La era de Juan Guaidó al mando del “gobierno interino” de Venezuela se acerca a su fin
El “presidente encargado” perdió apoyo internacional en los últimos años, y los legisladores de oposición que una vez lo respaldaron están fijando el fin de su interinato para el próximo 3 de enero, cuando se vote el tema en una sesión de la Asamblea Nacional.
Lo pateó para una semana más: el jefe del “gobierno interino” de Venezuela, Juan Guaidó, anunció este jueves la postergación del debate previsto durante la jornada hasta el 3 de enero, discusión en la que corre el serio riesgo de perder el interinato que el líder opositor obtuvo el 5 de enero de 2019.
Esta vez, los partidos que votaron a su favor hace casi cuatro años ahora impulsan la eliminación de la figura de presidente interino, alegando el fracaso en la ofensiva contra el régimen de Nicolás Maduro. Estos últimos años, más que debilitarse la posición de Maduro en Caracas, y negociaciones en México mediante, la figura de Guaidó, de 39 años, ha ido perdiendo el respaldo que tenía cuando apareció.
En Twitter, Juan Guaidó declaró: “Asumo (…) el diferimiento de la sesión en procura de la defensa de la Constitución y la necesaria unidad en pro de un acuerdo por Venezuela y los venezolanos”.
La figura del gobierno interino fue creada en 2019 por la asamblea opositora que no reconoció las elecciones presidenciales de 2018 en las que Maduro conservó el poder. En ese momento, el interinato, asumido por Guaidó, logró el respaldo de más de 50 países, incluido Estados Unidos y naciones de Latinoamérica y Europa. Pero con el pasar de los años el apoyo internacional ha menguado.
La asamblea opositora continúa funcionando de forma paralela y simbólica, pese a que su mandato terminó en 2021 y el líder chavista recuperó el control de la nueva asamblea elegida en 2020.
Pese a este escenario, los líderes de tres de los cuatro principales partidos opositores se oponen a continuar con el interinato. Además, reclaman no haber sido consultados para postergar el debate y piden que se lleve a cabo. Juan Pablo Guanipa, líder del partido Primero Justicia, había señalado horas antes que “era necesario conversar más”, llamando a los opositores: “Agotemos la vía del consenso, si algo favorece al dictador Maduro es nuestra fractura”.
Durante una reunión virtual pública, los jefes de fracción de Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia, Nora Bracho y Alfonso Marquina, pidieron este jueves a Guaidó y a la junta directiva una reunión inmediata en la que se convoque la sesión oficial para este viernes. “Estamos obligados a respetar las garantías democráticas... no sigamos actuando como aquellos que tanto criticamos”, reclamó el exdiputado Marquina haciendo referencia a la decisión de Guaidó, a la que tildó de “unilateral”.
Ya el jueves pasado se realizaron los primeros debates de proyectos relativos al interinato: uno era el de acabar con la “presidencia encargada” a partir del 5 de enero, y recibió 72 votos de apoyo, mientras que un proyecto para extender un año más la figura solo contó con 23 votos. La votación definitiva iba a tener lugar este jueves, pero Guaidó decidió retrasarla.
Integrante del partido Voluntad Popular, del exiliado Leopoldo López, Juan Guaidó aseguró que si se llegaba a acabar con la figura del interinato, eso supondría el riesgo de permitir que Maduro recupere el control de los recursos venezolanos bloqueados por sanciones.
Sin embargo, los otros tres partidos del conocido “G4″ de la oposición -Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo- se han mostrado descontentos con lo conseguido en estos cuatro años por Guaidó, y han impulsado la eliminación del interinato. Los partidos que buscan el fin del gobierno interino reclaman que esa figura falló en su propósito de lograr una transición democrática luego de cesar “la usurpación” del poder que le reclaman a Maduro, a quien tildan de “dictador”.
Por ahora, los planes de la oposición venezolana se han concentrado en organizar primarias para 2023, en miras a elegir un candidato único que los represente en las presidenciales de 2024. Mientras tanto, Maduro se ha ido aventurando más allá de Caracas, llegando a eventos internacionales como la COP27 en Egipto, ocasión donde estrechó manos con líderes mundiales.
Precisamente este martes el interinato de Guaidó vivió otro “revés” en el plano internacional, luego de que el diplomático Ramón Santos fuera nombrado como embajador de España en Venezuela. El anterior embajador, Jesús Silva, había sido retirado en noviembre de 2020, luego de una serie de desencuentros entre Madrid y Caracas.
Este gesto desde el gobierno español es leído como un alejamiento entre Pedro Sánchez y la presidencia encargada de Juan Guaidó, a pesar de que para 2019 España había sido uno de los países europeos que más apostaron por el reconocimiento del opositor por sobre Maduro. Con el refugio otorgado, por parte de la embajada española, a Leopoldo López, la tensión con Caracas aumentó.
Pero pasados estos años, el ingreso de un nuevo embajador en Caracas molesta a Guaidó. “El nombramiento de embajador parece un favor a Maduro”, señaló en una entrevista a un medio español, apuntando a la cabeza del Ejecutivo: “El Presidente Sánchez puede hacer mucho más en la exigencia por elecciones libres y en la defensa de los derechos humanos. Espero mucho más de España en materia de presión diplomática para lograr una elección libre y justa”.
La figura del presidente encargado tuvo uno de sus golpes más duros en marzo de 2022, cuando en el contexto de la invasión rusa a Ucrania, una misión diplomática norteamericana se presentó en Caracas para negociar supuestos envíos de petróleo venezolano. Según información del diario ABC, la Casa Blanca ni siquiera avisó a Guaidó ni a sus enviados en Estados Unidos sobre la reunión que tendría con los representantes del chavismo, a pesar de que, en teoría, Washington reconocía la autoridad del opositor y no la de Maduro.
Finalmente, en noviembre, el gobierno de Biden levantó parte de las sanciones que había impuesto sobre las petroleras venezolanas, en lo que se vio como un esfuerzo para apoyar y facilitar las negociaciones entre Maduro y la oposición.
El cambio de presidentes en Latinoamérica también afectó la legitimidad de Guaidó, a medida que en distintos países fueron ganando candidatos más cercanos a la izquierda. Tal fue el caso de Colombia, donde la llegada de Gustavo Petro implicó la reapertura de las relaciones bilaterales entre Caracas y Bogotá, junto con la apertura de la frontera entre ambos países.
A fines de agosto fue nombrado embajador de Colombia en Venezuela Armando Benedetti, que fue jefe de campaña de Petro, siendo el primero en ocupar el cargo después de tres años de quiebre diplomático.
Por su parte, la próxima llegada de Lula da Silva al poder en Brasil implicará la reanudación de relaciones diplomáticas con Venezuela, tras la suspensión de estas en 2020, durante la administración de Jair Bolsonaro. Mauro Vieira, futuro ministro de Relaciones Exteriores del petista, anunció que una misión diplomática será enviada a Caracas a principios de enero.
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