No hace mucho Andrés Fazio (60 años) era el hombre fuerte de la ANFP. Vicepresidente con Arturo Salah y también con Sebastián Moreno, a quien abandonó enseguida. Una voz autorizada para analizar el turbulento y crispado organismo, que sale de un fuerte crisis y entra en proceso electoral.
¿Por qué se fue de la ANFP?
Por las mismas razones que llevaron al término del mandato de Moreno. Razones preocupantes hoy. El final de la etapa de Jadue produjo divisionismo, algo que se tranquilizó en el período de Salah, ya que se dio gobernabilidad a la ANFP. Con Moreno, el divisionismo se vino con una fuerza enorme. En una asociación cuyos miembros son pocos, tal nivel de división hace que la gobernabilidad sea tremendamente difícil. Advertí que ese era el camino que iba a seguir. Preferí dar un paso al costado.
¿Su problema fue el divisionismo o Moreno?
Lo que había detrás, movimientos que se hacían e influían en las decisiones. El directorio definía acuerdos, pero luego salían otros. Era curioso que consensuada una idea, después saliera una diferente que nadie sabía de dónde provenía. Eso me hacía sentir incómodo. Uno exige que le den facultades, pero también tiene que rendir cuentas, no solo ante los asociados, sino ante el público y los medios. Entonces, estar siendo responsable de decisiones que uno no toma, en las que no participa y puede no estar de acuerdo, me parecía riesgoso.
O sea, ¿tomaban decisiones y Moreno las cambiaba sin decirle a nadie?
No sé si tan directo, pero creí advertir ciertos movimientos. Para hacer un contraste con lo que pasa actualmente, creo que se genera una suerte de cogobierno, en la medida en que se infiltran en el directorio estos grupos de clubes que, lamentablemente, se han ido radicalizando y quieren imponer sus posturas con vehemencia. Si uno asume la responsabilidad del compromiso, también exige que se le otorguen facultades. Si hay un cogobierno, con corrientes que no tienen la responsabilidad de las decisiones que se toman, se hace tremendamente complejo.
¿Puede poner un ejemplo de una decisión no consensuada?
Sí. Hubo un evento con la planificación de la Selección. Yo seguía encargado de ese tema. A principios de 2018, empezamos a trabajar en las clasificatorias para Qatar 2022 y en las Copa América. Cuando estuve ausente por vacaciones, en el verano, vi que lo que le había manifestado a Sebastián, que era la cronología a seguir, se iba a hacer de una forma distinta, sin siquiera preguntarme. Me habían saltado. Habíamos consensuado con el presidente una forma de hacerlo y, en mi ausencia, eso fue cambiado y hecho de otra manera. Entonces, no entendí. También fue chocante para la relación que yo tenía con la gente de la Selección.
¿Personalismo?
Es inseguridad. Trabajé con Sebastián tres años y lo hicimos bien dentro del directorio de Salah... Su gran pecado es que tiene una tremenda inseguridad respecto de quienes lo rodean. Eso hace que haya muchas voces alrededor de él. Uno no sabe cuál va a considerar. Cuando el líder tiene esa característica, el trabajo en equipo se hace complejo.
¿Qué le pasó a Moreno?
La inseguridad y la desconfianza lo llevaron a un aislamiento extremo. Cuando a uno se le desintegra el equipo de trabajo es porque uno tiene un problema. No formó un equipo y fue por desconfianza, inseguridad. Con Salah pudimos operar bien. La asignación de roles estaba clara, las responsabilidades definidas. Había distribución de tareas. Eso se volcaba en un directorio que trabajaba mancomunadamente, en donde discutíamos todos los temas. Eso es trabajar en equipo.
No le sorprendieron las otras renuncias.
Al final se derrumbó. En muy poco tiempo se cayó todo. El no va más ya venía definido. No conozco las razones de esas renuncias, pero, si es una cadena sucesiva y en tan poco tiempo, es porque el proyecto y la credibilidad se derrumbaron. La inseguridad genera desconfianza y hace imposible armar un equipo de trabajo. Me sentí cómodo en la administración de Salah, porque había confianza en los roles que asumí y sentía la responsabilidad de responder. Había una relación de equipo fundamental, sobre todo en una actividad como la ANFP, tan expuesta en muchos aspectos.
¿Decide renunciar cuando está de vacaciones?
