La salida de Meghan Markle y el príncipe Harry de la “Empresa Real” muestra la dificultad para podar la monarquía
El príncipe Carlos quiere reducir las filas de los miembros de la familia real que trabajan, pero eso expone al palacio al riesgo de que los miembros de menor rango intenten sacar provecho de las conexiones de la realeza.
El heredero al trono, el príncipe Carlos, por mucho tiempo ha querido que exista una pequeña monarquía británica. Su visión está lentamente convirtiéndose en realidad de forma inesperada.
El príncipe Harry y Meghan Markle son los últimos miembros de la realeza de alto rango en dejar de ser trabajadores a tiempo completo de la monarquía, luego de un enfrentamiento público con el Palacio de Buckingham sobre sus roles dentro de la familia.
Su salida, que se produce poco más de un año después de que el príncipe Andrés, el hermano menor del príncipe Carlos, renunciara a los deberes reales de primera línea en medio de un escándalo, deja a la monarquía británica con unos 12 miembros de la realeza que trabajan a tiempo completo.
Dado el costo de mantener a la familia real, “realmente deberían ser alrededor de seis”, dijo David McClure, autor y experto en finanzas reales.
El príncipe Carlos está dirigiendo los esfuerzos para eliminar a los miembros de la familia que disfrutan del apoyo financiero del palacio, pero las dificultades para gestionar la salida del príncipe Harry, que ahora está llevando a cabo una serie de empresas comerciales en Estados Unidos con Markle, da cuenta de lo difícil que eso será.
De hecho, un gran elenco de miembros de la realeza que dejan sus deberes a tiempo completo exponen al palacio al riesgo de que tales figuras exploten sus conexiones reales con fines de lucro, posiblemente socavando la imagen de la monarquía y alienando a los contribuyentes británicos que corren con los gastos de la seguridad y otros costos.
Los funcionarios del palacio dicen que el príncipe Carlos quiere una monarquía construida alrededor de sus herederos directos inmediatos y sus consortes. No está claro qué hacer con los otros miembros.
El progreso en la modernización de la familia se ha visto obstaculizado por la reina Isabel II, de 94 años. La monarca se ha mostrado reticente a reducir el número de miembros de la realeza que trabajan en los últimos años, dicen los observadores reales. Una excepción fue el príncipe Andrés, quien se retiró como miembro de la realeza en 2019 después de un escándalo por su amistad pasada con el condenado por delitos de índole sexual Jeffrey Epstein.
El esposo de la reina Isabel II, el príncipe Felipe, se retiró de las funciones públicas en 2017.
Una extensa red de miembros de la familia continúa representando a la reina en las funciones oficiales. Ella financia con su patrimonio personal a un elenco de miembros de la realeza menor. El gasto en deberes reales y el mantenimiento de varios palacios se ha disparado en los últimos años, casi duplicándose a casi 70 millones de libras (US$ 97,4 millones) desde 2013, en parte debido a los costos de renovación del Palacio de Buckingham. La lujosa boda de los Sussex en 2018 le costó a la policía de Thames Valley 3,4 millones de libras, alrededor de dos tercios de los cuales fueron reembolsados por el gobierno británico.
Durante su entrevista con Oprah Winfrey el domingo, el duque y la duquesa de Sussex dieron una pista de lo que querían mientras se alejaban de la vida palaciega.
“Están los miembros de mayor rango de la familia, y luego están los miembros que no tienen ese rango. Y dijimos, específicamente: estamos dando un paso atrás de los puestos superiores para ser como varios -quiero decir, puedo pensar en muchos ahora mismo, que tienen el título de alteza real, de príncipe o princesa, duque o duquesa- quienes se ganan la vida, viven en los terrenos del palacio, pueden apoyar a la reina cuando se les solicite”, dijo Markle durante la entrevista.
La Casa de Windsor se sintió avergonzada por el último intento de poner en marcha lo que los funcionarios llaman una “fleximonarquía”, en la que los famosos miembros de la realeza se les permite representar a la monarquía y ganar dinero.
En la década de 1990, la reina le dio permiso al príncipe Eduardo para que lanzara su propia productora de televisión, Ardent Productions. Su esposa Sophie, condesa de Wessex, mientras tanto, dirigía una empresa de relaciones públicas. La condesa tuvo que dimitir en 2001 como presidenta de su empresa de relaciones públicas después de ser grabada haciendo comentarios críticos sobre miembros de la familia real. Más tarde, Ardent Productions cerró. El príncipe Eduardo es ahora un miembro de la familia real que trabaja a tiempo completo y es financiado en gran parte por su madre.
