Protestas en Perú ponen de manifiesto la desconexión entre la élite de Lima y las regiones
Miles de personas, provenientes de distintos puntos del país, participaron de una protesta en la capital peruana en contra de la Presidenta Dina Boluarte y el Congreso. La Presidenta realizó un discurso en la noche en el que señaló que "el gobierno está firme y su gabinete más unido que nunca”.
Tal como se había anunciado desde hace días por distintas organizaciones sociales peruanas, miles de manifestantes llegaron este jueves hasta la capital peruana para participar de la marcha denominada la “Toma de Lima” o ”Marcha de los Cuatro Suyos” que se convocó durante la jornada contra el gobierno de Dina Boluarte y el Congreso.
La Presidenta Boluarte realizó un discurso a las 21.20 (23.20 de Chile) acompañada de seis ministros en el que señaló que la “situación está controlada” y que actuarán con todo el peso de la ley contra las personas que han realizado actos vandálicos. “El gobierno está firme y su gabinete más unido que nunca”, sostuvo.
Las autoridades se prepararon y más de 10 mil efectivos de la policía, sumada a las Fuerzas Armadas, se desplegaron en distintos lugares de la capital peruana. Asimismo, 196 cámaras se activaron en distintos puntos de la ciudad, como en la Plaza 2 de Mayo o en la Plaza San Martín, entre otros. Tanto el Congreso, como el Palacio de Justicia y el Ministerio Público fueron acordonados por la policía.
Las protestas estallaron luego de la destitución el 7 de diciembre del entonces presidente Pedro Castillo, que intentó disolver de forma ilegal el Congreso. En los disturbios desarrollados desde entonces al menos 51 personas han muerto en choques con la policía, y otros nueve más han fallecido en accidentes relacionados a las protestas.
Los manifestantes exigen la renuncia de Boluarte, nuevas elecciones rápidas, el cierre del Congreso y una nueva Constitución para reemplazar la actual que data de 1993 durante el gobierno del expresidente Alberto Fujimori, quien está preso por abusos a los derechos humanos.
La movilización se denominó como la “Marcha de los Cuatro Suyos”, en referencia a los cuatro puntos cardinales del imperio inca Tahuantinsuyo (Chinchaysuyo, Antisuyo, Contisuyo, Collasuyo). Es el mismo nombre que recibió otra movilización masiva en 2000, cuando miles de peruanos salieron a la calle para protestar contra el gobierno de Alberto Fujimori, quien dimitió meses después.
Los enfrentamientos marcan la peor violencia que ha visto Perú en más de dos décadas, mientras los manifestantes en su mayoría de regiones más pobres desahogan su ira contra la élite política limeña por una persistente desigualdad.
“Cuando hay tragedias, baños de sangre, fuera de la capital no tienen la misma relevancia política en la agenda pública que si ocurrieran en la capital”, dijo a The Associated Press, Alonso Cárdenas, profesor de Políticas Públicas de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, de Lima.
“Los dirigentes lo han entendido y dicen ‘nos pueden masacrar en Cusco, en Puno y no pasa nada, hay que llevar la protesta a Lima’”, agregó, citando dos ciudades que han sido escenario de violentas protestas.
Las muertes han provocado agravios de larga data en Puno y gran parte de los Andes del sur, en gran parte pobres, que albergan muchas de las minas que impulsan la economía del país, y atracciones como Machu Picchu y el lago Titicaca, que representan la gran mayoría de sus ingresos por el turismo.
Marco Samillan, el sexto de nueve hermanos que crecieron en la pobreza, siempre había soñado con convertirse en médico y tratar pacientes en su Puno natal. “Las riquezas de esas materias primas nunca llegan a nuestros pueblos; se comparten entre la élite de Lima”, dijo Samillan al diario británico The Guardian. “Somos parte de este país. Queremos calidad de vida con buena atención médica y educación también. Pero cuando levantamos la voz de protesta pidiéndoles que respeten nuestros derechos, responden a golpes y balas”, comentó.
Perú es un país muy centralizado y alrededor de un tercio de sus 33 millones de habitantes vive en la región metropolitana de Lima.
“En mi propio país, las voces de los Andes, las voces de la mayoría han sido silenciadas”, dijo a The Associated Press Florencia Fernández, una abogada que reside en Cusco. “Hemos tenido que viajar a esta ciudad agresiva, a esta ciudad centralista, y decimos ‘Los Andes han descendido’”.
