En Langford, Canadá, Chile tenía una cita con la historia. El combinado nacional, que ha vivido un viaje largo para soñar con la clasificación mundialista, sabía que comenzar con una victoria esta llave de dos encuentros era vital. Sacar ventaja de visitantes, ante un combinado potente como el norteamericano podía ser un paso clave.

Por eso entraron con fuerza y convicción. El primer tiempo mostró a un Chile aguerrido, metido en la defensa y sólido en todos los tramos. Nunca flaqueó y tan solo recibieron un try en esos primeros 40 minutos. Fue una jugada polémica, en donde ni siquiera las repeticiones lograron calmar las dudas de los fanáticos nacionales.

Pero el gran responsable de esa primera mitad impecable fue Santiago Videla. El seleccionado nacional logró anotar tres penales en ese arranque, en los 23′, 31′ y 38′.

Ese inicio fue de desgaste, compromiso y dolor. Algo que pasó la factura cuando los equipos volvieron a la cancha. Canadá sacó la chapa de favorito y comenzó a complicar la planificación nacional. Primero fue el try de Braude en el 44′. Algo que se repitió cuatro minutos después. Ahí Chile perdió la iniciativa y tuvo que remar desde atrás.

Ese huracán dejó a los Cóndores dolidos. De irse en ventaja al descanso a estar 19-9 abajo en menos de 10 minutos. Pero cuando todo parecía complicarse, Chile creció. Fue Clemente Saavedra el que puso a los nacionales nuevamente en competencia. Dos tries emparejaron la cuenta. La conversión de Videla, le valían volver a ponerse en la cima. Ese desenlace fue de pura batalla.

Los Cóndores lucharon cada jugada, resistiendo los constantes ataques de los locales. Había mucho en juego y ya no quedaba tiempo para dudar. Y de la forma más cruel Chile se quedó con la derrota. Un error en la defensa nacional provocó un penal frente a los palos cuando quedaban segundos para terminar el juego. El marcador era definitivo, 22 a 21 para los locales.

Finalmente, el duelo terminó en una derrota dolorosa por como se dio. Chile lo tuvo y se le escapó. Ahora deberá recuperarse y prepararse para la vuelta. Será el sábado. Y no habrá margen para las dudas.