“La disciplina, el respeto, la transparencia y, sobre todo, la recuperación de la credibilidad del cuerpo arbitral. Ese tiene que ser el norte”, declaraba Javier Castrilli el 2 de octubre del año pasado, en entrevista con El Deportivo, a pocos días de asumir como jefe de los árbitros en la ANFP, en una tarea que lo ilusionaba.
Sin embargo, la estadía del argentino en su cargo no ha sido para nada fácil. Despidos, amenazas de paro y, por sobre todo, los permanentes errores arbitrales han sido cosas con las que ha debido convivir durante el fin de la temporada 2021 y todo el 2022.
Este lunes, el Sheriff sorprendió con el despido de once jueces del arbitraje nacional, algo que sin duda sacó ronchas en el gremio. Con esto, desde que el argentino asumió en el cargo, ya son 16 los nombres que, ya sea por despido o retiro, no han seguido impartiendo justicia en las canchas chilenas: Julio Bascuñán, Piero Maza, Nicolás Gamboa, Cristian Garay, Alejandro Molina, Claudio Urrutia, Felipe Jara, Héctor Jona, Franco Arrué, Felipe Jerez, Constanza Salinas, Patricio Blanca, Omar Oporto y Raúl Orellana, Eduardo Gamboa y César Deischler.
¿Se han cumplido los objetivos?
La recuperación de la credibilidad del arbitraje chileno fue algo que Castrilli consideró como uno de sus objetivos claves. En la misma entrevista del 2 de octubre dijo que “el que así no lo entienda, no puede estar”. Un objetivo en el que sin duda su gestión sigue en deuda, considerando las permanentes polémicas arbitrales fecha tras fecha.
Otro de los aspectos que el argentino ha recalcado como importante es la renovación. De hecho, el despido el 3 de marzo de los árbitros Patricio Blanca, Omar Oporto y Raúl Orellana se atribuyó a la edad de estos tres nombres, algo que generó controversia entre los jueces.
Además, una de las cosas que llamó la atención en enero de este año fue la pretemporada efectuada, con el objetivo de nivelarlos físicamente y, fundamentalmente, de profundizar y homogeneizar sus conocimientos técnicos. “Se va a poner un especial énfasis en el reforzamiento del conocimiento técnico de las reglas del juego. Se les va a difundir a todos los árbitros el plan de trabajo”, declaraba Castrilli. ¿Habrá conseguido el rendimiento arbitral que buscaba?
Por último, en su llegada al cargo, alabó a Roberto Tobar y declaró que “yo vengo a preparar a Tobar para que sea mi sucesor como jefe de la comisión. ¿Cuánto le queda? ¿Tres años? Ahí él será mi sucesor en este puesto”, dijo. De momento, el juez FIFA chileno sigue siendo considerado entre los arbitrajes más sólidos de Sudamérica. Sin embargo, ni él se ha salvado del pobre nivel del referato chileno.
Tobar tuvo un pobre desempeño en el final del Torneo Nacional 2021, con dos polémicas mayúsculas: el arbitraje del partido entre Universidad Católica y Santiago Wanderers, por el que fue castigado; y luego en la visita de Colo Colo a Curicó Unido, donde no cobró un claro penal de Jeyson Rojas.
Castrilli quiere rejuvenecer el arbitraje y “limpiar” la actividad. Ese fue el diagnóstico que realizó a su llegada. Y se ha demorado, porque para sacar los jueces que él consideraba que debían salir se necesitaba dinero para pagarles, en circunstancias que la ANFP atraviesa por una crisis económica.
Sin embargo, poco a poco se va notando el estilo del argentino, al que hasta ahora no le ha temblado la mano. Si tiene razón o no está por verse. Lo concreto es que el bajo nivel de los árbitros sigue sin solución. Y el problema puede estar en su formación, en el Inaf, donde el jefe de la carrera es Jorge Osorio, a quien Castrilli llegó a reemplazar, debido a los gruesos errores que se repetían fecha a fecha.
Por ahora, los cambios del Sheriff recién están partiendo. Observar los resultados tomará tiempo, aseguran en la ANFP, hasta que los nuevos jueces, el recambio, adquieran la experiencia necesaria para impartir justicia en el profesionalismo. Lo que sí, el mensaje está claro: el que no esté alineado con la necesidad de recuperar la transparencia y la credibilidad tendrá que irse.