finales del siglo XIX y se materializa a finales de XX. Hay un periodo de 70 años de cambios en los roles de las primeras damas, que para entenderlos hay que entender los cambios que tuvieron las mujeres. Porque las primeras damas, antes que primeras damas, son mujeres, y en ese tiempo las mujeres tuvieron un cambio importante y pasaron del rol tradicional al moderno. Y esto ocurre específicamente con el ingreso de la mujer a la universidad, y eso va definiendo las características de las esposas de los presidentes. A finales del siglo XIX, las esposas de los presidentes en Chile son mujeres de la élite y la oligarquía. Luego, en el siglo XX te encuentras con una Sara del Campo, que también era de la élite, pero con un pensamiento más renovado, que estaba pensando actuar un poco más en el espacio público, con una élite de mujeres que estaban comprometidas con la acción social, pero no solo desde los espacios que les permitía la Iglesia, sino que ahora ejercían acciones en el espacio público, pero ligadas a instituciones civiles. En los años 20 y 30, cuando se empezaron a consolidar las primeras corrientes del feminismo del país, también encontramos un cambio en las primeras damas, que son más comprometidas con la idea de que las mujeres adquieran derechos civiles y políticos.
¿Y cuáles son las diferencias entre ellas mismas?
Se pueden dividir en tres períodos, primero están todas las del siglo XIX, hasta Juanita Aguirre. Luego, entre Juanita y María Ruiz-Tagle hay otro tipo de primera dama. Finalmente, desde ella hasta ahora hay otra. Primero, en el siglo XIX hay mujeres que actúan en el espacio público, pero desde el espacio privado, como ayudando a los más desposeídos. Al principio del siglo XX se nota un cambio muy menor, ya que la mujer empieza a tener un rol en la prensa y dan entrevistas sobre lo que hacen. Con la Juanita Aguirre pasa algo distinto, porque ella implementó “la Pascua de los pobres”, que consistía en entregarles a los niños de bajos recursos un juguete para Navidad. En esos momentos era muy difícil hacerlo, pero fue ayudada por otras mujeres y por privados. Ella hizo que el rol de primera dama funcionara bien a nivel nacional y que contara con ayuda de toda la sociedad, ella deja un precedente súper grande. Cuando asume la ´Miti´ (Rosa Markmann), ella retoma esa labor, porque se da cuenta de que sí se podía ayudar a nivel nacional y que la primera dama podía entregar ayuda económica a toda la sociedad, y ahí nos encontramos con el segundo período de este cargo en Chile, porque se moderniza. La ´Miti´ continúa y crea una fundación. Aparece el segundo gran cambio, que lo institucionaliza la Miti, y a partir de eso Chile empieza a necesitar la figura de la primera dama. Luego aparece un rol más moderno que se viene a institucionalizar con los gobiernos democráticos y te encuentras con primeras damas con roles institucionalizados culturalmente.
¿Y las primeras damas más actuales?
Hay varias que son paradigmáticas. Está Marta Larraechea, que realiza una obra muy importante, por la trascendencia que tiene y porque perdura hasta hoy; se trata del Museo Interactivo Mirador (MIM), idea que trae desde el extranjero, y lo instala en un sector popular para que todos los niños tengan acceso a este tipo de cultura y de alguna manera genera un quiebre a nivel cultural. Las primeras damas desde los 90 son mujeres muy comprometidas con los jardines infantiles y también se preocupan por la música. Cecilia Morel instala la preocupación por los ancianos, por ejemplo.
A su juicio, ¿quiénes son las primeras damas más destacadas?
Yo destaco a Juanita Aguirre por haber sembrado este gran precedente con la Pascua de los niños pobres. Y destaco más que a todos a Rosa Markmann, porque con ella se institucionalizó el cargo a nivel cultural, con ella el cargo se hace necesario para la sociedad chilena. María Ruiz-Tagle también es importante por su labor con Cema (Central Relacionadora de Centros de Madres), y por todo el esfuerzo que significó eso, porque hay que pensar que en ese momento Chile era un país muy pobre y los recursos con los que se contaba eran insuficientes. Entonces, pesar en entregarles herramientas a las mujeres para que trabajaran y al mismo tiempo para emerger me parece súper meritorio, porque no solo fue visionaria, sino que también lo hizo muy bien.
