Las horas frenéticas del rescate en el San Borja Arriarán, en voz de sus protagonistas
Durante el sábado, más de 320 pacientes de diversa gravedad debieron ser trasladados por la emergencia. Algunos de ellos infectados con Covid-19. Una coordinación a nivel macro debió afinarse en pocas horas. El coordinador de las camas críticas de la red público-privada, el doctor Luis Castillo, advierte que “lo más complejo es compensar las pérdidas de camas UCI, que son cerca de 40, lo que va a ser compensado por el sector público y privado.
Fue a las 7.20 del sábado 30 de enero que se activó la primera alarma del Cuerpo de Bomberos de Santiago. Una nube de humo visible desde varios puntos de la capital y el sonido de las balizas de los primeros carros enviados a la emergencia en la esquina de Avenida Santa Rosa con calle Amazonas, dieron las primeras alertas en redes sociales: el Hospital Clínico San Borja Arriarán se incendiaba en medio de la pandemia y con casi 350 pacientes de diversa gravedad al interior.
El siniestro, que se inició en un área administrativa en el tercer piso del recinto asistencial, afectó directamente las instalaciones de las Unidades de Cuidados Intensivos -UCI de adulto y pediátrica-, tal como señaló durante esa jornada su director, Jorge Willhelm. “El daño se concentró en el tercer piso donde teníamos instaladas toda la complejización de camas de nuestro establecimiento, por eso fue tan complejo. Ahí teníamos más de 41 camas UCI con pacientes ventilados, muchos de ellos Covid-19”, sostuvo.
En total, y con el hospital cerrado al menos por esta semana, la red de salud hoy cuenta con cerca de 520 camas menos. Aunque Willhelm explica que por estos días, y por la pandemia, contaban con un número menor. “Nuestra dotación total son 520 camas. Pero cuando complejizamos cupos por la pandemia, vas disminuyendo camas porque requieres más espacio por el equipamiento. Estábamos bordeando las 400 camas habilitadas. En la UCI adulto, normalmente tenemos ocho, pero con la complejización llegamos a tener un peak de 59 camas, y actualmente contábamos con 41″, detalla.
A las 7:34, 14 minutos después de desatada la emergencia, los carros de Bomberos combatiendo las llamas en el lugar sumaban 15. Una posible falla eléctrica -tras la copiosa lluvia de la madrugada- era una de las hipótesis que ya comenzaba a circular entre las distintas autoridades que se apersonaban en el lugar, lo que hoy es parte de la investigación en Fiscalía.
Minuto a minuto
Al Servicio de Atención Médica de Urgencias (Samu), el primer indicio de una alerta de incendio en el San Borja llegó mediante uno de sus miembros, quien a la vez es bombero. Aunque minutos después, los teléfonos del Centro Regulador del Samu -ubicado en el primer piso del Hospital Metropolitano en Providencia- no dejarían de sonar.
El director (s) del Samu, el doctor Sebastián Mayanz, explica que en pocos minutos se coordinó una respuesta rápida de los vehículos de emergencia. “Lo que hacemos en primera instancia es realizar una activación en la cual todo nuestro sistema se pone en alerta y se estableció una primera salida de nueve ambulancias hacia el San Borja. Se envía una ambulancia de cada sector para no dejar desprotegida a la población que puede tener otro tipo de emergencias en ese momento. Paralelamente, se comienza a buscar dónde trasladar a los pacientes”, recuerda.
En total, y hasta el cierre de la emergencia cerca de las 18.00, casi la totalidad de la flota avanzada del Samu (21 ambulancias) colaboraron con la emergencia, sumadas a otras cinco ambulancias básicas que debieron reconvertirse en complejas en pocas horas, más dos vehículos del Samu Aconcagua y Viña del Mar, que se trasladaron desde la Región de Valparaíso hasta la emergencia en la capital.
Solo a nivel de Samu, el doctor Mayanz hace el balance que durante esa jornada se gestionaron 44 traslados de pacientes críticos, entre los que se cuenta el de una niña de 3 meses, y el de una paciente de 28 años conectada a ventilación extracorpórea (ECMO).
Sin embargo, no fueron solo las ambulancias de la red pública las que colaboraron en la emergencia: ambulancias de la atención primaria, de otros recintos públicos, de clínicas privadas y particulares, fueron coordinadas por el subdirector administrativo del Servicio de Salud Metropolitano Central (SSMC), Christian Álvarez, y por el doctor Rodrigo Hernández. Este último es quien durante el período de pandemia, en su rol de coordinador del nivel prehospitalario de la red público-privada, ha gestionado la totalidad de los traslados áereos por Covid-19.
