Coquimbo Unido: M. Cano; V. González, F. Pereyra, R. Osorio; J. C. Espinoza (68′, F. Villagrán), F. Manríquez (56′, J. Gatica), D. Aravena, J. Salas; R. Farfán, L. Palacios (83′, B. Vidal) y J. Abrigo (83′, R. Arace). DT: J. J. Ribera.

Defensa y Justicia: E. Unsain; F. Paredes, A. Frías, H. Martínez; E. Fernández; C. Rius (73′, F. Pizzini), V. Larralde (88′, M. Luayza), E. Isnaldo, E. Brítez (61′, R. Delgado); W. Bou (73′, G. Hachen) y B. Romero. DT: H. Crespo.

Árbitro: Jesús Valenzuela (VEN). Amonestó a Osorio, González, Villagrán (C); Brítez (DyJ)

Estadio Manuel Ferreira. Sin Público.

Tanto Coquimbo Unido como Defensa y Justicia tenían razones de sobra para salir motivados a la cancha del estadio Manuel Ferreira, en Asunción. Más allá de los errores y las culpas, lo ocurrido la semana pasada en Santiago afectó emocionalmente a ambos equipos. El cambio de la localía pirata al Estadio Nacional y luego a Paraguay, más el aislamiento total de la delegación del equipo argentino, después de tres casos positivos de Covid-19, que este lunes dieron negativo, hicieron de esta llave una de las más peculiares del último tiempo a nivel continental. Por eso, se esperaba una semifinal de ida de Copa Sudamericana de alto vuelto, vertiginosa, de dientes apretados y, por qué no, también de pierna fuerte.

Había ganas de sacarse la rabia y frustración contenida hace días. Los dos minutos iniciales dieron cuenta de aquello y cumplieron con las expectativas. El primero en avisar fue el local. Rubén Farfán subió por la derecha y sacó un centro que casi se cuela en el arco de Ezequiel Unsain, pero la pelota dio en el travesaño.

Inmediatamente, el Halcón respondió con una llegada que bien le pudo valer la apertura de la cuenta. Braian Romero recibió con ventaja cerca de la medialuna, pero en vez de acercarse hacia el pórtico de Matías Cano se apuró en rematar y su disparo terminó yéndose por muy poco.

Entre ambas jugadas hubo apenas 30 segundos de diferencia. Una lástima, porque luego de sendas aproximaciones el partido entró en un pozo de escasa profundidad y de agua turbia, con pocas emociones, pese a lo importante de lo que estaba en juego: una final de torneo internacional.

Dentro de ese letargo, fue la visita la que se mostró más incisiva, principalmente, por la labor de Enzo Fernández. Cada vez que el joven volante de 19 años recibía el balón salía un pase preciso y peligroso, o una habilitación que desordenaba a la línea de tres dispuesta por Juan José Ribera.

En ese sentido, los piratas parecían asumir su inferioridad en cuanto al control de las acciones y priorizaron defender. Esto hizo que, en ocasiones, abusaran del juego brusco. De hecho, a los 53′, dos de los centrales coquimbanos tenían tarjeta amarilla.

A los 42′, otra vez llegó un aviso del elenco transandino. El ya mencionado Fernández hizo alarde de su buen pie y habilitó de forma magistral a Romero, el agente de área más temible del conjunto dirigido por Hernán Crespo. Sin embargo, el delantero quedó tan solo que no se la creyó y, al igual que al comienzo del partido, se apresuró sin necesidad y elevó su remate.

Los libretos se mantuvieron en el segundo tiempo. Defensa y Justicia asumía el protagonismo, mientras que Coquimbo Unido aguantaba y apostaba a recuperar la pelota y salir rápido en contragolpe. Hasta ahí, poco y nada habían hecho Lautaro Palacios y Joe Abrigo, los llamados a romper las líneas del cuadro forastero.

Ribera tuvo que forzar un cambio imprevisto por la lesión de Fernando Manríquez, pero no varió el esquema, pese a que su escuadra prácticamente no tenía la pelota.

Y aunque sin mayor precisión ni profundidad, el dueño de la posesión y del trámite era el Halcón. Cano estuvo atento cada vez que se le requirió. Tuvo que salir rápido en varias oportunidades para desbaratar los asomos de la visita.

Coquimbo no tenía el balón excepto cuando estaba en manos de su arquero. Muy poco para un semifinalista internacional. A Crespo se le abrió el apetito buscó aumentar el peso ofensivo, consciente de la superioridad de sus pupilos. El DT metió a dos de los falsos positivos que se quedaro en Chile hasta el lunes: Rafael Delgado y Francisco Pizzini.

Cuando ya se jugaban los descuentos y el cuadro transandino no podía romper la defensa pirata, una espectacular corrida de Farfán pudo cambiar la historia, pero su remate fue desviado a última hora.

Pese a no jugar bien, Coquimbo sacó la tarea adelante, aguantó los embates del rival y no recibió goles de local, lo que puede ser decisivo en la vuelta. El sueño sudamericano sigue vivo.