Un TLC con historia: los inicios de las negociaciones entre Chile y Estados Unidos
Al cumplirse dos décadas desde la firma del Tratado de Libre Comercio entre Chile y Estados Unidos, el Presidente del directorio de AmCham, Sergio Rademacher destaca las etapas de negociación para llegar a acuerdo y la consolidación de las relaciones comerciales durante estos 20 años.
Al comienzo del Gobierno del Presidente Patricio Aylwin en 1990, una de las principales tareas encomendadas al entonces ministro de Hacienda Alejandro Foxley, fue potenciar el intercambio comercial con Estados Unidos, que por ese entonces ya era el primer socio económico de Chile.
Así, el 27 de junio de 1990, George H. W. Bush anunció la “iniciativa de Las Américas”, que se definió como una gran “zona de libre comercio, desde Alaska hasta Tierra del Fuego”. Foxley, que se encontraba en Londres, viajó hasta Washington con el objetivo de dar una conferencia de prensa para apoyar la propuesta y ofrecer el inicio inmediato de las negociaciones. Semanas después, Foxley tomó contacto con el Subsecretario de Estado para asuntos económicos y de agricultura, Robert Zoellick, quien le manifestó que la prioridad del gobierno estadounidense, en ese momento, era concluir la negociación del NAFTA, ya iniciada con Canadá y México. Sin embargo, Zoellick aseguró que la idea de un acuerdo bilateral era “buena” y años más tarde, trabajó como USTR del presidente George Bush, siendo uno de los firmantes de este acuerdo comercial.
El ministro Foxley sabían también que la firma de un TLC con Estados Unidos pasaría a la historia como el mayor logro del comercio internacional chileno, que tendría un positivo impacto económico y que posicionaría al país en un nuevo estatus, con estándares del mayor nivel, que le permitiría crecer y cerrar numerosos y relevantes nuevos acuerdos.
Es así que el 6 de junio de 2003, más de una década después de aquellos acercamientos y gracias a un destacado equipo negociador que incluyó a Soledad Alvear, Andrés Bianchi, Osvaldo Rosales, Alejandro Jara, Carlos Furche, Mario Matus, Ricardo Lagos Weber, Roberto Matus, entre otros, se firmó el Tratado de Libre Comercio entre Chile y Estados Unidos, un acuerdo que comenzó a regir el 1 de enero de 2004 durante el mandato del Presidente Ricardo Lagos.
Hoy, en la conmemoración de los 20 años del TLC, se ha transformado en uno de los hitos más relevantes en materia de política comercial que ha protagonizado el país en los últimos años. En esta línea, Sergio Rademacher, presidente del directorio de AmCham Chile, destaca que “el TLC ha sido tremendamente beneficioso para ambos países, ya que ha aumentado significativamente el intercambio comercial entre Chile y Estados Unidos, además de contribuir en con el aumento de la oferta de bienes y servicios en el país. Asimismo, ha impulsado la atracción de inversión y compañías estadounidenses a Chile, al mismo tiempo que ha facilitado el ingreso estratégico de empresas chilenas a EE.UU.”.
¿Cuáles fueron los objetivos estratégicos de la política de promoción de este acuerdo cuando se firmó?
El TLC fue un hito muy relevante para la política comercial de Chile, ya que su firma no solo significó alcanzar un acuerdo comercial muy esperado y valorado con la primera economía mundial, sino que también permitió al país entrar en las grandes ligas del comercio internacional. Asimismo, el acuerdo permitió a Chile situarse en un lugar estratégico en el mundo, ubicándose como puerta de entrada a otros mercados en la región. En sus primeros años el TLC aumentó significativamente el comercio entre ambos países, lo cual también generó una mayor competencia doméstica, generando múltiples nuevas opciones para los consumidores nacionales. En una segunda instancia, en tanto, el acuerdo atrajo mucha inversión estadounidense en distintos sectores económicos que han agregado un importante valor a Chile en materia tecnológica, financiera, de servicios, y en industrias claves como la minería y el sector energético, además de impulsar también el desarrollo en regiones, traspasar mejores prácticas organizacionales, y contribuir con el proceso de transformación energética para enfrentar el cambio climático.
¿Cuáles son esos objetivos hoy?
Vemos que actualmente el TLC permitirá la llegada de más y nueva inversión, gracias a que es un acuerdo vivo que nos sigue ofreciendo múltiples oportunidades en distintas materias, tales como litio e hidrogeno verde, por nombrar solo algunos ejemplos, donde existen importantes sinergias entre ambos países para que el inversionista estadounidense se convierta en un actor relevante.
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