Hace ocho años, Helia Molina (74) renunció al Ministerio de Salud en medio de la batahola que dejaron sus declaraciones sobre aborto en el diario La Segunda.
“En todas las clínicas cuicas de este país muchas de las familias más conservadoras han hecho abortar a sus hijas. Las personas con más dinero no requieren de leyes, porque tienen los recursos”, fue la afirmación que se costó el cargo de ministra en que la nombró la Presidente Michelle Bachelet, de quien hasta hoy es cercana.
En marzo la académica de la Facultad de Ciencias Médicas de la Usach volverá a ocupar un cargo público cuando asuma como diputada PPD por el distrito 10, representando a las comunas de Ñuñoa, Macul, La Granja, Providencia y San Joaquín.
En entrevista con La Tercera, la militante del PPD se refiere a los desafíos de su nuevo cargo y al alza de contagios de la variante ómicron en el país. A su vez, asegura que la nueva ministra Salud electa, María Begoña Yarza, “es una persona inteligente, tiene harta calle, conoce cómo funciona el sistema”.
Si tuviera que elegir solo una, ¿cuál es la iniciativa legislativa que será su prioridad en este 2022? ¿Por qué?
La reforma del sistema de salud chileno hacia un sistema universal, que sea solidario y donde todos los 7% de los chilenos vayan a un fondo común, incluidos quienes tengan seguros privados. Tenemos un sistema de salud que es inequitativo, donde el presupuesto para el sistema público, que atiende al 80% de los chilenos, es casi equivalente al que manejan las isapres, que atienden al 17% de los chilenos. Eso genera una desigualdad en algo que es un derecho.
¿Cuál cree que será el sello de su labor legislativa? ¿En qué tema se enfocará durante los primeros meses?
El período legislativo que viene es muy complejo, porque vamos a tener que concentrar los esfuerzos en aterrizar la Constitución nueva a leyes. La Constitución es un marco jurídico, ético, valórico, de macroestrategia. Pero para que a la gente le lleguen los cambios constitucionales se requieren leyes y eso yo creo que va a ser la principal tarea del Congreso. Yo espero estar en la Comisión de Salud y ojalá en la Comisión de Educación, para poder ver esos dos grandes temas y avanzar en aterrizar la Constitución en leyes que la lleven a la práctica.
¿Cómo asume el hecho de volver a ocupar un cargo político luego de renunciar al cargo de ministra durante el segundo gobierno de Bachelet?
Nunca me pidió la renuncia el gobierno ni la Presidenta. Pero yo lo hice porque hice público un pensamiento personal que le hizo daño al gobierno. No había explotado ningún escándalo en ese minuto y obviamente que los ministros no debemos estar dando opiniones personales, cosa que yo hice. Cuando vi que habían 20 recursos de amparo de las clínicas, de la UDI y mil lugares, decidí que tenía que dar un paso al costado. Decidí volver a un cargo público porque creo que es un momento donde la experiencia y calle que tengo puede ser útil. Tengo la experiencia de médico, de pediatra, de salubrista. Trabajé también en la OMS, entonces conozco la realidad de Chile, de afuera y también la realidad de los países a los que les va bien. Entonces, siento que puedo ser un aporte. A la edad que tengo no necesito fama ni ingresos, porque no tengo un mal sueldo en la universidad. Mi único interés de estar en el Congreso es justamente poder ser un aporte.
¿Se arrepiente de esas declaraciones que hace ocho años le costaron el cargo?
Para nada. Creo firmemente que el aborto es un tema de salud pública, que es un derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y también que las realidades, y es lo que quise decir, son muy distintas para quienes pueden hacerse un aborto seguro a diferencia de la gente más vulnerable que tiene que hacerse abortos inseguros, clandestinos, que las pueden matar. No le hice daño al gobierno porque renuncié. El tema se terminó ahí.
¿Conoce a la nueva ministra, María Begoña Yarza?
Sí, la conozco. Ella era directora del hospital Exequiel González y he tenido harta relación con ella porque nuestros estudiantes de la Usach también van a ese hospital, así que me tocó trabajar en el ámbito de los campos clínicos con ella. Es una persona inteligente, tiene harta calle, conoce cómo funciona el sistema. Aunque no he trabajado nunca cercanamente con ella.
