La imagen viralizada en redes sociales es certera: son cerca de las 7 de la mañana de este martes y en las afueras del Gimnasio Fernando González de Maipú, el que funciona como vacunatorio, la fila, principalmente compuesta por adultos mayores, es bastante extensa. Tomás Vodanovic (RD), alcalde de la comuna, grita a viva voz: “Distribuimos lo más posible para no concentrar. Entonces, ¿qué va a pasar ahora? Rápidamente a ustedes se les va a hacer entrega de un número para que nosotros sepamos hasta dónde hay vacunas, para que usted sepa rápido si hay o no hay. Hasta aquí estamos bien, tranquilos, no llevamos 500 personas todavía, pero para que usted sepa tempranito”.
El escenario se repite en varias comunas y la fórmula es más o menos la misma: amplio interés de los adultos mayores y pocas vacunas. Esto ha llevado a que justo cuando, por ejemplo, la Región Metropolitana alcanza un 78,76% de cobertura con esquema completo, el proceso de vacunación, en general, ya no se vea tan pulcro como lo fue en sus inicios. Diversos actores lo están advirtiendo en público y en privado. ¿Qué ocurre? ¿Por qué la inoculación se ha visto entrampada?
Desde Ñuñoa, por ejemplo, recuerdan que la alcaldesa Emilia Ríos señaló el pasado 11 de agosto que ahora el Ministerio de Salud les exige a los municipios vacunar en un día a la cantidad de personas que antes se atendía en una semana.
De todas formas, agregan que esta semana el escenario mejoró un poco, toda vez que se expandieron los espacios de espera y así se hizo más cómodo el proceso, con estufas, sillas y techo.
De igual manera, desde Puente Alto reseñaban a este diario hace algunos días que “en la medida en que la cantidad de dosis que nos entregan son pequeñas, tenemos que redistribuir nuestros recursos a otras tareas. Es muy frustrante tener que decirle a la gente que llega a vacunarse que tiene que volver otro día, porque ya no hay dosis o que no están en el calendario”.
En efecto, diversos municipios resumen que la complicación principal surge porque llegan menos dosis que al inicio del proceso y ahora hay más gente vacunándose en su día correspondiente, sumado a que el calendario junta a más edades el mismo día, y que constantemente están llegando personas rezagadas de otros días que no alcanzaron por falta de dosis. Un círculo vicioso.
Esta y otras razones han sido expuestas por diversos alcaldes de oposición -los ya mencionados Vodanovic y Ríos, además de Irací Hassler (Santiago), Gonzalo Durán (Independencia), Jorge Sharp (Valparaíso) y Gonzalo Montoya (Macul), entre otros-, quienes incluso hicieron una declaración conjunta donde exponen los problemas que dicen haber detectado: coexistencia de procesos de vacunación, traspaso a destiempo e insuficiente de recursos y falta de flexibilidad en el calendario, entre otras cosas.
Por eso pidieron ser incorporados en la planificación, asegurar una mayor disponibilidad de vacunas o reactivar la inoculación de rezagados los fines de semana para descongestionar los puntos de atención durante la semana. “Lo que esperamos es que el ministerio realmente abra las posibilidades de diálogo, que acoja las diferencias comunales y tengamos por fin una mesa de trabajo”, asegura al respecto la alcaldesa de Ñuñoa.
En esa línea, Gabriela Flores, presidenta de la Confederación Nacional de Funcionarios de la Salud Municipal (Confusam), señala que “el gobierno se preocupó de anunciar esta dosis de refuerzo, pero no se coordinó correctamente con los municipios que administran la salud primaria”.
Y agrega que lo que se les ha reportado es que “a veces los municipios no saben cuál es la cantidad de dosis que se les entregará. Y en algunos lugares se distribuye diariamente, a medida que los municipios van solicitando refuerzos, y en otros lados se entrega una vez a la semana. Esto ha provocado que la gente se desespere, llegue temprano, que se encuentre muchas veces con la sorpresa de que no hay vacunas ni para primera, segunda o tercera dosis”.
La líder de la Confusam dice, además, que muchos establecimientos donde funcionaban puntos de vacunación, como colegios, han ido retomando las clases presenciales. Un ejemplo: el Liceo Eugenio María de Hostos de La Reina funcionaba como tal, pero ya reabrió las puertas de sus aulas. “Esto lo ha hecho más difícil para nuestros funcionarios. A veces recibimos insultos, pero como funcionarios de la atención primaria somos meros ejecutores de lo que se nos señala que debemos realizar”, dice Flores.