¿Cuál cree que es la importancia central del cargo?
No solo en Chile, sino que en el resto del mundo occidental, el rol de la primera dama se adapta a las condiciones de su época. La primera dama es mujer antes que primera dama y entiende lo que tiene que hacer en cuanto a las necesidades de su momento, lo que requiere la sociedad. En ese sentido, hoy el rol es importante, porque ya está institucionalizado, de alguna manera la sociedad lo requiere. Además, se han ganado un campo importante dentro de la sociedad chilena. Y por qué no seguir líneas de preocupación de las necesidades y por qué no pensar que una primera dama pueda trabajar con una ministra de la Mujer o aportar al Ministerio de la Cultura. Es un cargo fundamental y se tiene que adaptar a las condiciones de la época.
¿Cómo ve el futuro de este cargo?
Si uno mira al extranjero, el cargo hasta hoy no ha desparecido, se sigue implementando, porque la sociedad lo necesita, culturalmente, y además está interiorizado. Yo creo que el cargo se va a acomodar al signo de los tiempos. En mi opinión personal, de acuerdo a lo que he investigado, el cargo de las primeras damas es algo que aporta más que resta y debería ir asumiendo acciones más públicas para que no se le identifique como la acompañante o sombra del presidente, o la encargada del protocolo, ni tampoco como la que se tiene que ver bien al lado del marido. La primera dama se tiene que destacar por sí mima, brillar con luz propia y tiene que ser un aporte a la sociedad.
¿Cómo cree que abordará el cargo Irina Karamanos?
Ella es una mujer muy ligada a las demandas de las chilenas y de las feministas y este es un tema que ha salido a flote, porque se dice que estamos en una cuarta ola feminista. En ese sentido, que tengamos una primera dama como ella es positivo, porque entiende muy bien esas demandas y cómo se deberían llevar de la mejor manera posible. También es muy positivo que sea joven y tenga energía para seguir implementando cambios positivos para las mujeres. Sin embargo, pienso que no debería dejar de lado el rol que implementó Cecilia Morel con los ancianos, esa igual deber ser una primera preocupación. Cuando las primeras damas empiezan a abrir campos, son temas que finalmente son tomados por ministerios y no deberían dejarlos de lado los futuros cargos.
¿Qué dificultades cree que podría enfrentar Irina en este cargo?
La principal dificultad para ella va a ser romper con las contradicciones entre el discurso de Gabriel Boric y el de su bancada. El año pasado, Gabriel declaró que durante su gobierno quería eliminar el cargo de primera dama, porque le parecía atemporal. Esas declaraciones y los otros dichos de su bancada podrían jugarles en contra, porque si ella llega a cometer una equivocación o se sale de un protocolo, podrían surgir las críticas y se las van a encarar al equipo. Podría llegar a ser un problema importante. La primera dama va tener que tener mucho cuidado en sus acciones.
¿Qué consejo le daría usted?
Estoy de acuerdo en que el cargo necesita cambios, pero deben ser progresivos y se tienen que ir adaptando a los signos de los tiempos y a las necesidades de la sociedad. El cargo ha ido mutando, no se ha eliminado, sino que se ha ido acomodando. Yo le aconsejaría que si apunta a un cambio radical no lo haga de esa manera, sino que establezca cambios de manera pausada, con conocimiento y teniendo en cuenta a la sociedad.
¿En qué cree que se debería enfocar?
En las mujeres. En las necesidades de ellas y en las principales demandas de las mujeres, en general, en Chile. Quizás no tanto en demandas específicas, sino que en demandas generales y que son importantes. A veces nos enfocamos en la discusión de cosas específicas, pero hay que partir por lo general, como por ejemplo la igualdad de sueldos; no nos debe discriminar por eso. La primera dama puede poner una primera piedra al respecto y trabajar con el Ministerio de la Mujer y con otros para equilibrar esa balanza. También trabajar contra la violencia hacia las mujeres. Hay que seguir luchando y ella puede ser una voz fuerte, porque está capacitada para hacerlo.
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