Ricardo Montero (Colectivo Socialista): “No podemos darnos el lujo de, por proyectos personales o maximalistas, estar vetando grupos o personas”

El convencional responde a las críticas que, desde distintos sectores, han hecho hacia su grupo y al FA en torno al liderazgo que deben asumir en el proceso constituyente. Junto con llamar a generar acuerdos “de forma generosa y amplia”, afirma que “nosotros asumimos que, siendo una de las fuerzas más grandes de la Convención, tenemos un rol que jugar y lo asumimos con toda la responsabilidad que eso implica”.


“Necesitamos hacer articulaciones lo más amplias posible y, en eso, vamos jugar el rol que nos corresponda”. Así responde el coordinador de la comisión Sistema Político e integrante del Colectivo Socialista (CS), Ricardo Montero, a los emplazamientos que tanto desde la centroderecha como de otros sectores de la Convención se le hacen a su grupo y al Frente Amplio para que “tomen el timón” de una discusión que les inquieta.

El abogado plantea que la Constituyente está llevando adelante una etapa compleja, en la que se debe construir “una Constitución amplia, insisto, siendo categórico en que lo que se necesita son transformaciones sociales profundas y que hay que realizar cambios. Ese proceso de cambio, para que sea viable y estable, requiere de conversaciones generosas y amplias”.

Con el cierre del plazo para el ingreso de iniciativas y el inicio de las votaciones en algunas instancias, la Convención entró en tierra derecha. La preocupación, sin embargo, es lo ajustado de los plazos. ¿Cómo evalúa la posibilidad de una prórroga más allá de los 12 meses?

Tenemos un cronograma, 1.200 normas que están siendo tramitadas y, desde la próxima semana, una votación en el pleno. Tenemos que ver, durante el proceso de votación de normas por 2/3 en el pleno, cómo se desarrolla y cómo nos vamos haciendo cargo de esas iniciativas. Eso es lo que nos debería convocar y tener el foco puesto ahora, sin perjuicio de que el cronograma y la forma de optimizar el tiempo de tramitación tiene que estar en una permanente revisión.

Entonces, una eventual prórroga ¿debiera evaluarse en virtud de esas votaciones en el pleno y la facilidad o no con que se concreten los 2/3?

Tengo la esperanza de que nos podemos poner de acuerdo de la forma más amplia posible y que los informes que van a comenzar a ser presentados tengan el respaldo suficiente para para ir llegando a los 2/3. Hay que evaluar cómo funciona esa etapa, que es nueva y esencial del proceso constituyente, y ahí tenemos que ver cómo podemos ir adecuando el cronograma.

¿Cuáles son los beneficios o los riesgos de una eventual prórroga?

Es que no se ha dado la discusión a nivel de la Convención y, hasta donde yo sé, tampoco a nivel de la mesa.

¿En su colectivo no se ha dado esa discusión? Pedro Muñoz hablaba de tres meses adicionales.

El colectivo es un grupo muy amplio y esas conversaciones informalmente se han dado, pero no ha habido ni una discusión al interior del colectivo para tomar alguna postura específica.

¿Cuál es su opinión personal? ¿Usted estaría dispuesto a negociar esto con el Congreso?

Mi opinión es que tenemos que dar cumplimiento al cronograma que tenemos y ver cómo podemos avanzar. Esa es la responsabilidad que le toca hoy a la Convención. Cualquier otra discusión involucra a otros actores, eso es evidente, al Congreso, eventualmente al gobierno, es otra conversación.

“Esta no es una Constitución de pocos”

Se dice que para el gobierno podría ser una complicación adicional mantener abierta esta discusión por más tiempo del que ya está proyectado. ¿El presidente Boric debiera tomar algún rol en esta discusión? ¿Han intentado, él mismo o personas de su equipo, conducir este debate para que finalmente se cumpla el plazo?

El presidente Boric ha sido muy respetuoso del trabajo de la Convención y la Convención también debería ser bastante respetuosa del trabajo de otros órganos del Estado, del Congreso y del gobierno. En ese sentido, no es una opinión que nos corresponda presentar a nosotros.

Manteniendo esta autonomía y respeto que usted plantea, ¿podría la conducción del proceso afectar al nuevo gobierno?

Yo me tengo que hacer cargo desde mi labor de representación popular y como constituyente y, en ese sentido, tengo que hacer el mejor trabajo posible todos los días para que a la Convención le vaya bien. La Convención va mucho más allá de nuestros intereses particulares, va mucho más allá, incluso, de nuestros colectivos, es una tarea conjunta entre todos las y los constituyentes. Y respecto del gobierno, yo le deseo la mejor de las suertes y espero de corazón que le vaya muy bien en la gestión al presidente Boric.

Quedan nueve semanas y media para el trabajo de las comisiones, el pleno tiene que empezar a votar la próxima semana. En ese escenario, la mesa ha buscado dar un “golpe de timón”.