En la misma línea, expertos consultados por el diario La República señalan que la desconexión de Lima con las regiones agudiza más los desencuentros en el país. “El respaldo a las manifestaciones y la desaprobación de Dina Boluarte tienen más fuerza en las regiones. Esto está presente en que la protesta parezca no ser tan grave para los políticos y el gobierno centrados en la capital”, advirtió la politóloga Paula Távara, académica de la Pontificia Universidad Católica, en conversación con el periódico limeño.
Távara considera que el Ejecutivo debe encontrar mecanismos para que “resulte creíble que está gobernando para todo el país”. “Al decir (el primer ministro) Alberto Otárola: ‘Frenaremos el ataque a Lima’, congresistas se centran en la capital, y Boluarte: ‘No entiendo por qué me atacan en las regiones’, aumentan esa desconexión”, comentó.
Resaltó que la desaprobación a Boluarte y la justificación de las protestas también se vinculan con las clases sociales. “Se ratifica la alta desaprobación a Boluarte, sobre todo en el centro y sur. Y una parte de quienes están de acuerdo con que haya asumido la presidencia la reprueba. Varios olvidan el significado de la legitimidad de origen (legal) y la de rendimiento (la política). Quienes respetan la ley no tienen por qué no querer el cambio”, dijo a La República el politólogo Martín Navarro, académico de la Universidad San Marcos.
“La mayor desaprobación está en el interior del país, zonas rurales y estratos económicos bajos, los mismos sectores que le dieron la victoria el 2021. No se han creído el cuento de la derecha de que este es el mismo gobierno de Pedro Castillo y Perú Libre”, comentó al diario el sociólogo Mario Berrios, profesor de las Universidades de San Agustín (UNSA) y Católica de Santa María, en Arequipa.
“En casi todos los casos, hay diferencia significativa entre Lima y el resto, igual entre los niveles A/B y C, D y E. Eso evidencia el carácter segregacionista en el que este gobierno de coalición con la derecha cae con su estrategia de ‘imponer el orden a toda costa’”, añadió.
“El Perú no es Lima, claro, pero hoy Lima es apenas el resto del Perú. Ha pasado de protagonista a espectadora”, indicó la escritora peruana Gabriela Weiner en una columna en el periódico español El Diario.
“Este puede ser un despertar histórico, porque podría cambiar las tornas de los poderes, como han cambiado en otros países latinoamericanos, pero sin calco ni copia, como escribió José Carlos Mariátegui, sino como creación heroica de los pueblos”, concluyó.
Protestas
Cientos de personas llegaron hasta la Plaza San Martín con pancartas, banderas y vestidos con trajes típicos de la cultura peruana, previo a lo que se denominó la “Toma de Lima”. Los manifestantes provenientes del interior del país, quienes permanecían alojados en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, se concentraron principalmente en el centro de Lima. Con el correr de las horas se produjeron enfrentamientos entre quienes protestaban y la policía. En la Plaza San Martín se registró un incendio.
Las protestas también tuvieron lugar en distintas localidades del país, donde se registraron 127 bloqueos en 18 regiones. Grupos de manifestantes intentaron tomar el aeropuerto Alfredo Rodríguez Ballón, de la ciudad de Arequipa, donde la aerolínea Latam anunció la suspensión de sus operaciones hacia ese terminal.
Según informó América Noticias, centenares de manifestantes llegaron hasta las inmediaciones del aeropuerto provistos de piedras y palos. Unas 40 personas lograron cruzar la valla metálica perimetral y se enfrentaron con la policía que intentó desalojarlos del terminal aéreo. La radio RPP Noticias informó que los manifestantes, una vez que cruzaron el cerco perimetral del aeropuerto, quemaron una caseta y las luces de aterrizaje. Una persona murió tras los enfrentamientos entre los manifestantes y la policía, dijo el diario La República.
También en la Plaza Mayor de Puno decenas de manifestantes protestaron pacíficamente. Sin embargo, se informó de la muerte de un rondero este jueves en el Hospital San Martín de Porres, en Macusani, provincia de Carabaya en Puno, tras ser herido de bala por enfrentamientos entre la policía y manifestantes.
En Cusco los manifestantes recibieron alimentos de ollas comunes en plaza Túpac Amaru. Según el diario La República, el paro era total y la misma situación se replicaba en toda la región del altiplano. El Ministerio de Transportes y Comunicaciones informó que el aeropuerto Alejandro Velasco Astete de Cusco suspendió temporalmente sus operaciones.
Por otro lado, el Ministerio de Salud de Perú declaró en alerta roja a los hospitales y otros centros sanitarios debido a los enfrentamientos y congregaciones de multitud de personas en la capital, Lima, así como en otras regiones.
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