Tales experiencias han perseguido a la monarquía a lo largo de los años, poniendo nerviosos a los cortesanos ante tales arreglos, dijo Judith Rowbotham, experta constitucional. “Puedes perdonar a un miembro de tu familia, pero sigue siendo un delito por el que se puede despedir a alguien dentro de una institución”, dijo.
Pero como la duquesa de Sussex le señaló a Winfrey, algunos de los miembros más jóvenes de la familia real británica han tenido cierto éxito en hacerse un nicho por sí mismos. Las dos hijas del príncipe Andrés han forjado carreras independientes, aunque su origen real les presenta una clara ventaja en la sociedad inglesa.
La princesa Beatrice, de 32 años, la hija mayor del príncipe Andrés y su exesposa, Sarah Ferguson, duquesa de York, trabaja en la empresa estadounidense de datos y software Afiniti, donde se la conoce como Beatrice York y es vicepresidenta de desarrollo de asociaciones estratégicas. Se casó con un promotor inmobiliario en una ceremonia privada el año pasado.
Su hermana, la princesa Eugenie, de 30 años, es directora de la galería de arte Hauser & Wirth en Londres y se llama Eugenie York en su vida profesional. Anteriormente trabajó en la empresa de subastas en línea Paddle8, en Nueva York.
La princesa Eugenie se casó en 2018 en una lujosa ceremonia en el castillo de Windsor. Los líderes del izquierdista Partido Laborista y los grupos antimonárquicos cuestionaron la magnitud del evento, que requirió una gran operación de seguridad. Aunque la boda fue pagada por la familia de la novia, la policía local solicitó al gobierno 850 mil libras para ayudar a cubrir el costo de la seguridad de la boda, y posteriormente se le concedieron 612 mil libras.
Ambas hermanas son conocidas como “Su Alteza Real” porque sus títulos son heredados de su padre y han trabajado con varias organizaciones benéficas y, en ocasiones, representan a la familia real.
La situación es diferente para otros nietos de la reina. Por ejemplo, Zara Tindall no se considera una princesa. Su estatus proviene de la línea de sucesión femenina, en su caso, a través de su madre, la princesa Ana, segunda hija y única hija de la reina Isabel II y el príncipe Felipe. Equitadora, compitió en los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres y está casada con el exjugador de la selección nacional inglesa de rugby Mike Tindall, con quien tiene dos hijos.
Al igual que sus primas, Tindall, que tiene 39 años, promueve varias causas benéficas, una vez asistió a un torneo de póquer de celebridades en beneficio de una organización contra el cáncer.
El duque de Gloucester tiende a mantener un perfil más bajo y, como primo de la reina, es el miembro de la realeza más antiguo que no es descendiente directo del padre de la reina Isabel II, el rey Jorge VI.
Nacido como príncipe Ricardo, actualmente se le conoce como Su Alteza Real, el duque de Gloucester. El duque, ahora de 76 años, estudió arquitectura y trabajó en una firma en Londres durante varios años antes de que su hermano mayor muriera en un accidente aéreo, dejándolo asumir deberes reales en nombre de la reina y atender las propiedades de su padre.
Como otros miembros de las familias reales, el duque presta su apoyo a diversas fundaciones benéficas y asociaciones de arquitectos. En 2013, representó a la reina Isabel II en la inauguración del Papa Francisco.
Otros miembros extendidos de la familia continúan representando a la reina y no reciben fondos de los contribuyentes. El príncipe Michael de Kent dirige una consultora mientras ocupa el puesto 49 en la línea de sucesión al trono y posee varios títulos militares honorarios.
El príncipe Harry y Meghan no obtendrán ese privilegio. El mes pasado fueron despojados de todos los patrocinios y títulos militares honorarios. Los funcionarios concluyeron que la pareja tenía un perfil demasiado alto para estar dentro y fuera de la monarquía.
Pero al final, ser recortado financieramente no es algo malo, dijo McClure, ya que ser un miembro de la realeza que trabaja “vuelve loca a la gente”.
El propio príncipe Harry dijo que su vida ahora ha mejorado mucho. “Mi padre y mi hermano están atrapados. No pueden irse. Y tengo una gran compasión por eso”, le dijo a Winfrey.
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