Claudia es una de esas trabajadoras que han llegado a ser insultadas casi a diario. Ella trabaja en un vacunatorio de la capital. Y desde ahí reseña varios factores para explicar un proceso que se ha visto más lento, con más esperas y filas.
“Primero, que la vacuna de AstraZeneca es muy lenta, porque en un frasco vienen 10 dosis, entonces hay que prepararla, distinto a Sinovac, que de un frasco se saca una dosis. Segundo, que juntaron en una semana el calendario de tres y las remesas son muy pocas. Lo tercero es que en algunos vacunatorios del país había inoculación a domicilio y eso se dejó de hacer por diversas razones. Además, algunas clínicas ya no vacunan con hora, solo están haciéndolo con AstraZeneca al auto. Y, por último, hay una buena cantidad de personas que se quieren vacunar con Pzifer o con Sinovac, entonces hacen filas largas para mostrar certificados o argumentar por qué quieren tal o cual vacuna, siendo que hay dosis de AstraZeneca, pero no la quieren”, dice.
En el municipio de Providencia, su alcaldesa, Evelyn Matthei, reconoce que si bien “en los primeros días hubo complicaciones por la gran cantidad de personas que debían vacunarse, en las últimas jornadas el proceso ha estado más ordenado, principalmente porque habilitamos seis puntos de vacunación exclusivos para tercera dosis y dispusimos de más personal para atender a los vecinos, porque entendemos la premura de vacunar a la mayor cantidad de personas, en el menor tiempo posible”. La edil cuenta que, además, han instalado carpas en algunos de estos puntos para que la espera sea más cómoda, llegando hoy a vacunar a casi 12.000 personas con su dosis de refuerzo.
Seremi: “No ha habido dificultades”
A pesar de todo, Paula Labra, seremi de Salud de la Región Metropolitana, es tajante respecto del éxito del proceso: “No ha habido dificultades”, expone, antes de agregar que lo que se ha generado ahora es una preocupación por las lluvias que se aproximan esta semana, lo que luego de la petición de los alcaldes llevó al Minsal a flexibilizar este martes el calendario de vacunación con dosis de refuerzo y esas personas podrán inmunizarse la próxima semana.
Además, sobre las aglomeraciones señala: “Es muy bueno que tengamos alta convocatoria, y cuando partimos también hubo”. Y agrega: “Recordemos que ahora vacunamos con dosis de refuerzo”.
¿Falta de vacunas? “No, para nada”, asegura la seremi, quien añade que siempre se han entregado las dosis “en base a lo que recibimos y sabemos que no son ilimitadas. Las Pfizer llegan semanalmente y ajustamos los calendarios en torno a disponibilidad de las vacunas y en base a eso se entregan. Debemos asegurar segundas dosis, si no, no se cumple el efecto esperado”.
En ese sentido, ahonda que una de las complicaciones principales del proceso es “la distribución de las vacunas, considerando que es un recurso limitado, que hay que ver cuánto recibimos en Chile, cuánto recibimos en la Región Metropolitana y cuánto pueden recibir las municipalidades. Todo eso lo cruzamos con los calendarios y la complicación se genera a veces con algunos municipios que les gustaría tener disponibilidad más amplia de vacunas, pero estas se entregan para cumplir con calendarios”.
De todas maneras, la autoridad regional sanitaria dice tener claro que todo ha implicado un “esfuerzo grande”, porque, asegura, sabe que al calendario habitual de vacunación contra el Covid-19 se le ha sumado el de las dosis de refuerzo y el de la influenza. “Redes Asistenciales asigna recursos para apoyar a los municipios, los que se han planificado bastante bien en general”.
La situación de espera y filas se ha visto en varios lugares, no solo en la RM. También, por ejemplo, en el vacunatorio Sausalito, en Viña del Mar, el más grande de la zona. Ahí, dicen conocedores de la materia, aparte de atender viñamarinos llegan personas de Concón, Quilpué o Villa Alemana, porque se corrió la voz de que cuentan con vacunas.
En promedio asisten mil personas a vacunarse por día y se han hecho estaciones de espera, y cuando se empiezan a acabar las vacunas llevan de otros consultorios donde han sobrado. El lunes, por ejemplo, tenían solo 300 dosis y se consiguieron 400 más, siempre priorizando la tercera dosis de Sinovac en adultos mayores por sobre los rezagados de primera o segunda dosis.