“A mí no me vienen con cuentos de lo que significa vivir la pobreza, porque yo, con mucho orgullo, la viví y lo digo aquí y en la ‘Quebrá del Ají'. Porque conozco lo que significa vivir de allegado, vivir en una casa que no tiene un baño, bañarse en un lavaplatos, que un núcleo familiar duerma en un solo dormitorio, lo conozco y estoy contenta y orgullosa de haber vivido todas esas experiencias”.

Corría febrero de 2020 y María José Gatica (37 años, casada, tres hijas), hoy senadora electa por Los Ríos, se refería de esa forma a parte de su infancia, marcada por un padre que partió como obrero de la construcción y una madre que se dedicaba a vender ropa de manera ambulante.

En una actividad de campaña para enfrentar las primarias para las elecciones de gobernadores regionales, la militante RN contó parte de su vida y las razones por las que quería liderar el gobierno de esa región. Frente a ella, sentado en primera fila, el senador Manuel José Ossandón (RN) aplaudió a rabiar.

Ambos se conocen hace más de una década, cuando “La Gatica” -como la apodan su equipo y varios de sus adherentes- llegó a trabajar a la Municipalidad de Puente Alto. Recién egresada de Ingeniería en Construcción de la Universidad Austral, la nueva parlamentaria dejó su natal Valdivia y se trasladó a Santiago para trabajar en el Departamento de Vivienda de la comuna, que en ese entonces lideraba Ossandón.

Independiente y de sensibilidad de centroizquierda, igual que su padre, Gatica dedicó sus primeros años como profesional a desempeñarse en cargos técnicos; después de Puente Alto, trabajó en el Serviu y, luego, en el gobierno regional metropolitano.

Entonces, volvió a Valdivia y, en una constructora de esa ciudad, conoció a Samuel Valenzuela, estrecho asesor de Ossandón por varios años, con quien se casó. Militante RN y vinculado a la política desde sus años universitarios, Valenzuela fue el nexo de la senadora electa con el mundo político partidario.

Ingresó a trabajar en el gobierno regional de Los Ríos y fichó por su actual casa política, que le pidió enfrentar la primera elección de gobernadores regionales. Primero, disputó el cupo en primarias, en noviembre de 2020, con Margot Cárdenas (Evópoli) y Eduardo Hölck (independiente-ex UDI); después, ganó la primera vuelta, imponiéndose al candidato PS Luis Cuvertino por cerca de seis mil votos. Sin embargo, fue derrotada en la segunda vuelta por el representante de Unidad Constituyente.

Para ella se había acabado la idea de asumir un cargo público y, sobre todo, ponía fin a las campañas. “Como perdimos en segunda vuelta, lo vi como una señal del de arriba de que no tengo que seguir en esto”, confiesa Gatica, quien es cristiana practicante. Fue entonces que su partido la volvió a llamar: querían que fuera como candidata a senadora para competir con la parlamentaria en ejercicio Ena von Baer (UDI) para conseguir uno de los tres escaños que tendría la región en la Cámara Alta. Gatica dijo que no. Le insistieron y se terminó convenciendo; sería su cuarta campaña en menos de un año.

“Me costó harto, le dije a mi familia, porque en esta cosa uno se mete, pero involucras a toda la familia sí o sí, sobre todo cuando tú eres la mujer, la madre, la dueña de casa”, dice, y agrega: “Sin muchas esperanzas, acepté el desafío, y eso no significa que iba a trabajar menos; trabajé exactamente lo mismo, entregué todo en la calle, recorrí muchísimo”. Y triunfó con casi el doble de votos que la senadora UDI.

Parte de ese resultado, creen en su entorno, se explica porque Gatica cuenta con respaldos más transversales, mientras que Von Baer atraería más bien el voto de “la derecha dura”.

No obstante, ambas apoyaron al candidato presidencial del Partido Republicano, José Antonio Kast, y recibieron de vuelta su respaldo cuando el abanderado estuvo en la zona, pocos días antes de las elecciones del domingo.

Aunque no lo conocía personalmente, la senadora electa dice que a Kast le cree y que lo considera un político consecuente. Por eso, lo apoyará también en la segunda vuelta, por lo que sus equipos ya están coordinando actividades para el despliegue territorial de aquí al 19 de diciembre.

