Escalada de violencia entre israelíes y palestinos obliga a Biden a cambiar de estrategia
El gobierno del presidente estadounidense no se había involucrado hasta ahora en el conflicto. Sin embargo, ha recibido llamados para que se vuelva más activo. Hasta ahora, las hostilidades han cobrado la vida de 65 palestinos, entre ellos 16 niños, y siete israelíes, incluido un soldado.
Con apenas cuatro meses en el poder, la escalada de violencia entre Israel y Hamas desconcertó al gobierno del Presidente de Estados Unidos, Joe Bien, que buscaba diseñar una política para Medio Oriente diferente a la del exmandatario Donald Trump.
Los expertos señalan que su vacilación para involucrarse más profundamente en los esfuerzos para resolver el conflicto ha creado un vacío de liderazgo que se ve exacerbado por la incertidumbre política en Israel y la Autoridad Palestina. Biden respalda la solución de dos Estados, pero ha hecho pocos esfuerzos en esa dirección.
A medida que escala la violencia, dice el diario The New York Times, crecen los pedidos en el Partido Demócrata para que Biden desempeñe un papel más activo. Algunos liberales lo instan a desafiar con más firmeza la actividad de asentamientos israelíes, el obstáculo para una solución pacífica con los palestinos.
“El problema con Medio Oriente es que puedes intentar darle la espalda, pero no te dará la espalda”, dijo al periódico Martin S. Indyk, exembajador de Estados Unidos en Israel y exenviado especial para las negociaciones palestino-israelíes. A juicio de Indyk, Biden ahora debe volverse más activo, e indicó que se debe designar rápidamente a un embajador estadounidense en Israel.
Indyk también dijo que Biden aún no había hablado con Mahmoud Abbas, el Presidente de la Autoridad Palestina. Asimismo, señaló que la administración demócrata debería reabrir un consulado en Jerusalén Este, que había sido el principal punto de contacto de Estados Unidos con los palestinos antes de que fuera cerrado bajo el gobierno de Trump.
Los funcionarios del gobierno de Biden pidieron públicamente el martes que ambas partes muestren moderación. En los últimos días, también presionaron a sus contrapartes israelíes y palestinas en conversaciones privadas para evitar el aumento de las tensiones, y emitieron un pedido exitoso para el aplazamiento de un fallo judicial israelí sobre el desalojo de familias palestinas en Jerusalén Este.
“El mensaje del Departamento de Estado norteamericano no es aceptable para mí”, dijo en Twitter el embajador de Israel en Estados Unidos, Gilad Erdan. “Es imposible poner en el mismo mensaje declaraciones de líderes israelíes que piden calma junto con instigadores y organizaciones terroristas que lanzan misiles y cohetes”, añadió.
En el lado palestino, existe frustración de que Estados Unidos haya retrasado una declaración del Consejo de Seguridad de la ONU que considera demasiado desfavorable para Israel. “La continua parálisis del Consejo de Seguridad sobre la situación en Palestina es inaceptable”, dijo el martes el embajador palestino ante las Naciones Unidas, Riyad Mansour. “La comunidad internacional, en particular el Consejo de Seguridad, debe condenar todas las acciones ilegales de Israel”.
Según The Associated Press, los defensores de ambas partes dicen que el gobierno de Biden parece estar siguiendo una estrategia interina que carece de coherencia y envía mensajes contradictorios a las partes, ninguna de las cuales ha mostrado voluntad de escuchar o dar marcha atrás.
Washington, como era de esperar, ha rechazado esa crítica. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo el miércoles que hubo más de 20 llamadas telefónicas de alto nivel de altos funcionarios estadounidenses a sus homólogos en la región para instar a una reducción de la violencia desde el fin de semana. Mientras tanto, el secretario de Estado, Antony Blinken, anunció que enviaría a un diplomático de alto rango para presionar el caso ante funcionarios israelíes y palestinos. “Estamos muy concentrados en esto”, dijo Blinken a los periodistas.
Hady Amr, subsecretario de Estado adjunto a cargo de los asuntos israelíes y palestinos, viajará “inmediatamente” a la región para buscar vías de entendimiento entre líderes de ambas partes y “una desescalada de la violencia”, declaró el jefe de la diplomacia estadounidense.
Más tarde, el Departamento de Estado señaló en un comunicado que Blinken mantuvo una conversación telefónica con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, al que pidió esfuerzos para “poner fin a la violencia”.
Biden, por su parte, afirmó el miércoles que Israel tiene derecho a defenderse, pero que tras hablar con Netanyahu espera que los enfrentamientos violentos con los palestinos terminen pronto. “Tuve una conversación con Bibi Netanyahu no hace mucho tiempo”, dijo el mandatario a los periodistas. “Mi expectativa y esperanza es que esto se cierre más pronto que tarde, pero Israel tiene derecho a defenderse cuando tiene miles de cohetes volando hasta su territorio”.
