Nunca en sus 88 años de historia la Policía de Investigaciones (PDI) había sido liderada por un detective de corte “operativo”, es decir, aquellos que andan en las calles realizando pesquisas, tomando declaraciones, realizando allanamientos, concretando detenciones. Quienes ocuparon este cargo en el pasado fueron militares, médicos, abogados o ayudantes, personal de oficina. Pero eso quedó atrás con la llegada de Sergio Muñoz Yáñez, de 54 años, quien fue nombrado hace algunos días como director general de la PDI. Su arribo como máxima autoridad durante los próximos seis años tiene contento, dicen, a quienes día a día salen con su placa a realizar su rol como policía civil.

En el gobierno, sostienen, quisieron buscar un perfil totalmente distinto al de Héctor Espinosa, su antecesor, y hallar en el alto mando a una persona con una personalidad distinta, más quitada de bulla y que tuviera buena relación con Carabineros. Fue ahí donde el nombre de Muñoz corrió con ventaja. Era la tercera antigüedad y tiene una vasta experiencia en investigaciones contra el crimen organizado, una preocupación latente para La Moneda, debido a la violencia que se ha experimentado en el último tiempo en el país, lo que se refleja en el aumento de homicidios.

Los mensajes de Muñoz a los detectives comenzaron en sus primeras horas como director de la PDI. Una de sus primeras actividades fue visitar el cuartel de la Brigada de Robos Occidente, en Lo Prado, unidad a la cual perteneció y le tocó inaugurar en 1992. “Les mando este saludo desde esta unidad que representa mi esencia como detective, la Biro Occidente, en su tiempo la Tercera Comisaría de Asaltos, que fue la que me dio quizás mi mejor experiencia como detective, no tan sólo en el plano operativo, de la investigación, que es lo más importante en nuestra institución, sino en ese trabajo cohesionado, en ese esfuerzo que hoy les pido a todos ustedes para que sigamos siendo la institución que todo Chile quiere, nos debemos a la comunidad, somos servidores públicos y quiero que me ayuden a seguir contribuyendo a la seguridad de nuestro país”, dijo en uno de sus mensajes a las “tropas” de policías tras asumir como máxima autoridad.

Quienes estudiaron y han trabajado con él lo recuerdan como una persona leal y que genera grupos de trabajo con confianza. En la escuela tenía una banda de rock en la que tocaba bajo y guitarra. “No eran un exitazo, pero entretenían las tardes de encierro”, comenta un detective que iba unos cursos más abajo en esa época. Está casado, tiene cuatro hijos y es oriundo de San Fernando, en la Región de O’Higgins, cuyos medios locales destacaron en titulares su nombramiento.

En el plano laboral, uno de sus compañeros de la Biro recuerda un caso que los marcó y en el que las herramientas investigativas lideradas por Muñoz fueron fundamentales para esclarecer los hechos. Corría el verano de 1993 y tres niñas fueron secuestradas y atacadas sexualmete por un grupo de adolescentes y un adulto de 18 años, en un sector de pozos areneros, al final de calle San Pablo, casi al llegar a Av. Américo Vespucio. El actual director de la PDI organizó la investigación en terreno para empadronar el sector, lo que les permitió a los detectives identificar a los participantes. Según las páginas policiales de los diarios de la época, la resolución del caso en tiempo récord fue importante por las características del hecho, ya que a las niñas las mantuvieron encerradas en una especie de cuevas durante horas y a los dos días los abusadores estaban identificados y detenidos, y las menores de edad, a salvo.

Los desafíos

Muñoz junto con sus 36 años de experiencia en trabajo en terreno se ha ido perfeccionando en el mundo académico. Algunos de sus cercanos confidencian: “Se ha preparado toda su vida para este momento”. Sobre sus hombros carga con la responsabilidad de mantener la “buena fama” que posee la PDI en cuanto a la confianza que la ciudadanía tiene en esta institución, en comparación con lo que vive la policía uniformada, Carabineros, que sufre desde hace algunos años una permanente crisis en ese ámbito. Junto con esto, también, el nuevo director de la PDI deberá despojarse del más reciente escándalo institucional, debido a la investigación penal que se tramita por presunto lavado de dineros contra su antecesor debido a la compra, por parte de su esposa, de un departamento de $ 398 millones.

Entre sus prioridades -marcó en su primer discurso- está hacer de la PDI una institución más transparente. “Somos garantes de la ley y queremos ser una policía transparente, que la gente confíe en ella (...). La ciudadanía tiene que tener la certeza de que tienen una policía confiable, una policía proba y una policía comprometida con sus demandas y con sus necesidades”, dijo. En la oportunidad también destacó que él recibía “una institución que está legitimada por la gente, que está en los mejores estándares de lo que la gente espera de nosotros, y ese va a ser mi compromiso. Seguir reforzando ese capital social que hemos ganado con nuestro trabajo y para eso hay que poner mucho énfasis en los controles internos y poder estar a la altura de lo que la gente necesita de nosotros. Ese va a ser el sello principal durante mi gestión”.

Muñoz, en esa oportunidad, no dejó fuera uno de los desafíos y quizás -dicen sus cercanos- el más complejo, que es afrontar las nuevas formas de delincuencia que están afectando al país. “Sabemos que el crimen organizado está poniendo sus tentáculos en una escala cada vez mayor. Debemos seguir evolucionando”, sostuvo.

Sus prioridades estarán centradas en el fortalecimiento del control interno y bienestar del personal, en su rol de servicio público, para mantener el capital social y la alta legitimidad ciudadana con la que cuenta la institución, en el análisis prospectivo de nuevos fenómenos criminales, potenciar la operación policial y consolidar la política comunicacional para difundir a la comunidad fenómenos criminales emergentes y formas de enfrentarlos, para que al año 2033 la PDI sea un referente latinoamericano en investigación de delitos de alta complejidad y crimen organizado transnacional.