“Me parece una gran muestra de solidaridad”: excarcelados nicaragüenses valoran los ofrecimientos de nacionalidad

Gente apoyando a los prisioneros políticos nicaragüenses en el aeropuerto de Washington. Foto: AP.
Gente apoyando a los prisioneros políticos nicaragüenses en el aeropuerto de Washington. Foto: AP.

Luego de que el régimen de Ortega despojara de nacionalidad nicaragüenses a cientos de opositores, tanto los gobiernos de España como los de Chile, Argentina, México y Colombia ofrecieron ciudadanías a estas personas, que en muchos casos habían sido desertadas después de pasar casi dos años en la cárcel.


A principios de mes, Miguel Mendoza fue sacado de la cárcel y se enteró ahí mismo que iría a Estados Unidos. El periodista deportivo llevaba 598 días en la cárcel conocida como “El Nuevo Chipote”, debido a que en sus redes sociales había publicado mensajes que cuestionaban las acciones represivas del régimen de Daniel Ortega.

Durante ese tiempo, no se le permitió comunicarse con su esposa en los primeros meses, y tampoco ver ni a su madre ni hija en casi un año y medio. Y este 9 de febrero, junto con otros 222 presos políticos, fue recibido por el gobierno de Estados Unidos en Washington, luego de que el régimen nicaragüense decidiera exiliarlo y despojarlo de la nacionalidad.

“Yo estoy tratando de armarme con las herramientas que todo periodista necesita para seguir en nuestro campo de batalla. Soy periodista de deportes, y mi enfoque seguirá siendo ese, pero sin dejar de lado lo político en un momento en que Nicaragua nos necesita tanto. Veo que el estar por aquí me va a ayudar, porque es mejor seguir la denuncia, los señalamientos, seguir desenmascarando al régimen”, comenta Mendoza, en conversación con La Tercera, respecto a sus planes para el futuro inmediato.

Miguel Mendoza
El cronista deportivo nicaragüense Miguel Mendoza y el líder campesino Medardo Mairena son parte de los reos políticos desterrados a EE. UU. Foto/Cortesía

Algo similar le ocurrió a Samantha Jirón, que llevaba también año y medio presa. A sus 23 años, había participado de la rebelión del 2018, razón por la que se tuvo que exiliar en Costa Rica. Sin embargo, volvió al país en 2021, y en ese mismo año fue detenida, en una redada que tuvo lugar dos días después de las elecciones presidenciales.

Se le acusó de los mismos delitos que sus compañeros: traición a la patria y menoscabo a la integridad nacional. Estudiante de Comunicación Social y activista, Jirón está ahora viendo cómo continuar su vida desde Estados Unidos: “Mis planes son estabilizarme legalmente, sacar mi permiso laboral, seguro social, reunirme con mi familia y continuar mis estudios”.

En cuanto salió, supo que el gobierno español estaba ofreciendo la ciudadanía a los expresos. “Me di cuenta por medio de un comunicado del gobierno de España sobre el ofrecimiento y luego llegaron al hotel Westin representantes del gobierno español en Estados Unidos a darnos una pequeña charla, y al día siguiente nos llevaron los formularios de aplicación (postulación)”, comenta Jirón.

Samantha Jirón, activista y excarcelada nicaragüense. Foto: Confidencial.
Samantha Jirón, activista y excarcelada nicaragüense. Foto: Confidencial.

Al igual que a Jirón, a Mendoza también se le ofreció la ciudadanía española. “Ellos llegaron al hotel en Washington, donde estábamos los 222 desterrados, y se tomaron tres días para explicarnos sobre los beneficios que teníamos con su ciudadanía. Yo apliqué (postulé) a solicitar la ciudadanía, pero aún no decido si podré tomarla”, señala, ya que eso podría entrar en conflicto con una autorización estadounidense que posee.

Mendoza cuenta que se le entregó una autorización para estar al menos dos años en Estados Unidos. Allá, al menos, el hecho de no tener ya nacionalidad nicaragüense le ha afectado en su día a día. “Solo sé que a mí me desaparecieron del registro central de personas ahí en Nicaragua. Mi familia no puede hacer ningún tipo de gestión con mis documentos, porque no existen, ya no tengo cédula de manera oficial, ni tampoco partida de nacimiento. Quizás ese es el mayor daño en estos momentos. Pero me puedo mover con facilidad en EEUU. Lo que no puedo es viajar a otro país”, detalla el periodista.

Según él, la decisión será revertida cuando el régimen de Ortega se acabe. “Sé que la decisión de la dictadura es grave, es dura, es ridícula y antijurídica, viola todos mis derechos, pero no puedo ir a Nicaragua, aunque tenga la nacionalidad”, señala.

Respecto a su ya segundo destierro, Jirón comenta: “Ha sido extremadamente rápido y traumático, el desarraigarnos totalmente de lo que somos y conocemos, y por supuesto una clara violación a nuestros derechos humanos”.

Miguel Mendoza, cronista deportivo nicaragüense. Foto: AFP.
Miguel Mendoza, cronista deportivo nicaragüense. Foto: AFP.

Durante esta semana, el Presidente Gabriel Boric ofreció la nacionalidad y asilo a los presos políticos nicaragüenses que se hubieran visto despojados de su ciudadanía. Tanto Jirón como Mendoza sufrieron eso, y por lo mismo, se muestran agradecidos con el gesto chileno, que también se repitió en Argentina.

“Me parece una gran muestra de solidaridad y compromiso con la lucha de la democracia y respeto a los derechos humanos en la región. Aparte, es un mensaje contundente para la dictadura, cada día más aislada, y esto demuestra el compromiso de seguir trabajando por la democracia en Latinoamérica”, valora Jirón al respecto.

Mendoza, por su parte, señala que le hace sentir bien, como desterrado y exiliado, el ver que el mundo esté acorralando al régimen nicaragüense. “Yo agradecido, sobre todo con el gobierno de Chile, que es el país que ha estado más a la vanguardia en la denuncia. Me satisface que con todo y siendo gobiernos de izquierda, esté por encima la responsabilidad, y esté por encima la justicia y la democracia de estos gobiernos, al igual que el de Argentina”, señaló el periodista.

Precisamente este miércoles, el Presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ofreció asilo y ciudadanía, también, a los excarcelados nicaragüenses que la solicitaran. “Parece que el gobierno de México y su presidente se dieron cuenta de que mientras gobiernos serios y responsables estaban encabezando la denuncia en contra de la tiranía de Nicaragua y él se estaba quedando rezagado. Pero se sumó, y más vale tarde que nunca”, asegura Mendoza.

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