Cada partido del fútbol chileno puede mover todo en la parte baja de la tabla de posiciones. Un punto, un gol, un detalle, un renacimiento... Todo podría sacar a alguno del descenso directo por la tabla anual y mandar a otros al duelo definitorio por la ponderada. Por eso, cada enfrentamiento, como el triunfo de ayer de la U sobre Coquimbo, otra vez gracias a Ángelo Henríquez, no solo es visto por aurinegros y azules, sino que también lo siguen de cerca albos, iquiqueños o penquistas. Incluso audinos, serenenses y curicanos.

Y como si estar metido en la pelea por el descenso no fuera suficiente condimento para seguir de cerca el choque del Chuncho, la frágil situación de Dudamel en la tienda universitaria también ponía lo suyo. Si incluso Mauricio Pinilla, uno identificado con la U, estaba en la vereda del frente y con ello la opción de condenar aún más a su ex club. Al final, un partido con muchas razones para ser visto con dientes apretados.

Sin embargo, todo lo que prometía el compromiso fue deuda en la cancha. Y es que tampoco hay que perder de vista que se enfrentaban los equipos que llegaban como colista de la tabla anual, con el antepenúltimo de la ponderada. Y eso se notó.

Hubo muy pocas cosas que rescatar. Casi nada, en realidad. Por el lado del Romántico Viajero, parece todo un logro que tanto Beausejour como Rodríguez hayan hecho un correcto partido, aún cuando ambos laterales han convivido mucho con la suplencia desde el arribo del llanero al CDA.

En los azules, otra vez, Walter Montillo fue al banco de suplentes y parece que sus últimos partidos como profesional, en la que al mismo tiempo es su despedida de la U, serán con papeles secundarios. Cada partido que avanza queda menos para el adiós y Dudamel ya ha dado claras señales de que prefiere a otros desde el arranque. Ayer, por ejemplo, fue Jimmy Martínez, uno que al final fue reemplazado justamente por la Ardilla.

Hay también otros rendimientos individuales que han bajado mucho. Vaya a saber uno si por culpa de Dudamel o por factores propios. Como Larrivey, a quien se le perdió el arco y ayer ni siquiera terminó el partido.

El cuadro estudiantil se nota afligido con su situación. No se ve suelto y todo le cuesta. De juego asociado, poco. Al final, son chispazos a lo único que se aferra la institución. Y fue justamente uno de esos chispazos los que provocaron que la U sumara de a tres cuando más lo necesitaba.

Ángelo Henríquez, uno que ya salvó una derrota de su equipo la fecha pasada en los descuentos ante Iquique, ahora anotó el 0-1 para el Chuncho cuando el partido pintaba para un deslucido empate sin goles. Con suspenso, con revisión del VAR. Un gol sin mucho brillo, donde el delantero corrigió un remate desviado de Matías Rodríguez. Fue a los 83′, lo que hace todo un poco más épico. Un gol en momentos justos, en el pie de uno que se estaba quedando sin más oportunidades a las que recurrir. Un gol de aire propio y también de oxígeno grupal.

Y de paso, una derrota que deja casi sin crédito al cuadro Pirata y que en este minuto condena a bajar directamente a los propios aurinegros y a Iquique, y a que Colo Colo con la U de Conce se jueguen la permanencia.

Coquimbo: Cano; González (65′, Berardo), Pereyra, Osorio; Salas, Vidal (21′, Aravena), Gatica, Villagrán; Farfán (46′, Pinilla), Palacios y Aguilera (60′, Abrigo). DT: J. J. Ribera.

U. de Chile: De Paul; Rodríguez, Casanova, Carrasco, Beausejour; Moya (88′, Galani), Espinoza, Contreras (87′, Barrios), Martínez (70′, Montillo); Henríquez y Larrivey (80, Barros). DT: R. Dudamel.

Goles: 0-1, 85′, Henríquez.

Árbitro: J. Cabero. Amonestó a Aguilera, Aravena, Palacios, Villagrán (COQ); Rodríguez, Martínez, Moya (U).

Fco. Sánchez Rumoroso. Sin público.

En cursivas, jugadores juveniles.