Estaba incómodo desde antes de las elecciones. Ya en la campaña, había signos bastante incómodos de lo que he mencionado. Después vino la elección, que dio muestras del clima que se estaba formando, de esta polarización...
Hubo cuatro vueltas...
Inexplicable. Inentendible. Nunca quedaron claras las razones, el porqué y cómo se produjo. Fue fea, manchada. Más que cansancio, no me veía ahí, en ese ambiente. No soy un articulador político. Se tiene que poner un objetivo común por sobre las diferencias, acogiendo todos los puntos de vista, pero este clima es totalmente contrario a eso. Me sentía fuera de ese mundo.
¿Fue una victoria sospechosa?
No. Lo más que me atrevo a decir es que fue fea y manchada. No tengo los elementos para decir si hubo algo que influyese en cómo se dio, pero sí hago juicio del resultado, y es fea y manchada. Tiene legitimidad jurídica, pero legitimidad en lo ético y lo estético, ya es más discutible.
¿Moreno cae por sus pecados o por la rebelión de clubes?
Si el presidente es juzgado por una mala gestión, eso es algo objetivo y tiene un fin claro. Me preocupa más lo otro, porque es lo que subsiste. El ser humano no debe tropezar con la misma piedra, pero el libreto es el mismo. Cualquiera que sea electo hoy tendrá mayores o iguales capacidades que Moreno, pero si debajo de él hay grupos que quieren cogobernar, será muy difícil. La historia dice que en este clima es muy poco probable que exista un buen gobierno. Estas rencillas y polarización nos llevan a una discusión que no le favorece a la actividad. El fútbol no se desarrolla acusándose de un lado a otro. Los que estamos afuera no vemos el objetivo ni el proyecto a desarrollar, teniendo un norte relativamente común. Me cuesta pensar que Colo Colo y Santiago Morning no tengan el mismo objetivo a largo plazo. Si nos quedamos en las rencillas no vamos a salir del esquema en que estamos. Podemos convivir con diferencias, que aportan si están bien canalizadas, pero hoy están desbocadas.
¿Estas rencillas y el conflicto con Turner dañan la imagen del fútbol chileno?
Cuando se tiene un contrato de esta magnitud, se necesitan contrapartes válidas, creíbles y confiables. Es tan torpe lo del CDF, disculpe el término. Que por un evento del cual ninguna parte es responsable, lo primero que se busque es qué dice el contrato, lo encuentro de una torpeza... Cuando tengo un acuerdo comercial, el contrato es lo último que veo. Primero está el espíritu. No existe contrato que pueda prever el estallido social o la pandemia. Tengo que recurrir a la buena fe. Cuando una de las partes se desintegra y el mismo presidente de la ANFP dice que sus opiniones dentro de una reunión no son vinculantes... ni Dios. Por lo que leí sobre la carta que envió Turner, le encuentro la razón. No puedo estar con una contraparte que me cambia el interlocutor cada vez. No tiene sentido. Vuelvo a decir que es torpe. En un escenario de un contrato de 15 años, que recién está partiendo, las alternativas de solución son enormes. Vi el documento de Colo Colo, propone alternativas. Es decir, hay opciones y no tienen por qué ser mirando el contrato. Ahora, respondiendo su pregunta, si no hay gobierno ni gobernabilidad, ¿quién va a confiar en la ANFP? El contrato con Turner es una tremenda garantía, pero si una entidad no está dispuesta a dar financiamiento incluso con esa garantía es por la fragilidad que muestra la ANFP. Si tuviera la osadía de transmitir un mensaje sería: “Señores, dense cuenta de que el fútbol involucra a más gente que la que del Consejo; ustedes tienen la potestad de elegir a sus autoridades, pero no se olviden de que tienen que dar cuenta hacia afuera”.
¿Se equivocó Moreno al no informarle al Consejo que negociaba con el CDF?
Si yo elijo una autoridad, lo hago porque me representa, confío en ella. No sé dónde está el quiebre de la confianza, en si Moreno actuó demasiado fuera de esa línea, o si se había perdido antes y esto solo fue un elemento para hacerle presión. Sí, el Consejo es un organismo consultivo, pero si cada cosa que va a ejecutar el presidente tiene que ser consultada, para qué tenemos autoridades entonces.
¿Tuvo la ilusión de ser candidato a presidir la ANFP?
