El 6 de junio se cumplieron veinte años desde que la entonces canciller chilena, Soledad Alvear, y el representante del Comercio norteamericano, Robert Zoellick (posteriormente ascendió a subsecretario de Estado y luego a la presidencia del Banco Mundial), se reunieron en Miami para la firma del Tratado de Libre Comercio entre Chile y Estados Unidos.
Un hito que marcó un antes y un después para la economía nacional y los diversos rubros que existen a lo largo del país. La liberalización arancelaria facilitó el intercambio comercial, alcanzado US$35.400 millones desde su entrada en vigencia al cierre de 2022, experimentando un crecimiento promedio anual de 9,2 por ciento.
Al analizar estas positivas cifras, Paula Estévez, gerenta general de la Cámara Chilena Norteamericana de Comercio (AmCham), destaca la trascendencia y el impacto económico de este TLC, situando al mercado estadounidense como el primer destino de las exportaciones nacionales de servicios no tradicionales, de alimentos, de exportaciones de empresas lideradas por mujeres, de pymes, posicionando a EE.UU. en la actualidad como el segundo mayor inversionista extranjero en suelo chileno. “De esta forma, actualmente la inversión de compañías estadounidenses en Chile supera los US$27 mil millones, equivalente a un 8 por ciento del PIB de Chile”, sintetiza Estévez.
AmCham Chile, que recientemente conmemoró tanto el hito del TLC como los 200 años de relaciones diplomáticas entre ambas naciones, cuenta con más 490 empresas socias, de 32 sectores económicos que aportan cerca de 600 mil puestos de trabajo. Así, Paula Estévez analiza las características del inversor norteamericano que elige a Chile para hacer negocios, aclarando que “si bien son socios diversos en términos de rubros, todos tienen en común una mirada de largo plazo”.
“Los inversionistas norteamericanos eligen Chile para hacer negocios, porque valoran la democracia en el país, sus sólidas instituciones y el respeto a los tratados internacionales”, agrega Estévez, mencionando que el TLC impulsó un importante valor a Chile, además de integrar “el desarrollo en regiones, traspasar mejores prácticas organizacionales y aportar con el proceso de transición energética para enfrentar el cambio climático”.
Desde el gobierno chileno, Claudia Sanhueza, subsecretaria de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei), sostiene que este TLC “marcó el inicio de la modernización de la política comercial de nuestro país. Fue el primer tratado firmado por nuestro país que contenía capítulos respecto de temas tan relevantes como medio ambiente, asuntos laborales y comercio electrónico, aspectos muy novedosos para la época en que se firmó”.
Visión empresarial
Quienes han visto de cerca las consecuencias positivas del TLC entre EE.UU. y Chile han sido las compañías, tanto locales como estadounidenses. Un caso nacional es el de Banco Bci, que desde hace 25 años comenzó su proceso de expansión internacional, fortaleciendo su presencia en EE.UU., algunos años antes de que se firmara el TLC. Actualmente, Bci es la institución financiera chilena y latinoamericana con mayor presencia en ese país, con una plataforma financiera en Florida, activos sobre US$34 mil millones y 1.200 colaboradores, entregando soluciones de inversión, financiamiento y servicios tradicionales.
“Si uno mira las inversiones de empresas chilenas en EE.UU., más del 80 por ciento de se han producido después de la firma del TLC y se ha generado un comercio internacional entre ambos que crece más de 9 por ciento anual”, explica Eduardo Nazal, gerente de Desarrollo Corporativo y Estrategia Internacional Bci. A ello, el ejecutivo agrega que el acuerdo comercial “ha permitido potenciar las inversiones de empresas y personas chilenas en EE.UU. -y viceversa- y el comercio internacional”.
La visión de una compañía multinacional la entrega Cervecería AB InBev, presente en Chile desde 1991, que agrupa marcas como Corona, Budweiser, Stella Artois y Becker. José Antonio Alonso, director de Asuntos Corporativos e Impacto Positivo de AB InBev Chile, destaca que “el aporte que ha significado este tratado para Chile está expresado en el fortalecimiento y profundización de una significativa relación económica bilateral con Estados Unidos. Ha habilitado la transferencia de mejores prácticas corporativas, promoviendo un valioso enfoque sostenible en nuestro quehacer para generar un impacto positivo en el medio ambiente; desarrollar e implementar diversas prácticas de diversidad, equidad e inclusión, además de contribuir a mejorar la calidad de vida de nuestros colaboradores y la sociedad en su conjunto”.