Olga Wornat, biógrafa del fallecido presidente: “A Menem le importaban mucho el poder y la política, mucho más que lo que le pasaba a su familia”
En entrevista con La Tercera, la periodista y escritora argentina dice que los procesos de privatización en la era Menem fueron “una gran mancha para su gobierno”. “Ahí se generó la gran caja de la corrupción”, asegura.
“Murió el expresidente Carlos Menem. El símbolo de una época, la década del 90, que marcó a fuego la Argentina. Escándalos personales, tragedias, atentados, privatizaciones corruptas y pobreza”. Con ese mensaje, escrito a las 11.54 del domingo en su cuenta de Twitter, la periodista y escritora argentina Olga Wornat recordó la figura del exmandatario transandino (1989-1999), fallecido durante esa jornada, a los 90 años. Menem se encontraba en grave estado, luego de dos meses internado en el Sanatorio Los Arcos de Palermo, en Buenos Aires.
Y Wornat conocía muy bien Menem. Como periodista, asegura, cubrió todos los viajes del mandatario “desde 1990 hasta 1999” y tuvo “acceso a la intimidad del presidente y su familia”. Esta experiencia, de hecho, le permitió escribir dos libros sobre el político riojano: Menem: la vida privada (1999) y Menem-Bolocco, S.A. (2001). “Fue un animal político, un hombre que amó el poder por sobre todas las cosas”, comenta Wornat sobre el exjefe de Estado en la siguiente entrevista con La Tercera.
¿Cómo fue su acercamiento a la figura de Menem?
Cubrí la irrupción de Carlos Menem en la vida política argentina nacional, porque él ya era gobernador de La Rioja, en el año cuando él gana la presidencia. Asume como presidente de los argentinos después de ganar la interna peronista a Antonio Cafiero y lo hace en medio de la debacle económica que dejaba Raúl Alfonsín, que tuvo que terminar antes su gobierno porque el país estallaba en mil pedazos. A partir de ese momento comienzo a cubrir todo lo que tenía que ver con sus actividades de gobierno y con su vida personal, porque la vida política de Menem siempre estuvo ligada a su vida privada hasta que terminó su mandato. Mi libro sale en el año 1999 y abarca toda su presidencia, incluso un poco antes, la campaña electoral de 1988, las gobernaciones, su vida. Viajé infinidad de veces a La Rioja, entrevisté a toda la familia. Menem: la vida privada fue mi primer libro y fue un súper best seller, que vendió 250 mil ejemplares. Fui la única periodista que tuvo tanto acceso a la intimidad del presidente y su familia. Cubrí la muerte de (su hijo) Carlitos, su reelección, todas las actividades de él como presidente, sus viajes internacionales, le hice infinidad de entrevistas políticas
El actual Presidente argentino, Alberto Fernández, definió a Carlos Menem como un “animal político que siempre respetó los valores democráticos”. Usted que cubrió todos los viajes del fallecido exmandatario, ¿cómo lo catalogaría?
No escuché lo que dijo Alberto Fernández, pero si realmente uno tiene que definirlo lo tienes que definir de esa manera, es un animal político con todas las letras, alejado de todos los límites morales. No hay un Menem, hay varios Menem. Pero básicamente es un animal político, un hombre que amó el poder por sobre todas las cosas y le importaban mucho el poder y la política, mucho más que lo que le pasaba a su familia. Lo único que lo partió o que lo golpeó inmensamente en lo personal fue la muerte de su hijo, que él finalmente terminó reconociendo que fue un atentado, aunque no dijo quiénes fueron. Pero a pesar de eso, consciente o inconscientemente, él estaba en plena campaña por la reelección que la ganó y yo digo que la ganó con la muerte del hijo, porque utilizó en todos los actos de campaña la imagen de Carlitos, que por otra parte odiaba a la política. O sea, hay muchos Menem, ultrapragmático, intuitivo, seductor, escandaloso, provocador, transgresor. Hay miles de definiciones, pero sobre todo un animal político.
La prensa argentina señala que usted, debido a sus denuncias sobre los excesos políticos y la corrupción de la era Menem, fue víctima de un breve secuestro y recibió amenazas de muerte para que “aprendiera a quedarse callada”. ¿Cree que los casos de corrupción definieron su gestión?
Sí, totalmente. Los dos gobiernos de Menem estuvieron marcados por las grandes privatizaciones, los grandes negocios. Ahí se gestaron los grandes negocios y las grandes corrupciones. Se privatizó absolutamente todo, no se dejó nada, al revés de Chile o de Brasil, que no privatizaron sus recursos energéticos. Él supo captar muy bien (el momento), recuerde que eran los años 90, en toda América Latina y en el mundo se producía la era de las privatizaciones, y Menem, astuto, privatizó todo, al revés de Perón. Todo lo que Perón había nacionalizado, él lo privatizó. Entonces ahí se generó la gran caja de la corruptela o de la corrupción y eso fue una gran mancha para su gobierno, porque fue un gobierno que dejó mucho que desear en cuanto a la transparencia de los procesos de privatización, cero transparencia.
