En cada uno de nosotros habita el recuerdo de aquella profesora o profesor que nos recibió al iniciar nuestro camino escolar, especialmente en primero básico. Su imagen evoca juegos infantiles, aprendizajes fundamentales y, sobre todo, una guía emocional en esa etapa crucial de la infancia. Fueron ellos quienes nos enseñaron a leer, escribir, sumar y restar, cimentando los pilares del desarrollo cognitivo, personal y social que nos acompañará el resto de la vida.

Sabemos que la labor docente es la clave para el desarrollo de nuestras niñeces, es a través de ella que se siembran las semillas del conocimiento, del carácter, dejando huellas imborrables en sus estudiantes. Desde el aula, los docentes inspiran, desafían y transforman vidas, convirtiéndose en guías de generaciones enteras. En este sentido, ser profesor es mucho más que una profesión; es un llamado lleno de vocación, compromiso y esperanza.

Por eso hoy, en el marco del proceso de Admisión 2025, hacemos un llamado a los jóvenes de Chile a considerar esta noble y desafiante carrera. Necesitamos miles de estudiantes que abracen la pedagogía, conscientes de su rol esencial en el desarrollo del país y en la construcción de un sistema educativo más inclusivo y equitativo. En sus manos y corazones se deposita la esperanza de un futuro mejor.

Las universidades, por nuestra parte, asumimos el desafío de prepararlos con la excelencia que la tarea demanda. Actualizamos constantemente nuestros planes de estudio y fortalecemos nuestras metodologías para responder a las expectativas de tantas familias que confían en nosotros la formación de los futuros profesores. Más allá del dominio de las asignaturas, formamos docentes capaces de manejar la convivencia escolar, promover la inclusión y establecer relaciones constructivas con los apoderados, así como afrontar los retos que plantea una sociedad en constante evolución.

En Chile, se han dado importantes pasos para mejorar las condiciones laborales y asegurar el desarrollo profesional de los docentes, sabiendo que aún queda mucho por mejorar para seguir fortaleciendo el desarrollo de esta noble profesión.

Pero no debemos olvidar, ser profesor es más que un empleo, es una opción de desarrollo profesional que, aunque exigente, recompensa con la satisfacción de contribuir a un mundo más justo y equitativo. Como bien sabemos, educar es construir el futuro, y es desde el aula donde se forjan los sueños y proyectos que transformarán nuestra sociedad.

Invitamos a los jóvenes a formar parte de esta maravillosa labor. Necesitamos mentes comprometidas y corazones generosos para liderar este cambio. En sus manos está el porvenir de Chile. Y como universidades, seguiremos trabajando con dedicación para que encuentren en nuestras aulas el espacio ideal para desarrollarse como los mejores docentes que nuestras niñas y niños merecen. Juntos, construyamos un futuro lleno de esperanza.

Por Luperfina Rojas, rectora de la Universidad de La Serena.