En 2011 el grupo Luksic tomó el control de la Compañía Sudamericana de Vapores. En ese entonces, la naviera estaba en quiebra técnica. Las pérdidas de la empresa fueron de US$1.240 millones. Y no solo eso. Marcó un récord: fueron hasta entonces los peores resultados históricos de la compañía, y también de una empresa del Ipsa. En 2020 la compañía registró ganancias por US$ 222,1 millones, el segundo año consecutivo de ganancias, tras lo cual se realizó la primera entrega de dividendos en 10 años. Y para este 2021 la mejora sería sustancial.
Las acciones de la naviera han crecido un 165% en doce meses, y las utilidades en el primer semestre de este año fueron cercanas a US$1.000 millones. Atrás quedaron los números rojos y esperan utilidades históricas para este año. Tanto así, que la compañía podría tener el mejor resultado de una empresa del Ipsa en la historia, según estimó este jueves el gerente general de CSAV, Oscar Hasbún.
“Estas utilidades de este año, que son utilidades históricas, son un tributo a la enorme resiliencia empresarial de los accionistas, de los accionistas controladores, y al mantener un timón firme en una estrategia que no ha cambiado desde el día uno, en términos de buscar consolidación de la industria, economía de escala, capitalización del balance, en términos de tener más barcos propios. Es un discurso que hemos mantenido desde el principio, y creo que ha conducido a la situación que tenemos hoy día. En 2011 me tocó firmar el peor resultado en la historia de la compañía. Es el peor resultado de una empresa del Ipsa en su historia, hasta que el año pasado nos ganó Latam. Este año tengo la impresión que me va a tocar firmar el mejor resultado de la historia de la compañía también, pero también el mejor resultado de una empresa del Ipsa en toda su historia. Es un vuelco muy extraordinario”, dijo Hasbún en el programa Información Privilegiada, de radio Duna.
El explosivo crecimiento del consumo mundial en los últimos meses -que elevó los volúmenes de carga y golpeó fuertemente los inventarios- junto con una creciente alza de las tarifas de flete, han hecho que la empresa esté sacando, hoy por hoy, cuentas alegres.
“Para hacer lo mismo que hacías antes necesitas un 20% más de contenedores, y esos contenedores no estaban. Implica que los barcos están todos desplegados. No hay ningún barco parado en ninguna parte del mundo, pero los barcos están en atochamiento en los puertos. El tiempo de espera se ha multiplicado por tres, porque los puertos están sin camiones sacando con la misma fluidez de antes. Eso ha hecho que, en la práctica, haya menos disponibilidad de espacios de carga. Cuando transportas y andas a mitad de velocidad, necesitas el doble de activos para hacer lo mismo”, señaló Hasbún.
Y agregó que “esta combinación de estos dos efectos, una cadena logística que está funcionando con un 15% o 20% menos de eficiencia y un aumento del consumo, ha generado una escasez de espacio que ha hecho que las tarifas de flete hayan aumentado de manera muy importante y eso explica de alguna manera el resultado de este año, pero estamos muy tranquilos con el resultado de largo plazo. Es previsible que las tarifas en algún momento vuelvan a bajar, pero mi impresión es que en lo que queda del año y una parte no menor del próximo año va seguir el tema logístico con mucha complicación”.
En 2013, Vapores concretó la fusión con la naviera Hapag-Lloyd, de la cual hoy son el accionista principal. La compañía alemana es la quinta naviera más grande del mundo, con un 60% de flota propia. Vapores pasó a ser una empresa global y en 2017 concretó otra fusión con UASC. En 2019, lograron utilidades, lo que se replicó en 2020. El actual sería el tercer año consecutivo de ganancias.
“Hapag Lloyd anunció un rango Ebit para el año entre US$7.500 millones en el rango bajo y US$9.500 millones en el rango alto. Si te paras en la mitad, y nosotros tenemos el 30% de eso, es fácil sacar la cuenta. Si se da el rango medio, es más del doble de lo que hicimos el primer semestre. Es un resultado extraordinariamente importante... Vamos a recuperar todas las pérdidas”, sostuvo Hasbún.
Si bien las expectativas de la compañía para 2022 también son optimistas, ya que ven una industria sana, la compañía asume que los resultados que conseguirán en 2021 no son sostenibles en el tiempo.
“La situación general de la industria a largo plazo se ve sana. Tenemos un order book de backlog en construcción del 21%. En 2008 teníamos el 57%. Un sobrecalentamiento que generó una sobreoferta que duró 7-8 años. Tenemos una industria mucho más consolidada respecto a lo que había en 2011. En 2011, los 10 más grandes tenían un 60% de market share y los 5 más grandes 43%. Hoy los primeros 10 tienen 87% de market share y los primeros cinco un 65%. Con una tasa de crecimiento del negocio que pasó del 10% a un crecimiento de un 3,5%-4%, lo que habla de una industria mucho más madura y más consolidada. En la situación de corto plazo que es la que ha ayudado a que este resultado sea tan espectacular, es un resultado que estimamos este año y el próximo como no sostenible en el largo plazo”, explicó el ejecutivo.