En el libro Menem-Bolocco S.A. usted sostiene que el matrimonio con Cecilia Bolocco fue casi un montaje creado para impulsar la campaña presidencial de 2003.
La relación con Cecilia Bolocco no sé si fue un montaje, pero sí piense que Menem estaba prácticamente en el final de su segundo mandato, él quería volver como presidente, no quería dejar el poder. Y, además, ya era grande y había un tema que a él particularmente lo atormentaba, que era el tema de la vejez. Odiaba a la vejez, era un hombre muy coqueto, no quería saber nada con la vejez. Por lo tanto, Cecilia Bolocco lo conoce a él haciéndole una entrevista (en 1999, en la Casa Rosada) y fue muy astuta por otra parte. Bolocco, que conocía perfectamente todo lo que estaba haciendo Menem, vio la posibilidad de convertirse en primera dama y Carlos Menem rejuvenece con esa mirada de una mujer mucho más joven, que además había sido Miss Universo.
¿Cómo definiría la relación de la ex Miss Universo con Menem?
Yo escribo bastante de la relación de ellos en el libro Menem-Bolocco S.A. O sea, Menem no estaba enamorado de Cecilia Bolocco. En todo caso, lo que lo enamoró fue esa aura de Miss Universo, de mujer joven que de alguna manera le dio una inyección de energía y que, por otra parte, él creía que eso lo iba a ayudar a ganar, como una parte del marketing. Pero cuando las cosas no se dan y comienza a aparecer la verdadera cara de cada uno, Menem se cansa de Cecilia Bolocco. Se cansó rápidamente, se hartó porque Cecilia Bolocco comenzó a reclamarle que fuera el esposo que Menem no iba a ser jamás, nunca iba a ser un esposo normal, porque no lo fue nunca, no lo fue con Zulema (Yoma), no fue un buen padre, nunca estuvo. Es decir, fue un hombre dedicado al poder, a la política y a la construcción del poder político, así que (la relación) duró lo que un suspiro. Es una pena por el chico, por Máximo, pero pudo despedirse de su padre, porque en secreto vino a Argentina cuando él estaba internado y tuvo tres reuniones con él.
El sociólogo argentino Marcos Novaro asegura que “Menem fue el menos malo de los presidentes peronistas”. ¿Qué opina al respecto? ¿Cree que Menem fue una excepción en la historia del peronismo?
No leí lo de Novaro. El menos malo, no lo sé. No creo mucho en ese tipo de definiciones, yo quiero tratar de ser equilibrada, no quiero tener un pensamiento binario respecto de lo que fueron los 10 años y ocho meses que Menem fue presidente de los argentinos, no quiero ponerme ni en un extremo ni en otro, porque lo que estoy leyendo son muchos disparates. No sé qué significa el menos malo de los presidentes peronistas. No lo sé, yo no viví la presidencia de Perón, viví la tercera presidencia de Perón y fue catastrófica, violenta y Perón estuvo apenas un año en el poder. Menos malo, no sé qué significa, cuál es el tema de maldad, cómo se refleja.
A su juicio, ¿cuál fue el legado político de Menem?
Las privatizaciones eran necesarias, pero se tenía que abrir un proceso transparente, no un proceso lleno de corrupciones. Por otra parte, se generó pobreza, porque muchos trabajadores y empleados públicos quedaron en la calle sin ningún tipo de red de contención social del Estado, eso generó más pobreza. Tuvo una cosa buena que fue eliminar el servicio militar obligatorio. Tuvo otra cosa buena que fue que terminó con los levantamientos militares, que era una constante desde que Alfonsín asumió. Eso fue bueno, se les plantó a los militares y los enfrentó y nunca más nadie se atrevió. O sea, les demostró que el poder lo tenía a él. Y eso fue bueno, porque fortaleció el sistema presidencialista, la figura del presidente, aquí mando yo, a mí nadie me amenaza. Por otra parte, firmó el decreto de indemnización a los familiares de víctimas del terrorismo de Estado y eso es una cosa que fue muy buena también. En la primera presidencia hubo una situación económica estable y eso fue bueno, pero después se destruyeron industrias. En la segunda presidencia comenzó a hacer agua el plan de convertibilidad y todo terminó muy mal. Así que yo creo que tienen que pasar muchos años para verlo con más equilibrio y con una mirada con mayor distancia. Eso es lo que pienso.
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