Cuando la diputada de la Democracia Cristiana Joanna Pérez era presidenta de la Comisión de Gobierno Interior en 2020 impulsó un proyecto para reponer el voto obligatorio, sin embargo, la iniciativa no tuvo el quórum necesario y fue desechada por la Cámara de Diputados.

En ese sentido, la parlamentaria celebra que un año después un proyecto similar haya logrado obtener el respaldo necesario en la corporación y defiende lo que ella califica como la enmienda de un “error”.

¿Por qué el voto voluntario no funcionó?

El voto voluntario es para las democracias modernas y pudiera funcionar muy bien cuando va emparejado de otras medidas, como educación cívica, fortalecer espacios de participación ciudadana y mecanismos que ayuden a que las personas puedan ir a votar, como transporte gratuito e incentivos a la misma votación y mayor información. Lamentablemente, todo eso en Chile no se hizo. Por eso fue un error, las leyes tienen que evaluarse en su momento, sobre todo cuando tienen implicancias tan importantes en la democracia y en la legitimidad de las autoridades, que hoy están eligiéndose con un 30% o 40%.

Desde que se instaló el voto voluntario, ninguna elección ha superado el 50%. ¿Le atribuye eso a la ley o una desafección?

Son múltiples factores. Hay un agotamiento de la forma de hacer política y de los partidos políticos y eso también amerita una reformulación. Restablecer el voto obligatorio es un tema que lo venimos planteando hace dos o tres años y por eso lo primero que hice cuando ingresé a la Comisión de Gobierno Interior fue presentar este proyecto.

¿Hacer obligatorio el voto podría ser una solución parche a un problema mayor?

Por eso esto tiene que ir a la par de varias medidas, como educación cívica, más espacios de participación ciudadana, como más plebiscitos. El tema de cómo se ordenan los partidos políticos, la transparencia, la información, los liderazgos, eliminar las malas prácticas y ofrecer otros liderazgos a la ciudadanía. Hay un todo. También hay cosas más operativas, como acercar los lugares de votación a los electores, entregar transporte gratuito, dar facilidades para ese día, como que sea declarado feriado irrenunciable. Hay que abordar todas las causas.

¿Es un primer paso para resolver las crisis de las instituciones?

Es un primer paso para fortalecer la democracia y hacerse cargo de los problemas que está teniendo nuestro país, pero hay otras vías para dar solución, como la educación cívica. Si empezamos a enseñarles a los niños el sentido colectivo de tomar decisiones, vamos a cambiar esto y a lo mejor en 10 años volvamos a ser un país como los modernos, con votación voluntaria, pero con una población educada. Además, las comunas como Las Condes, Lo Barnechea, Vitacura tienen más educación y votan más, y donde menos votación tenemos es en las comunas donde hay más vulnerabilidad, entonces estamos generando una elitización del voto y las personas no merecen aquello.

¿Qué le parece la crítica de que el voto obligatorio atenta contra la libertad de las personas?

Cuando una persona vive en una sociedad también tiene deberes. Antes se dio la discusión si votar era un derecho o deber y se estableció como un derecho, por lo tanto, se dejó en libertad. Pero eso no se ejerce por todos en las mismas condiciones, porque hay barreras para ejercerlo. No es coartar las libertades, si no uno podría decir que la educación obligatoria también es coartar las libertades. Hay temas que les hacen bien a las sociedades, que les permiten avanzar.