La columnista del diario The Washington Post, Jennifer Rubin, escribió: “Biden se une a una larga lista de presidentes estadounidenses que intentaron no centrarse en el problema Israel-Palestina solo para no ser arrastrados al conflicto”. “Con razón, Biden busca abordar nuestros mayores desafíos internacionales: China, Rusia, Irán y amenazas transnacionales como el ciberterrorismo y el cambio climático. En el caso de Israel, el nuevo presidente tendrá que dedicar tiempo, atención y capital político a un tema aparentemente insoluble que preferiría evitar”, añadió. “Pero no tiene elección”, aseguró.
Israel intensifica ofensiva
Israel mató a una serie de comandantes del grupo Hamas el miércoles como parte de un bombardeo masivo a la Franja de Gaza, mientras milicianos disparaban cientos de misiles desde ese territorio. Se trata de la peor escalada de violencia desde 2014.
Según información del Ministerio de Salud de Gaza, hasta el miércoles en la noche 65 palestinos habían muerto, entre ellos 16 niños y cinco mujeres. En tanto, los heridos ascendían a 365, incluidos 86 niños y 39 mujeres.
Por el lado israelí, los impactos de cohetes habían cobrado la vida de, al menos, siete personas, entre ellas un soldado. Entre los civiles fallecidos se contaban tres mujeres y dos menores, uno de ellos un niño de seis años, que murió cuando un misil alcanzó un edificio residencial en la ciudad de Sderot.
Según describió la agencia The Associated Press, densas columnas de humo gris se elevaban el miércoles desde Gaza, donde aviones israelíes bombardeaban edificios militares usados por Hamas. En Israel, la cantidad de cohetes lanzados desde Gaza era tan densa que en ocasiones el sistema de defensa antimisiles se vio abrumado y se escuchaban explosiones y sirenas en Tel Aviv, la principal metrópoli israelí, además de otras localidades.
En medio de esta situación, Netanyahu prometió ampliar la ofensiva, afirmando que “es algo que tomará tiempo”. El premier israelí dijo que el comandante de la brigada de la ciudad de Gaza y otros 15 miembros del grupo militante murieron en ataques aéreos. “Esto es sólo el principio”, señaló.
Tras el anuncio, se lanzaron nuevas salvas de cohetes contra la zona de Tel Aviv y las ciudades de Ashdod, Ashkelon y Sderot.
Hamas confirmó la muerte del comandante y de “otros líderes y guerreros sagrados” en un comunicado. Su jefe, Ismail Haniyeh, añadió: “El enfrentamiento con el enemigo está abierto”. El grupo militante palestino llamó a una intifada (alzamiento). La última intifada ocurrió entre 2000 y 2005.
También se han visto enfrentamiento entre árabes y judíos. Así describió el diario Haaretz los choques entre residentes árabes y judíos que se reanudaron por tercer día consecutivo en la ciudad israelí de Lod, dejando al menos 30 personas -en su mayoría no residentes- arrestadas durante los violentos altercados. En los últimos tres días, una persona murió y 11 resultaron heridas en los enfrentamientos.
Mientras, una turba de judíos de derecha sacó a un conductor árabe de su automóvil en la ciudad de Bat Yam y lo golpeó, destacó Haaretz. El hombre fue llevado a un centro médico para recibir tratamiento. Por otro lado, docenas de activistas de derecha marcharon en la ciudad, al sur de Tel Aviv, y atacaron varias empresas de propiedad árabe. Los alborotadores rompieron las vitrinas, arrojaron objetos y gritaron consignas racistas.
La policía dijo en un comunicado que habían detenido una marcha ilegal en Bat Yam de personas que buscaban ir a Jaffa y enfrentarse con residentes árabes. Según la policía, los manifestantes se negaron a acatar las instrucciones y fueron dispersados con métodos de control de multitudes. En otra parte de la ciudad, incendiaron un auto de la policía.
El más reciente estallido de violencia comenzó hace un mes en Jerusalén, a raíz de una intensa respuesta de la policía israelí contra protestas de palestinos durante el mes sagrado del Ramadán, y por los planes de nacionalistas judíos de desalojar a familias palestinas de sus viviendas. El foco de las protestas fue la mezquita Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes.
Hamas, alegando estar defendiendo a Jerusalén, lanzó una andanada de misiles contra la ciudad la tarde del lunes, desatando un duelo en tierra y aire con las fuerzas israelíes.
Desde entonces, Hamas ha lanzado más de 1.050 cohetes desde Gaza, según autoridades israelíes. Por su parte, Israel ha respondido con cientos de bombardeos contra la estrecha franja, donde dos millones de palestinos viven bajo un bloqueo económico impuesto por Egipto e Israel.
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