Desde este jueves, el nuevo plan Paso a Paso dará mayores libertades y ampliará los aforos para diversos sectores que se han visto fuertemente afectados desde la llegada de la pandemia, como centros de eventos, cines o restaurantes. Esto, justo en momentos en que en algunos países de Europa, donde se han usado vacunas altamente eficientes para prevenir contagios y pese a estar en pleno verano, están experimentado fuertes rebrotes.

“Hemos visto que la variante delta está avanzando enormemente en Europa, en este momento en Inglaterra hay un aumento importantísimo de casos, y en España. Quisiera hacer la diferencia entre ambos países, porque en España la vacunación va mucho más atrasada que en Chile, sobre todo en adultos jóvenes, pero nosotros estamos conscientes de que puede ocurrir eso”, dijo Paris, quien destacó que, por ello, se ha reforzado el control de las fronteras. “No queremos ver lo que está ocurriendo en Europa. Ayer, sobre todo, en una región de la península ibérica, hubo nueve mil nuevos casos en un día. Y eso se debió a que volvieron las fiestas, la gente se descuidó, no está usando mascarilla y eso no podemos tolerarlo en Chile”, agregó.

Por ello, pensar en un matrimonio con 200 invitados pareciera estar más ligado a la realidad prepandemia que a la actualidad. Los encierros y las cuarentenas acostumbraron a la población a vivir en un contexto distinto, con aforos muy reducidos y donde un grupo de 15 o 20 personas, actualmente, supone una multitud.

Pero el nuevo Paso a Paso traerá de vuelta situaciones que ya parecían enterradas, como participar en fiestas masivas o ver una película en el cine. Eso, si se cumplen ciertas condiciones de vacunación y que el lugar esté en fase de Preparación superiores del plan.

Por eso, aunque los rubros involucrados celebran las mayores libertades del Paso a Paso, los expertos se dividen.

Estos aforos hiperflexibles no apuntan en la línea correcta. Es preferible mantener una conducta precautoria durante un tiempo, más que relajar y poder tener un rebrote de magnitudes importantes”, señala Claudio Castillo, académico en Salud Pública de la Usach.

Castillo mira hacia Europa, donde desde hace algunos días se experimenta un claro rebrote. “Por muy buenos resultados que esté dando la vacunación, no hay que dejar de tener en perspectiva que incluso allá, estando en verano, la semana pasada tuvo un aumento de un 33% de los casos”.

Sebastián Reyes, doctor en microbiología y académico del Centro de Genómica y Bioinformática de la Universidad Mayor, coincide: “Si bien el plan original ya no tenía una eficiencia suficientemente buena y había cambios realmente necesarios de hacer, creo que esta modificación es arriesgada, que aún no era el momento”.

Y ahonda: “Me parece que las modificaciones apuntan en una línea correcta, como las unidades territoriales, pero por otro lado, es arriesgado aumentar aforos o actividades en espacios cerrados”. Esto, de hecho, lo compara con la evidencia internacional: “Ya se ha visto en Europa, como Israel, el Reino Unido o Cataluña, que los casos aumentaron por estas mayores libertades y han tenido que retroceder”.

De opinión disímil es Cynthia Urquidi, académica del Departamento de Epidemiología y Estudios en Salud de la Universidad de los Andes: “Creo que este es el mejor momento para dar libertades a la población, primero, porque se está viendo una baja en la curva epidémica y, segundo, porque hay aumento en la vacunación”. Por eso, dice, “este es el momento para dar flexibilidad a personas que sí lo ameritan y en condiciones en que se puede asegurar un mínimo riesgo”.

En ese sentido, la experta expone que las personas vacunadas sí deben tener mayores flexibilidades. “Esto es para un equilibrio entre un tema sanitario, económico y de salud mental. No podemos vivir 100% en cuarentena, porque ya hay un agotamiento, es evidente. Las personas ya no respetan y también es un incentivo para vacunarse”, agrega.

La epidemióloga Urquidi es clara: “Hay que adecuarse a vivir con el virus según las olas; en los momentos de valles abrir más, y cuando la ola esté en una meseta alta, cerrar y no permitir actividades”. Y añade: “El nivel de contagio es más del 50% cuando hay olas, pero cuando pasó, el riesgo disminuye, por tanto ahí se pueden dar libertades”.

Pero Reyes manifiesta sus reparos: “Era necesario hacer cambios, si el virus va a seguir por un tiempo, pero en ciertos espacios no se debería poder todavía”. Y asegura que el sistema de salud necesita un tiempo para recuperarse y que “con estas medidas vamos a seguir manteniéndolo saturado, estirando el elástico”.