Yo no lo veo como un golpe de timón. Lo que sucedió ayer (lunes) fue formalizar una reunión con distintos representantes de los colectivos, algo que a nosotros nos parece una instancia muy positiva, que ojalá pueda replicarse y hacerla una instancia estable. La principal invitación fue a conversar entre todas y todos, sin absolutamente ningún veto, y ponernos de acuerdo políticamente, desde nuestras convicciones, de forma generosa y amplia, en las mejores iniciativas que se van a transformar en propuesta de norma constitucional.

¿En la necesidad de esos acuerdos, podría desecharse alguna de las iniciativas aprobadas con poco margen y que, por tanto, tienen pocas expectativas de alcanzar el quórum necesario en el pleno?

Hay una legítima opción política de cada una de las y los constituyentes de presentar las normas que estimen pertinentes. Pero es evidente que las normas que tienen mayor posibilidad de proyectarse desde la comisión, que requiere mayoría simple, al pleno, que requiere 2/3, son aquellas que puedan lograr acuerdos transversales, ojalá desde la propia comisión. Para eso, lógicamente, hay que conversar, tratar de incorporar distintas visiones y tener una visión amplia de la tramitación de norma, pero esa es una decisión política que cada colectivo tiene que tener.

A propósito de algunas normas aprobadas, algunos plantean que se alimenta la posibilidad de rechazo en el plebiscito de salida. Cristián Monckeberg (RN), de hecho, dijo que “la izquierda está sepultando la idea de una nueva Constitución”. ¿Cómo asume esa responsabilidad?

Hay una cosa que es clara: esta no es una Constitución de pocos, sino que es una Constitución con la mayor representación que hemos tenido acá en la historia, y eso presenta desafíos y hace compleja la discusión. Pero también hay que entender que hay una tramitación de norma que es bien específica y requiere mayoría en las comisiones, pero requiere 2/3 en el pleno, y aquellas personas que no puedan pensar en una lógica de 2/3 no van a poder aprobar sus normas, porque la única forma de hacerlo es con una visión amplia.

“El liderazgo tiene que venir de distintos sectores”

En este desafío de buscar acuerdos más amplios, desde la centroderecha, el Colectivo del Apruebo y otros han emplazado al CS y al Frente Amplio a asumir su liderazgo, que conduzcan el proceso. ¿Cómo recibe eso?

Como Colectivo Socialista hemos estado siempre abiertos al diálogo sin ningún tipo de veto. Lo que hemos dicho es que todas las fuerzas que estén a favor de transformaciones sociales profundas son bienvenidas en el diálogo y en la construcción de normas. Y eso lo hemos mantenido. Siempre se pueden mejorar y afinar instancias de coordinación y de trabajo en conjunto, pero esa disposición está y va a seguir estando en el colectivo.

¿Y cómo se expresa esa disposición? ¿Por qué cree que surgen estos emplazamientos?

Nosotros asumimos que siendo una de las fuerzas más grandes de la Convención, tenemos un rol que jugar y lo asumimos con toda la responsabilidad que eso implica. También en el contexto de que el liderazgo tiene que venir de distintos sectores. Acá no hay uno, dos o tres colectivos que van a poder aprobar normas o van a poder llevar esto adelante solos; necesitamos hacer articulaciones lo más amplias posibles y, en eso, vamos jugar el rol que nos corresponda.

Cuando se produjo la salida de Jorge Baradit del CS, él fue muy crítico respecto de la conducción que hay dentro del grupo. ¿Diría que hay una especie de veto por parte de algunos sectores respecto de pactar o dialogar con la derecha o, incluso, hacia quienes buscan dialogar con la derecha?

Nosotros no estamos de acuerdo con ningún tipo de veto. Nosotros vamos por transformaciones sociales y, en ese contexto, cualquiera que quiera compartir sus propuestas o sus textos es bienvenida a conversar. Ciento tres votos son muchísimo y no podemos darnos el lujo de, por proyectos personales o maximalistas, estar vetando grupos o personas. Lo que tenemos que construir es una Constitución amplia, insisto, siendo categórico en que lo que se necesita son transformaciones sociales profundas y que hay que realizar cambios. Ese proceso de cambio, para que sea viable y estable, requiere de conversaciones generosas y amplias.

Tal como se han ido dando las votaciones y a partir de las normas ingresadas, ¿cómo cree que se está dibujando la nueva Constitución para Chile y qué expectativas tiene en este proceso que ya está en etapa final?

Hay un acuerdo bastante amplio respecto de desconcentrar y descentralizar poder, respecto de paridad, de plurinacionalidad, de un nuevo trato con el medioambiente, al respeto de los derechos humanos. Ese es un paraguas esencial para un Estado social y democrático de derecho. Ahora tenemos que ser capaces de traducir esos consensos generales en normas expresas, artículos específicos y ahí está puesto el gran desafío, porque esa es la base precisamente de una nueva Constitución.

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