¿Fin de la Trudeaumanía?: primer ministro canadiense gana tercer mandato, pero sin mayoría parlamentaria
El gobernante Partido Liberal consiguió solo 158 escaños, por debajo del umbral de 170 necesarios para obtener la mayoría en el Parlamento. Así, Justin Trudeau se verá obligado a trabajar con los pequeños partidos, de los que dependerá su supervivencia política, algo que quería evitar al convocar las elecciones anticipadas.
Si no fue un fracaso, al menos fue una decepción. En esto coinciden los especialistas, al ver que las elecciones anticipadas de este lunes convocadas por el primer ministro Justin Trudeau, en miras a obtener una mayoría absoluta en el Congreso canadiense, lo mantuvieron en el mismo lugar desde donde partió.
Con ya un 98% de las urnas escrutadas, es un hecho que el Partido Liberal de Canadá mantendrá el gobierno de minoría que obtuvo en 2019, con 158 escaños en la Cámara de los Comunes, sin llegar a los 170 necesarios para la mayoría. El Partido Conservador, por su parte, redujo su influencia en dos asientos, consiguiendo 119 diputados. De lejos, el Bloc Québécois y el Nuevo Partido Democrático alcanzaron 32 y 24 parlamentarios, respectivamente.
Cualquier comparación con la elección anterior, en 2019, apunta al poco cambio de opinión entre los canadienses: el partido de Trudeau ganó un solo escaño entre los 338 disponibles, y la tienda con más movimiento fue el bloque de Québec, aumentando su participación con dos diputados. En el voto popular, en tanto, los conservadores lideraron con un 34%, seguidos con un 31,9% por los liberales.
La popularidad de Trudeau ha sufrido graves percances en los seis años que lleva como líder del gobierno canadiense. A pesar de ser uno de los líderes internacionales más queridos, los expertos indican que su gestión en el país norteamericano ha sido más bien “frustrante”.
“En 2015, Trudeau obtiene su gobierno por mayoría, y en Canadá todos sienten ese entusiasmo, como cuando salió electo Obama. A medida que se va volviendo famoso en el escenario internacional, y se codea con los líderes, y en las noticias internacionales todos amaban a Trudeau, y por eso nos amaban a nosotros los canadienses, era algo de lo que estábamos muy orgullosos”, comentó el profesor Alex Marland, de la Universidad Memorial de Newfoundland, a The Conversation Weekly.
El académico recordó en el podcast dos promesas incumplidas en la gestión del liberal: por un lado, la de reducir el gasto presupuestario, y por la otra, cambiar el sistema electoral. “Es lo que algunos académicos llaman ‘espacio entre la retórica y la realidad’, que es esto de prometer cosas en momentos optimistas, como que Canadá va a ser un actor relevante en el espacio internacional, y cuando vemos lo que está haciendo realmente, no llega a la altura de lo que representaba”, señaló Marland.
Shachi Kurl, presidenta del centro de estudios Angus Reid, comentó para La Tercera: “Esta es la tercera elección de Trudeau, y ha sido primer ministro durante seis años. No importa lo popular que sea un político, mientras más tiempo esté en el cargo, más cosas se le van a ir pegando. La afección hacia él no es ya la que fue, aunque mantiene una base de apoyo muy leal”.
Por otro lado, Jeremy Wilderman, investigador de la Universidad de Ottawa, agregó en The Conversation Weekly que, a pesar de haber representado “una brisa de aire fresco” para el contexto internacional, además de un contraste marcado con su entonces vecino Donald Trump, la política internacional de Trudeau no ha sido muy distinta de la de su predecesor, el conservador Stephen Harper.
En medio de una gestión de la pandemia considerada “exitosa”, una de las cosas que más se le critican al líder del Partido Liberal es el mismo hecho de haber llamado a elecciones. Su principal opositor, el conservador Erin O’Toole, declaró ayer al aceptar la derrota de su tienda: “Hace cinco semanas, el señor Trudeau pidió una mayoría que hoy los canadienses no le dieron. De hecho, los canadienses lo devuelven con otra minoría, que les ha costado 600 millones de dólares”, afirmó refiriéndose al gasto en unas elecciones que han dejado el tablero político casi intacto.
Chris Hall, columnista de la CBC, señala que si Trudeau encontró difícil gobernar con minoría en estos últimos dos años, la tarea puede llegar a ser mucho más desafiante ahora que tiene que volver a buscar compañeros que lo ayuden a avanzar en su agenda. “Con el Nuevo Partido Democrático (NDP) obteniendo unos pocos asientos más de los que ganó hace dos años, su líder, Jagmeet Singh, puede negociar más duramente sus apoyos al siguiente Parlamento”, escribió.
“Mientras que el NDP y su líder Jagmeet Singh son mejores en los temas climáticos, la gestión de la pandemia ha sido la fortaleza de los liberales, y la economía el área privilegiada por los conservadores bajo Erin O’Toole”, indica Kurl al referirse a las ventajas de cada partido en estas elecciones.
Singh, del NDP, apuesta con su plataforma a ejercer de bisagra dentro del Parlamento canadiense. Ayer, en un discurso para sus seguidores en Burnaby, en la Columbia Británica, señaló: “Nos vamos a asegurar de que se pelee duro para defender nuestro medioambiente, para asegurarnos de que pelearemos la batalla contra la crisis climática como si realmente quisiésemos ganarla”.
Mientras tanto, a la hora de aceptar su apretada victoria con el Partido Liberal, Trudeau hizo el balance de la jornada electoral. “Nos están mandando de vuelta al trabajo, con la clara instrucción de conducir a Canadá a través de esta pandemia y hacia los días más brillantes que vienen, y eso es exactamente lo que vamos a hacer”, indicó el premier.
“Para Justin Trudeau, esto es claramente un fracaso. Acabamos teniendo la misma imagen con un ángulo ligeramente diferente”, dijo a la AFP André Lamoureux, profesor de la Universidad de Québec en Montreal.
Pero la cuestión es cuál será “el futuro político de Justin Trudeau a largo plazo”, señaló Elliot Tepper, profesor de la Universidad de Carleton en Ottawa. “No ha conseguido recuperar la mayoría y tampoco el voto popular”, dijo.
Y después de estos resultados, añade Geneviève Tellier, de la Universidad de Ottawa, está claro que “dentro del partido hay primeros ministros en ciernes que van a empezar a agitarse”.
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