Colo Colo toma aire. Un respiro necesario. Un desahogo en medio de una crisis sin precedentes. Y lo hace ante Unión Española, un rival de peso, uno de los de verdad, pero que viene a la baja hace algunas fechas. Y todo en medio de otro incendio institucional, con la renuncia de su gerente deportivo el mismo día del partido.

El elenco de Macul entró a la cancha del estadio Santa Laura sabiendo que apenas dos horas antes de jugar Marcelo Espina había abandonado la institución. Como si los problemas no fueran pocos, los jugadores saltaban a la cancha a sabiendas de otro terremoto en el club. Y así todo cuesta más. Cuando las zancadillas vienen desde adentro, la historia se hace mucho más dificultosa. Ha sido el sino del equipo a lo largo del año. Cuando no es una cosa, es otra. Cuando cuesta imaginar qué más puede ocurrir, alguien se las ingenia para seguir sorprendiendo.

A pesar de aquello, Colo Colo, en la cancha, hizo oídos sordos a los problemas dirigenciales en el primer tiempo. Se sacudió también de la baja de Insaurralde por un contacto estrecho de coronavirus, algo que le hizo bien finalmente. A decir verdad, no jugó mal y Javier Parraguez, uno que está peleado con el gol y de los más resistidos por los hinchas, se sacó toda la rabia al anotar el 1-0 a los 10 minutos tras un gran centro de Gabriel Costa, el mejor de los colocolinos. Más encima, todo se puso favorable para los blancos a los 22′, cuando Luis Pavez Muñoz se fue expulsado por doble amarilla.

El cuadro popular dominó esa etapa y se fue merecidamente al descanso en ventaja. Sin brillar, claro, pero en ventaja al fin y al cabo. Y eso, para un 2020 nefasto, es mucho decir. Los rojos, al frente, se quejaban permanentemente del arbitraje de Gilabert y no encontraban los caminos, mismos que extraviaron hace ya varias fechas y que le han hecho ceder terreno en la lucha que llevan adelante con la UC y La Calera por el campeonato chileno. La Unión que deslumbraba hasta hace poco, ya no lo hace. Ronald Fuentes necesita hacer algo de forma urgente.

Sin embargo, todo lo bueno que Colo Colo hizo en el primer tiempo, lo hizo mal en el segundo. Quinteros lo ha dicho: al primer golpe el equipo se viene abajo. Este sábado volvió a afirmar que sus jugadores se bloquean, que definen mal, que entregan mal. Los albos juegan con nervios, mirando siempre el descenso de reojo. El ejemplo más claro es que, aún estando con un hombre de más, permitieron el empate parcial de Unión a los 47′ tras un grosero error de Falcón. Fueron 20 minutos de terror para la visita, que no sabía qué hacer. Se perdió futbolísticamente. Volvió a ser el Colo Colo que convive con el descenso.

Eso hasta que vino el horror del cuadro de Independencia. Una suma de errores que terminaron en el 1-2 definitivo: córner para Colo Colo, mal despeje de Caballero, mala salida de Sánchez y autogol de Cummings luego de que la pelota le pegara, sin que siquiera se diera cuenta, en la cabeza. Al Cacique, en todo caso, le daba lo mismo. Porque así como está, cualquier ayuda, cualquier empujoncito, por mínimo que sea, vale oro. Y en este caso, tres puntos que le dan algo de oxígeno.

Así ganó Colo Colo. Sacó una dura tarea adelante en el Santa Laura. Ahora viene el clásico con Universidad Católica en San Carlos de Apoquindo, el peor desafío que le podría tocar. O el mejor, para ratificar lo hecho ante Unión y que los fantasmas de la B son solo eso.