Carlos Díaz asumió como presidente del Colegio de Profesores de Chile en medio de la pandemia, hace casi ocho meses. Desde esa vereda entrega su mirada sobre el momento actual de las clases presenciales, de las que se ha mostrado contrario, justo en momentos en que la Superintendencia de Educación emitió un dictamen que obliga a los sostenedores a abrir las salas de clases. “Nos parece el absurdo más grande”, dice.
¿Cómo toma la resolución de la superintendencia?
El dictamen de la Superintendencia de Educación es una presión absolutamente indebida. En vez de preocuparse el ministerio de buscar los caminos para arreglar y resolver los problemas de infraestructura que tienen hoy día muchos colegios, y que por tanto no pueden abrir sus puertas, está tratando, a través de esta medida, de obligar, sancionar o multar, e intentando algo que en realidad no tiene ningún sentido. Aquí lo fundamental es buscar los caminos para que, en primer término, estén las condiciones para el retorno como corresponde. Y eso pareciera que el ministro no lo ve. Por tanto, nos parece muy absurda la medida.
¿Qué los lleva a mantener su postura?
Como lo hemos dicho siempre: la vida, la salud y la protección es lo fundamental. Comunicar y escuchar a las comunidades educativas es también clave. Aquí no ha habido por parte del ministerio certezas a padres y apoderados. En muchos lugares no se ha conversado con ellos. Siempre dijimos que lo fundamental era que se generaran las condiciones de tranquilidad a los padres y eso no ha ocurrido. Por eso los padres no han enviado a los niños a las escuelas. Insistimos en que hay un tema de cumplimiento de los protocolos en todas las escuelas de Chile, no solamente en algunas del barrio alto. Ninguno de esos elementos ha tomado en cuenta el ministerio.
¿Qué riesgos ve en volver a las aulas?
Hay muchos colegios que tienen problemas serios de infraestructura, como lo han dicho los alcaldes. La misma Contraloría ha sacado dictámenes respecto de los problemas que tienen. Y el cumplimiento de protocolos, que no siempre son como se debe. Nos preocupa indudablemente el tema sanitario en aquellos lugares donde los recursos no han llegado para echar a andar los protocolos como corresponde. Hay una visión del ministerio de imponer el retorno más que de consensuarlo y llegar a acuerdos con las comunidades.
Con menos de 500 mil casos diarios y todas las regiones sobre un 80% de vacunación, ¿qué otras condiciones se tienen que dar?
El cumplimiento de los protocolos en todos los lugares. Hay muchos en los cuales no se están cumpliendo y nos parece que ese cumplimiento irrestricto para cuidarnos todos tiene que ver con eso. Lo de la pandemia controlada lo dijimos. Lo de Fase 4, donde ya estamos en muchos lugares, nos parece excelente, qué bien que avancemos, pero con cumplimiento de protocolos y tomando con cautela el retorno, no con tanta facilidad.
¿En su análisis considera que los estudiantes se ven afectados por la educación remota?
Por supuesto. Hemos dicho siempre que nada reemplaza a la presencialidad. Por eso nos preocupa tanto que las cosas se hagan bien. Nosotros no vamos a obligar a los papás a mandar a los niños a las escuelas mientras ellos no vean que en su territorio, en la escuela donde va su niño, efectivamente están las condiciones. Eso es lo que no ha querido entender el ministro, que aquí hay que conversar con la gente, con los padres, dar certezas, dar seguridades, dar confianza y eso se hace dialogando, no imponiendo.
¿Entiende la postura de aquellos apoderados que sí quieren la presencialidad?
Nosotros somos los más interesados en volver a la presencialidad, a la normalidad, queremos volver a ojalá a la brevedad. Lo entendemos en la medida en que estén las condiciones, esté ese diálogo con los padres, esté el cumplimiento de los protocolos. Obviamente que estando las condiciones nosotros estamos plenamente de acuerdo. Estamos en la misma línea de lo que hoy plantean muchos apoderados, que es que en Fase 4 se pueda volver, pero reitero: cautelando el cumplimiento de los protocolos y conversando con las comunidades, no imponiendo, porque si se da en esa lógica, los padres no van a enviar a los niños a las escuelas.