Duterte da un “duro golpe” a Pacquiao en la lucha por el poder en Filipinas
El actual mandatario anunció que había aceptado la nominación para competir por la vicepresidencia del país asiático en 2022 en fórmula con el senador Christopher "Bong" Go. El boxeador también luchaba por la candidatura de la colectividad oficialista.
Después de 25 meses de ausencia de los cuadriláteros, Manny Pacquiao (42) regresó el sábado pasado a los encordados para medirse con el cubano Yordenis Ugás (35) por el campeonato de peso wélter de la AMB. En un principio Ugás no iba a ser el rival del filipino, sino que el destinado para ello era el estadounidense Errol Spencer Jr., pero una lesión en el ojo lo obligó a ser baja.
Ugás sorprendió a Pacquiao al retener su corona, ganando por decisión unánime después de una reñida pelea en el T-Mobile Arena de Las Vegas, que podría ser la última de la leyenda filipina. “En el futuro puede que ya no vean un combate de Manny Pacquiao en el ring”.
Y es que previo el combate, Pacquiao, quien además de boxeador es senador en su país, deslizó la posibilidad de postularse a la Presidencia de Filipinas en las elecciones de 2022. “En la política ocurre como en el boxeo: cuando empiezas, tu sueño es convertirte en campeón. Mi meta principal es que quiero ser una persona querida en todo el mundo, ser una inspiración y un modelo no solo dentro del ring, también fuera. Una inspiración para cualquiera, especialmente para la gente filipina. Mi sueño es ayudarlos, ayudar a la gente que es pobre”, afirmó el púgil durante una entrevista en DAZN News.
Pero el anuncio hecho ayer por el Presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte de que se postulará a vicepresidente para los próximos comicios constituye un “duro golpe” para el boxeador, según destacó el diario hongkonés South China Morning Post. Ello, porque Pacquiao, quien es el actual líder del Partido Democrático Filipino-Poder Popular (PDP-Laban), también luchaba por la nominación de la colectividad oficialista.
Confirmando un anuncio anterior del PDP-Laban que fue criticado por opositores como una estratagema de Duterte para mantener el poder, el mandatario dijo ayer que había aceptado la nominación para competir por la vicepresidencia del país asiático en 2022. El anuncio se hizo antes de la convención nacional de su partido, que se celebrará el 8 de septiembre y en la que se espera que se proclame al asesor de Duterte y actual senador Christopher “Bong” Go para que sea su candidato presidencial. “Me presentaré como vicepresidente y luego continuaré la cruzada. El número uno es la insurgencia, luego la criminalidad, las drogas”, señaló Duterte en un discurso nacional semanal.
En virtud de la Constitución, el presidente filipino sólo puede ejercer un mandato, y el anuncio había sido ampliamente anticipado, ya que Duterte insinuó que podría aspirar al puesto de número dos, una maniobra considerada por los analistas políticos y opositores como una puerta falsa a la presidencia, destaca Reuters. Críticos creen que podría estar haciendo una jugada para retener el poder asumiendo la presidencia en un escenario en el que Go gane y luego renuncie, lo que permitiría a Duterte protegerse de posibles acciones legales cuando deje el cargo.
El pasado 14 de junio, la Fiscalía de la Corte Penal Internacional de La Haya pidió autorización judicial para investigar supuestos crímenes contra la humanidad cometidos durante la guerra contra las drogas que inició Duterte tras convertirse en presidente en 2016. Según la Deutsche Welle, la información disponible indica que miembros de la Policía Nacional de Filipinas y otros que actúan con ellos “han matado de forma ilegal a entre miles y decenas de miles de civiles”, dijo la entonces fiscal jefa, Fatou Bensouda, en un comunicado.
Del amor al odio
Durante los primeros cinco años de su sexenio como senador, Pacquiao fue ferviente e incondicional seguidor de Duterte, a quien no criticaba en lo absoluto, señala la cadena ESPN. Defendió las políticas más autoritarias del hombre fuerte del archipiélago, incluyendo la guerra contra las drogas, que ha redundado en la ejecución extrajudicial de miles de filipinos, en su mayoría miembros del estrato social más humilde del país. El apoyo parecía ser ventajoso en lo político: Duterte, venerado y temido en partes iguales en Filipinas, apoyó inicialmente la idea de una eventual candidatura de Pacquiao para reemplazarlo.
De hecho, a comienzos de junio, el portavoz presidencial, Harry Roque, informó que Duterte había elaborado una lista de posibles sucesores que incluía a su hija Sara, la alcaldesa de la ciudad de Davao, Sara Duterte-Carpio; al hijo del difunto dictador Ferdinand Marcos, Ferdinand “Bongbong” Marcos; al alcalde de Manila, Francisco Domagoso; a su viejo ayudante y senador Christopher “Bong” Go, además del propio Pacquiao.
Sin embargo, a partir de ese mismo mes comenzó a marcar distancia de su amigo presidente. El púgil y parlamentario empezó a denunciar actos de corrupción dentro de la administración de Duterte. Fustigó al gobernante por su complacencia con China en asuntos relacionados al comercio en el Mar de China Meridional, una de las grandes preocupaciones de la población filipina, así como por la supuesta corrupción en el departamento de salud durante la pandemia.
El partido PDP-Laban se ha dividido en bandos pro-Duterte y pro-Pacquiao, sostiene el South China Morning Post. De hecho, su Comité Ejecutivo Nacional, con Pacquiao a la cabeza, expulsó al vicepresidente de la colectividad, Alfonso Cusi, por violar su Constitución al respaldar a un no miembro del partido, Sara, la hija de Duterte, como su abanderado presidencial.
Ramón Casiple, director ejecutivo del Instituto de Reforma Política y Electoral, dijo al periódico que si la Comisión de Elecciones se alinea con Pacquiao, pero Duterte insiste en postularse para vicepresidente, el mandatario tendría que presentarse como “un independiente sin partido”.
Con todo, según una encuesta de Pulse Asia Research del pasado julio, Sara y Rodrigo Duterte son los candidatos favoritos a la presidencia y vicepresidencia del país, con el potencial apoyo, respectivamente, del 28% y 18% de los votantes. Pacquiao, en tanto, aparece en el quinto lugar, con un 8%.
Pese a ello, el boxeador es optimista. Así, al menos, lo manifestó su exrepresentante, Bob Arum, quien reveló: “Le hice una llamada telefónica por Zoom y me dijo: ‘Bob, voy a presentarme en 2022 y, cuando gane, te quiero allí en el día de mi toma de posesión’”.
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