No. Este clima no puede llevar a un buen gobierno. Bajemos las tensiones, la animadversión. Debatamos sobre el futuro y encontraremos más puntos en común que diferencias y rencillas. En este clima es mejor mirarlo de afuera.
Pero usted fue una opción.
Sí, pero nunca recibí un llamado formal.
¿Informal, sí?
Siempre hay conversaciones aisladas.
Y en un futuro, con un clima distinto, ¿lo pensaría?
Cuando uno tiene el bichito no es muy racional. El bichito no obedece. Tratar de contestar con racionalidad es difícil. Entre más difícil sea el desafio más me atrae, pero en este minuto el clima es muy malo. Si miramos para adelante y nos enfocamos en lo importante, feliz de aportar.
¿Qué le parecen Milad y Antillo?
Los conozco, pero no tengo opinión. Mi problema no está en las personas, está en la dinámica que tiene la elección de esas personas.
¿Cree en una posible unidad?
No. Ninguna posibilidad.
¿Tienen que separarse la ANFP y la Federación?
Luchar contra eso ya no sirve. Es una corriente que viene fuerte y el tema es cómo hacerlo. Hay una madeja compleja que hay que desenredar, intentando que acarree el menor daño para los involucrados. Todos tendrán que ceder.
Colo Colo dice que los dueños de clubes sean residentes en Chile y no representantes. Otros critican al fáctoring...
Uno tiene que moverse en base a la legislación. Si la legislación lo permite, no soy quién para decir que no se puede. Mi tema ahí es la transparencia. No tiene que venir impuesta. Hay una cuestión más grande que la ley: el espíritu. Si quiero ser transparente, lo soy. Me pasa lo mismo con el fantasma de Sergio Jadue. Él no está aquí. ¿Cuál es la única manera de que el fútbol se extirpe de su figura? Que cada uno de los que tuvo o tiene contacto con él, lo diga. Y serán los terceros los que juzguen. No le veo sentido al ocultamiento. La ANFP no tiene las facultades para forzar estas cosas, porque la ley lo permite. ¿Los extranjeros pueden participar de la propiedad de un club? En el mundo hay experiencias positivas. El tema no es si es extranjero o no, es qué va a hacer con ese club. Ser nacionalista por chauvinismo no me parece. El tema es la transparencia.
¿Falta más transparencia?
Falta más voluntad. Si quiero que me vean como un actor que está dentro de una entidad que tiene transparencia, seamos transparentes entre nosotros. La condena pública es muy fuerte, más fuerte incluso que la judicial.
Milad dijo que bloqueó a Jadue, pero Raúl Delgado insinuó que mentía y que había pruebas...
La mentira tiene pata corta. La transparencia es el mejor remedio. Ocultar los hechos es muy difícil. Que cada uno confiese cuál fue su actuación respecto a Jadue. No para ser condenado. Jadue tenía dos cosas que en el fútbol son obnubilantes: buenos resultados económicos y éxito deportivo. Bajo ese esquema pudo hacer todo lo que hizo. Uno puede confesar que se sintió ciego por esos efectos. Listo, pero hay que sacarlo de la esfera. Si ya no está. No sé si él tiene la intención de seguir participando, espero que no. Y dos, hay que decirle no a ese tipo de acciones, de filtraciones. Es de bajo nivel. Está bien la transparencia, pero hay que hacerlo de otra forma, o si no se confunde con querer hacer daño. No ayuda. Entonces, ¿en qué línea estoy? ¿En la de trabajar o hacerle daño al que considero mi enemigo? Esa es mi gran duda de todo lo que hemos hablado.
¿Jadue sigue operando en las sombras?
Todo indica que sí, lamentablemente. Es un actor presente, porque todavía, pasados cuatro años, hay mensajes guardados. ¿Para qué? ¿Con qué objeto? Jadue no solo está muy presente, sino que hay gente que quiere que lo esté.
¿Cómo ve la Selección, el recambio, Rueda?
Rueda tiene uno de los mejores currículums del continente. Le ha tocado un proceso difícil, que tiene que trabajarse mucho para encontrar sustitutos. Al margen de Brasil y Argentina, el resto de los sudamericanos tiene estos ciclos. Y ahí uno tiene que saber trabajar. Tenemos que alimentar el trabajo de Rueda con jugadores nacidos en las canteras de los clubes. Tenemos que mirar para adelante y eso es invertir en series menores. Si esa inversión da frutos, gozaremos nuevamente de buenas selecciones.