¿Qué le aconsejaría como exministra de Salud?
En un ministerio sectorial tan potente como es Salud, lo primero que tiene que hacer es armar equipos potentes con las personas que están en el ministerio, que son técnicos que llevan años, y también con un buen gabinete, jefaturas, subsecretarios y buenos seremis. Tiene que armar un buen equipo para ponerle músculo a la gestión del ministerio y poder hacerse cargo de las tareas que corresponden, porque visto muchas debilidades que son sistémicas y que hay que trabajarlas de forma muy importante. Además, la nueva ministra llegará en un período pandémico donde hay listas de espera tremendas y muchas áreas que también están con mucha sensibilidad, como son los trabajadores de la salud, que se han visto muy demandados y no han tenido el incentivo y el feedback positivo del gobierno. Salud siempre es complejo. En cualquier minuto en Salud tu rutina se desarma por una emergencia. Los desastres naturales, por ejemplo, no los podemos prevenir, pero sí podemos ser anticipatorios, tener tomadas todas las medidas, los protocolos, los grupos de trabajo para que cuando algo así ocurra esté todo organizado. Entonces es mucha pega.
A su juicio, ¿cuál es el principal desafío para esta etapa de la pandemia?
En este momento creo que hay que hacer una buena transmisión de riesgo para que no se pierda. Hoy el colectivo social dice que el ómicron no mata, que ya nos va a dar a todos, que ya estamos vacunados. La gente usa mal la mascarilla, no mantienen distancia física. Si nosotros no somos capaces de bajar la curva de contagio vamos a tener un colapso del sistema de salud, porque aunque ómicron dé cuadros menos graves, tiene muy alta contagiosidad, cuatro veces más que delta. Tenemos que hacernos cargo transmitiendo el riesgo, aumentando todas las políticas de vacunación, siendo proactivos, no solo esperando que la gente se vaya a vacunar, sino que la vacuna vaya hacia la gente. Acá no hay nada categórico. El ministro de Salud y su equipo tienen que hacer un análisis y un diagnóstico de lo que está pasando para poder mantener a la población lo más sana y con una vida lo más normal posible. Pero eso no evita que seamos muy enérgicos en pedir el pase de movilidad, porque no puede ser que, por ejemplo, una diputada no hubiera tenido sus vacunas al día. Como diputada electa me piden hasta el carnet del chofer, más o menos, Pase de Movilidad y todas las cosas. Y también que haya constituyentes que no usan mascarilla. Hay que sacar un decreto que sea mucho más estricto para quienes ocupan cargos públicos, quienes atienden público y quienes están en contacto con gente tienen que tener obligatoriedad de vacunación. Nadie le puede obligar a que se vacunen si no quieren, pero en ese caso no puede seguir trabajando en lo que está.
¿Ha estado con Michelle Bachelet este último tiempo? ¿Cuál cree que será el aporte de la expresidenta cuando vuelva al país?
Sí, estuve con ella entre Pascua y Año Nuevo. Estuvimos almorzando... La expresidenta Bachelet termina su cargo en septiembre y no sé si se irá a quedar otro periodo si es que se lo proponen o la eligen. Me imagino que ella ya tiene ganas de volver a su país. Yo también trabajé cinco años en Washington en un muy buen cargo, muy interesante, pero al final lo único que quería era volver a Chile, porque una tiene a su familia en Chile, sus hijos, sus nietos. Pero ella siempre va a ser un aporte. Primero, porque es una persona que tiene una amplia visión del mundo y, por otro lado, ha sido dos veces presidenta de la República. No creo que haya nadie en este país que tenga la capacidad de poder dar buen consejo y apoyo a un presidente, ministro, a un Congreso en el caso del poder legislativo. No creo que ella tenga interés, en mi opinión personal, en volver a ser figura central de la política, pero el que nace chicharra muere cantando, así que es difícil que se mantenga al margen. Ahora bien, en el cargo que tiene, ella debe dedicarse a ser la encargada de derechos humanos en el mundo. Por lo tanto, hasta que no termine en su cargo, que va a ser en septiembre, es difícil que ella pueda hacer una presencia muy frecuente en la Constituyente.