La directora del SSMC, la doctora Patricia Méndez, indica que esa mañana estuvo marcada por la rápida reacción de otros servicios de salud de la capital: “Otros hospitales y otros directores de servicio pusieron a disposición toda la red. Las ambulancias del Samu en algún momento no dieron abasto y tuvimos que llamar ambulancias privadas, de la atención primaria, de otros servicios. Si no, habría sido imposible hacer esto”,
A las 7.55, los carros bomba enviados a la emergencia ya sumaban 24 y la evacuación había comenzado. Algunas enfermeras de Neonatología cruzaban el frontis del hospital acarreando a sus pacientes en incubadoras. Mientras, el doctor Hernández relata que en una coordinación con el Regimiento de Infantería Buin, los uniformados se apersonaron para instalar dos carpas de gran tamaño, que posteriormente serían utilizadas como un triage para definir dónde se enviaba a cada uno de los pacientes.
Para Hernández, esa jornada debía ser distinta. “Teníamos pensado hacer muchos traslados ese día, ya fuera con el avión Hércules de la Fach o los aviones privados. Pero el clima, con el temporal, hacía que fuese difícil aterrizar en Santiago. El Hércules al aterrizar se puede mover mucho. Ese día, ante la emergencia, privilegiamos ese día los traslados privados. Y el team completo del Samu que estaba destinado a aerotrasladar pacientes, los redireccionamos al San Borja. Ese es un equipo crítico, hay enfermeros, resucitadores, médicos y cuatro ambulancias”, comenta.
En el balance final, de los 350 internados en el recinto hasta antes de la tragedia, 323 fueron trasladados a otros hospitales o clínicas de la red unificada, mientras que el resto ya contaba con condiciones para ser dado de alta. La evolución de estos pacientes ha sido monitoreada los equipos de hospitalización domiciliaria del San Borja.
La pérdida en cifras
Acorde a las cifras entregadas esta tarde por el ministro de Salud, Enrique Paris, durante el reporte Covid-19, los daños del Hospital San Borja tras la tragedia pueden avaluarse “entre $35 y $50 mil millones de pesos”.
A ello, el subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac, agregó que “el edificio como tal, la infraestructura no sufrió mayores daños, excepto aquellos donde estaba el foco del incendio. De modo tal que, dependiendo del estado en que se encuentren esas instalaciones, va a ser el tiempo que requiramos para poder restablecer el funcionamiento de la institución”.
Sin embargo, el director del recinto traduce estas pérdidas en volúmenes de atención a los pacientes. “En el Centro de Diagnóstico y Tratamiento, habitualmente atendemos 3.800 personas. El grueso son las atenciones de especialistas, con 980 personas diarias; otras 450 personas por retiro de fármacos, 150 a toma de muestras y 150 que asisten a tratamiento anticoagulante. En atención de especialistas, con este incendio, se pierden casi 5 mil a la semana”, calcula Willhelm.
Sobre las cirugías -tanto ambulatorias como de mayor complejidad-, el director señala que el hospital tiene un ritmo de 63 procedimientos ambulatorios diarios, y 131 intervenciones complejas. Por otra parte, al focalizarse en el tercer piso, las zonas afectadas directamente por la acción del fuego son las UCI y la unidad de hemodinamia. Acorde a lo que cuenta el mandamás del hospital, un angiógrafo -equipo de rayos que permite observar vasos sanguíneos- resultó con pérdida total, avaluado aproximadamente en un millón de dólares.
El coordinador de las camas críticas de la red público-privada, el doctor Luis Castillo, advierte que -en medio de una ola de contagios de Covid-19- “lo más complejo es compensar las pérdidas de camas UCI, que son cerca de 40, lo que va a ser compensado por el sector público y privado. Y también las de intermedio, que eran cerca de 30. Durante el fin de semana se hizo todo el análisis y tanto la Posta Central, el Hospital Metropolitano, Barros Luco, Clínica Indisa, Alemana, Santa María, Dávila -entre otras-, han ido aportando para compensar esta reducción que hubo en forma aguda”.
Castillo agrega que “a pesar de toda la tragedia y el gran problema que esto significa, la red ha ido respondiendo súper bien. Y en ese sentido, mañana comienza la fiscalización de Superintendencia de Salud a la reconversión de camas que dictamos por decreto a propósito de la emergencia del Covid-19″.
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