El cierre de 2022 no fue fácil para la Universidad de Chile en términos de opinión pública. Y es que dos tesis elaboradas por un par de estudiantes suyos y que en ciertos pasajes hacían una apología a la pedofilia, no pasaron desapercibidas ni para la comunidad de la Casa de Bello ni para el mundo exterior. Incluso con una visita a la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados por parte de Raúl Villarroel, decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades, y Mauricio Folchi, director académico.
De hecho, la polémica derivó en que la rectora Rosa Devés optara por abrir sumarios y crear una comisión que abordara la pertinencia de dichos trabajos académicos.
El informe de esa instancia fue publicado la jornada de este miércoles por la casa de estudios y algunas horas después Claudio Pastenes, vicerrector de Asuntos Académicos y a quien le tocó presidir la comisión, ahondó por escrito con La Tercera los alcances de dicho reporte.
¿Cuáles son las implicancias de este informe? ¿Las conclusiones son vinculantes a algo o es meramente una opinión?
Este informe cumple con el mandato de pronunciarse sobre la pertinencia ética y formativa de estos dos textos de graduación y titulación, considerando la normativa que nos rige desde el Reglamento General, los Estatutos y el Modelo Educativo de la Universidad de Chile. En ese sentido es un documento que orienta la labor formativa de la universidad. Sin embargo, no es vinculante respecto del sumario en curso.
Dadas las conclusiones, ¿recomendaría también medidas disciplinarias a los involucrados?
Consistentemente con lo señalado antes, sugerir medidas disciplinarias escapa a este informe, a sus propósitos y mandato. Estos aspectos están considerados en procedimientos diferentes, tales como el de los sumarios.
¿Influye en el análisis que se haya puesto en riesgo la reputación de la universidad y que hayan estado bajo la mirada de una parte importante de la sociedad?
La Universidad de Chile es una universidad pública. Su origen mismo la pone al centro de la ciudadanía y al país al que quiere servir; es por ello que está permanentemente expuesta y abierta a esa mirada de la sociedad. No por nada sus trabajos de graduación y titulación están disponibles en plataformas de acceso público, a diferencia de otras instituciones. La reputación de las instituciones, por otra parte, descansa muy fuertemente en cómo estas se hacen cargo de las situaciones complejas y la manera y efectividad con la que implementan planes de mejora. En este caso en particular, la Universidad de Chile ha reaccionado con las herramientas con las que cuenta, como son las de carácter netamente académico y las de carácter administrativo. Nos guía la convicción de que la Universidad de Chile seguirá estando entre las instituciones de educación superior de mayor confianza en la sociedad, como lo han informado persistentemente sondeos y encuestas en los últimos años. Para ello nuestra comunidad trabaja cada día.
¿Qué fue lo que falló en estos procesos evaluativos?
Reafirmando que este informe no persigue determinar fallas o problemas procedimentales, fue posible concluir que en la elaboración de los textos en cuestión se omitieron o desperfilaron ciertas informaciones, posturas, preocupaciones y teorías contrarias a aquellas que los textos propiciaban. Faltó la debida ponderación por parte de miradas de otras áreas del conocimiento al cual dicho material tributa, como podrían ser el derecho y las ciencias sociales, entre otras.
¿Qué cree que lleva a un alumno y luego a un profesor escribir de tal forma sobre un tema tan sensible como la pedofilia?
No cuento con las herramientas ni información que me permitan hacerme de una idea cierta acerca de la fuente de inspiración en estos trabajos. Eso sí, como se señala en el informe, la universidad no impone vetos a priori, sino que exige que las reflexiones se elaboren con el rigor necesario. Esto es, contrastando toda la información existente y actualizada sobre el tema que se escoge trabajar.
Dado que el informe es elocuente en cuanto al contenido de las tesis, ¿su mirada es igual de elocuente que el problema no es solo de fondo, sino en cuanto a la reiteración de la falla?
La Universidad de Chile tiene cerca de 40 mil estudiantes entre pre y posgrado. Sólo la Facultad de Filosofía y Humanidades matricula a más de 400 estudiantes al año. La aparición de estos dos textos, uno del año 2016 y otro del 2020, no pueden interpretarse como un asunto reiterativo. Bajo ningún punto de vista.
¿Por qué es importante poner estos límites? ¿Cómo zanjar cuáles son los límites de ahora en más?
Una universidad como la nuestra no puede caer en la tentación de poner límites a temas ni posturas frente a coyunturas, aun de la connotación de la que trata este informe. Los límites de las investigaciones, de los trabajos académicos, así como toda la labor universitaria, son sin duda las del respeto por la dignidad y los derechos humanos de las personas, además de la normativa universitaria asociada a sus Reglamentos, Estatutos y Modelo Educativo. Tendremos que hacernos cargo no solo en la unidad académica de donde emanan estos trabajos en particular, sino en toda la universidad, de cómo velar porque estos tengan la debida consideración.
¿El problema detectado en estos trabajos es solo de sus realizadores o también de sus profesores guías, facultades y la propia universidad?
Debo insistir en que el informe emanado de la Comisión Informante no tuvo como propósito pronunciarse sobre responsabilidades ni procedimientos, sino exclusivamente sobre la pertinencia ética y formativa de los trabajos. Sin duda, quedan reflexiones y deliberaciones por realizar, a las que concurriremos promoviendo debates en profundidad sobre un tema tan importante para las universidades como es el ejercicio de la libertad académica.