Tiene 28 años y es la actual presidenta de las Juventudes Comunistas. Daniela Serrano asumió el cargo en 2021 y, desde ese rol, en los próximos días hará público un manifiesto sobre la tarea de las nuevas generaciones en la izquierda y la mirada sobre la Unidad Popular.

A su juicio, no existe una mitificación del sector sobre la figura del expresidente socialista Salvador Allende. En esa línea, sostiene: ”No hay que mitificar ni endiosar todo el proceso de la UP, porque nosotros tampoco ponemos los procesos en un pedestal”.

El Presidente Gabriel Boric recomendó un libro de Daniel Mansuy para analizar el período de la UP. En el texto se plantea que parte de la izquierda ha mitificado la figura de Allende. ¿Cuál es su postura sobre eso?

Cuando el Presidente recomienda este libro lo hace con el espíritu de poder analizar de forma autocrítica todo el período, sin embargo, creo que se obvia un debate que ha sido importante para la izquierda: que siempre se ha mirado con profunda autocrítica el proceso de la UP, no desdiciendo lo que fue, sino que por no poder mantener el proyecto o prever algunos escenarios de asedio o Golpe que fueron parte de la tónica del 73 en adelante.

Se habla de que el Frente Amplio o dirigentes jóvenes endiosaran la figura presidencial. Yo creo que es una cuestión bastante equívoca. Acá nadie ha endiosado o ha mitificado a Salvador Allende, porque entendemos que el proceso de la UP no termina y acaba en el mismo Presidente, sino que fue un proceso de acumulación de fuerzas de muchos años. Para mí, Salvador Allende es una de las personas por las que tengo mayor admiración, un gran líder político que, sin duda, refleja una inteligencia para poder aglutinar a distintas fuerzas de izquierda.

¿Y qué piensa de Augusto Pinochet?

Fue una de las personas más deleznable y cobardes que pudieron existir en la historia de Chile. Se hicieron de las FF. AA. como un brazo cívico para conseguir los intereses más mezquinos e interrumpir un proceso de acumulación de fuerzas. No es una persona digna de admiración. Deberíamos contribuir a que a su figura no se le rinda ningún honor.

¿Cree que pudo haber razones que justificaran el Golpe como plantea un sector?

No hay razones que avalaran el quebrantamiento de la democracia.

El libro de Mansuy también desliza un paralelismo entre el gobierno de la Unidad Popular y la administración Boric, con respecto a las dos almas dentro del Ejecutivo. ¿Concuerda con esta tesis?

Claramente hay generalidades que uno puede asociar para hacer comparación de procesos. Creo que lo importante es llamar a lo que se nos convoca: los programas. Si uno hace el paralelo con el proceso de la UP, se hablaba del cumplimiento de un programa. Lo mismo cabe para nosotros.

¿Cómo calificaría el rol del oficialismo durante el gobierno de la Unidad Popular?

Parte de los procesos de autocrítica siempre fue cómo en esos momentos se convocaba a la unidad y que las diferencias tácticas no hicieran una fisura en cómo llevábamos adelante un proceso de transformaciones como el de la UP. En todo proceso, lo que tú comprometiste como programa se debe cumplir. Desde ahí era relevante tener esa conversación necesaria, la unidad en la acción de todas las fuerzas que enfrentaban el asedio tanto nacional como internacional. Eso es parte de lo que debía concentrar las fuerzas del oficialismo. Cuando hablamos de “mitificar las figuras”, bueno, no hay que mitificar ni endiosar todo el proceso de la UP, porque nosotros tampoco ponemos los procesos en un pedestal.

Cuando hablamos del programa, hay un punto de realidad (que también le ocurre a este gobierno) que da cuenta de que no existe una mayoría en el Congreso. ¿Qué pasa cuando uno choca con esta realidad?

Lo primero es asumir la posición de fuerzas que uno tiene. Esto significa cuantificar muy bien la fuerza institucional que tienes, pero eso no es lo único que pesa. Todo proceso de transformaciones se tiene que dar también con un fuerte movimiento de masas. Eso creo que ha estado carente para confrontar las posiciones más conservadoras.

¿Ve la violencia de la época de la UP como un hecho aislado o algo de lo que no hay que estar preocupado?

Yo creo que la violencia del Golpe no fue un hecho aislado, se mantuvo por 17 años. Fue muy bien planificado, que apuntaba a la desestabilización del proceso de la UP. En base a eso, creemos que es una estrategia que la derecha nunca ha desechado. Parte de los mismo procesos de violencia que muchas veces se ven en este mismo Congreso y responden a una estrategia de hacernos retroceder en las medidas que ha anunciado este gobierno, como también en lo que hemos promovido o en que nunca más se vuelva a quebrantar la democracia en este país, como también tener una conmemoración de los 50 años para que esto nunca más suceda.

¿Se puede hacer alguna comparación entre el clima de violencia en los 70 y la violencia que se vio durante el 18-O?

No. En los 70 hubo una estrategia de desestabilización internacional, nacional. Lo que surgió en el estallido social no es lo mismo que desestabilizó y quebrantó a ese país. Hacer una comparación entre agentes del Estado y civiles es equivocada.

¿Cuál debe ser el rol de los nuevos liderazgos de izquierda en esta conmemoración?

La juventud tiene una carga relevante: analizar la historia y ver cómo seguimos transformando nuestra realidad, entendiendo el ímpetu de ser joven. Somos un semillero que es parte de lo que sembraron otras generaciones. Hoy el programa y el proceso de la UP siguen estando vigentes.