Por primera vez desde que se inició la pandemia, el número de cotizantes en las AFP dejó de registrar caídas interanuales. Así, mientras en marzo la variación fue más bien plana (0,07%), en abril subió 1,9% año contra año, según información de la Superintendencia de Pensiones.
Es más, los cotizantes regresaron a su nivel prepandemia, ya que hubo 5.613.437 en marzo, su mayor número desde enero de 2020; mientras que en abril aumentaron a 5.629.720. Esta cifra corresponde al número de afiliados activos y afiliados voluntarios que cotizaron en abril, por remuneraciones devengadas en marzo.
La misma tendencia se observa en los cotizantes del seguro de cesantía, pero los niveles prepandemia en este caso se alcanzaron en noviembre del año pasado (4.831.327 cotizantes), y en febrero subieron hasta las 4.959.019 personas.
Con todo, al desagregar por sexo, los cotizantes en AFP lograron volver a niveles prepandemia gracias a los hombres, ya que en el caso de las mujeres siguen levemente por debajo. Lo anterior, considerando que estas últimas llegaron en abril a 2.366.076 cotizantes, pero en marzo del año pasado eran 2.376.200. En cambio, en el caso de los hombres, los cotizantes fueron 3.263.641 en abril pasado, lo que está por encima de los 3.233.157 que se registraron en marzo de 2020.
Así las cosas, las cotizantes crecieron 1% en doce meses, mientras que los hombres tuvieron un incremento de 2,5% interanual.
Lo que hay detrás
En el comunicado de su última Reunión de Política Monetaria, el Banco Central se refirió a este cambio: “El número de cotizantes de las AFP y del seguro de cesantía ha retornado a los niveles prepandemia, lo que indica que el empleo asalariado formal se ha beneficiado de mejor manera de la recuperación económica”, comentó el instituto emisor.
Mauricio Tejada, académico de la Universidad Alberto Hurtado, explica que los cotizantes son quienes están en la categoría de empleo formal, y el empleo se venía recuperando con la apertura de antes de la segunda ola de la pandemia.
Adicionalmente, comenta que también hay que tener en cuenta las bases de comparación, ya que “ayudan un poco a los números de este año”. Tejada añade que “con las cuarentenas es probable que retrocedamos nuevamente”.
El director del Observatorio del contexto económico UDP, Juan Bravo, comenta que esta tendencia que se ha dado en los cotizantes de AFP en el último tiempo se debe a varios factores.
En primer lugar, explica que la pandemia afectó mucho más a los trabajadores informales que al empleo formal; pero también se vieron más afectados los independientes formales, que son los cuenta propia formal, es decir, el emprendimiento formal.
En ese sentido, detalla que “el empleo formal asalariado, dependiente, estuvo mucho más protegido. En parte, porque estaba el mecanismo de la Ley de Protección al Empleo, y eso permitió proteger muchos puestos de trabajo. Y además, porque el sector público, donde la mayoría es trabajador dependiente formal, se mantuvo esencialmente estable durante la pandemia”.
De esta manera, ambas cosas “permitieron que este segmento fuera uno de los menos afectados por la pandemia, me refiero al segmento de dependientes formales, que es el que captura esta estadística de la Superintendencia, que son los dependientes cotizantes”.
En segundo lugar, Bravo señala que lo que se ha observado en esta segunda ronda de cuarentenas masivas, es que se está desvinculando a muchos asalariados informales, pero “los ajustes laborales no han estado ocurriendo en el segmento de trabajadores cotizantes dependientes, del empleo dependiente formal”.
Lo anterior lo explica así: en la primera fase de recuperación del empleo, antes de que empezara la segunda ronda de cuarentenas masivas, es decir, entre agosto de 2020 y febrero de 2021, “muchas micro y pequeñas empresas (mipymes) contrataron empleo asalariado informal. Eso significa que son personas que trabajan bajo dependencia y subordinación, o sea, tienen jefe, cumplen horario, cumplen órdenes, por eso se les considera asalariados desde el punto de vista de la estadística, pero son informales porque no tienen cotizaciones de vejez o de salud en función de ese vínculo laboral. Por eso se les clasifica como asalariados informales”.
Entonces, entre agosto y febrero “la mayoría del empleo asalariado que creó la mipyme, fue informal con estas características, y eso ocurrió justamente porque existía mucha incertidumbre desde el punto de vista sanitario, es decir, había una expectativa de que en cualquier minuto podían volver las restricciones, y ante eso muchas mipymes optaron por contratar empleo asalariado de carácter informal, justamente para tener rango de maniobra en caso de que la situación empeorara. Entonces, si se materializaba un escenario adverso, es mucho más fácil poder desvincular un trabajador que está por acuerdo de palabra, que por contrato de trabajo”.
En ese contexto, ahora que se materializó efectivamente ese escenario adverso, “lo que uno ve de las cifras del INE es que se ha estado desvinculando una porción significativa de ese trabajo asalariado informal que se había creado en los meses previos”, puntualiza Bravo. Pero el empleo dependiente formal no se ha visto así de afectado.