Sin embargo, su expectativa es que el abanderado de derecha incorpore propuestas sociales a su programa, sobre todo en materia de vivienda. En ese sentido, plantea que valora algo que “José Antonio ha transmitido en su candidatura: volver a establecer el orden, la paz, la tranquilidad, que se cumpla el Estado de Derecho”, pero -añade- “también espero que se puedan trabajar de manera complementaria los cambios que se tienen que generar para entregarles dignidad a las familias. Los cambios sociales tienen que ser un complemento para poder transformar a nuestro país en un país tranquilo y en paz”.

La influencia de Ossandón

Cuando Gatica llegue al Senado, su alianza natural será con Ossandón y la senadora electa por Antofagasta Paulina Núñez (RN), con quienes tiene mayor cercanía.

Así, el legislador por la Región Metropolitana podría ver ampliado su polo de poder en la Cámara Alta, gracias a su cercanía con las dos nuevas senadoras, sus pares en ejercicio Carmen Gloria Aravena y Juan Castro, y la diputada Ximena Ossandón, su hermana.

Además, Ossandón tiene a su haber una relación cercana con el nuevo parlamentario republicano Rojo Edwards (ex RN), y con personeros de centroizquierda.

El senador no participó del consejo general de RN que el miércoles respaldó de forma casi unánime a Kast. Venía viajando de Valparaíso a Santiago. Y aunque dice que el apoyo es “lógico”, fue el único de sus dirigentes que públicamente planteó exigencias específicas para apoyar al republicano. Consciente del poder de negociación que le dan los votos que obtuvo en la elección del domingo, el jefe del comité RN -jefatura que comparte con su par Rodrigo Galilea- aspira que Kast introduzca algunas de sus propuestas; solo así le daría su apoyo. Tal como lo hizo en 2017, cuando Sebastián Piñera pasó a segunda vuelta y Ossandón le planteó varios requisitos para darle su respaldo público, advirtiendo, además, que “si no cumple, yo voy a ser su peor enemigo”.

En contraparte, para el candidato no es menor contar con Ossandón por su caudal electoral en la Región Metropolitana, en la que Gabriel Boric le ganó al republicano.

“Es lógico el apoyo. Somos un partido de centroderecha y nuestros valores y principios están ahí. Ahora, el partido tiene la obligación de lograr que el programa del candidato tenga modificaciones, porque el corazón de RN es representar a la gente de centroderecha, que es mucho más moderada de lo que representa Kast”, dice Ossandón.

¿Cuáles son esas condiciones para el líder republicano? “Que el programa tenga un enfoque social, que entienda que un país en orden, pero sin cambios, no tiene rumbo, y que no retroceda en cosas tan importantes para la gente como la gratuidad universitaria. También es muy importante buscar un sistema de pensiones que reemplace a las actuales AFP, que políticamente están muertas, y además debe entender que la mano firme contra la delincuencia y el terrorismo siempre debe estar asociada al respeto por los derechos humanos. Los derechos humanos no se pueden relativizar nunca”, detalla el senador a La Tercera.

En ese sentido, en el entorno del exalcalde puentealtino creen que, independiente del signo político del próximo gobierno, jugará un rol de bisagra en el Senado, liderando un subgrupo dentro del comité RN.

El propio Ossandón lo explica diciendo que “yo siempre estoy dispuesto a conversar. En el gobierno actual, muchas veces quedé afuera de las negociaciones, porque el propio Ejecutivo me sacaba de ellas, así que lo que yo hice fue dedicarme a trabajar en las comisiones y sacar adelante proyectos que impulsé con mucha fuerza, como el cierre de pasajes o terminar con los cobros abusivos de algunos bancos”.

En ese sentido, Ossandón recalca que “en el próximo gobierno, espero ser una bisagra que logre hacer puentes entre todos los sectores políticos. Yo lo que busco es que Chile pueda avanzar escuchando a la mayor cantidad de sectores y creo que en estos años he demostrado ser una persona que empuja los acuerdos y que tiene sentido común para darse cuenta de que no hay progreso cuando no hay diálogo”.