Rafael Dudamel está inquieto. Sabe que su arranque en la U no ha sido como se esperaba. Y que a ratos su situación se asemeja mucho al traumático paso por Atlético Mineiro, donde alcanzó a dirigir apenas diez partidos. En Chile lleva nueve, con peor rendimiento (40,7% vs 50%), aunque allá fue eliminado de dos torneos.

El entrenador venezolano está presionado. La paciencia de los hinchas se agota, porque encima el equipo no juega bien. Recién en el último partido ante Palestino el Chuncho mostró alguna mejoría desde que llegó a hacerse cargo del equipo.

De eso se aferra Dudamel. Las muestras de que el plantel al fin está captando su mensaje llegaron justo en la previa del Superclásico que podría marcarlo a fuego por dos situaciones: por un lado ser el responsable de cortar la racha negativa de 20 años sin que el Romántico Viajero gane en Macul y por el otro enterrar al archirrival. Pero también podría significarle todo lo contrario, como lo sería darle aire al Cacique y engrosar la lista de técnicos de la U que en dos décadas no han podido ganarle a los albos en su casa.

Para eso Dudamel ha puesto especial énfasis esta semana en Jeremías Álvarez, a quien trajo para liderar el coaching, uno de los aspectos a los que más énfasis pone. “Es un trabajo fundamental, como el que hace mi preparador físico, mi preparador de arqueros, mi asistente técnico”, dijo hace un mes en La Tercera.

En el CDA han abundado los refuerzos positivos y las charlas grupales en torno a la nueva oportunidad de torcer la historia ante Colo Colo que se les presenta, ahora con el llanero a la cabeza.

Pero el ex técnico de Venezuela también ha tenido que lidiar en los últimos días con la incomodidad de Walter Montillo. La Ardilla no lo está pasando bien y eso al plantel lo afecta, aunque se trate de decir que no. El volante argentino es uno de los líderes espirituales del equipo, pero con Dudamel no han entrado en sintonía. Su relación, si bien es cordial, también es distante. Al DT le tocó llegar a la U justo cuando el transandino exponía su deseo de estirar su contrato y Azul Azul no le daba en el gusto. Y eso marcó el tú a tú para siempre. A no pocos dentro del búnker estudiantil les llamó la atención que Montillo ni siquiera fuera citado para el choque ante Palestino.

Durante su estadía en el cuadro azul, el estratega se ha mostrado afable en el trato y tiene algunas costumbres ya arraigadas: llega temprano y en cada partido, cuando el Covid lo ha permitido, espera a los jugadores abajo del bus para saludarlos uno a uno.

También aprovecha los ratos libres junto a su familia, que está en Chile. Con ellos se ha dejado ver en centros comerciales de la capital. Eso, dicen desde la U, lo hace descansar la cabeza en un momento de máxima tensión, con los azules intentando cortar una magra racha con él a la cabeza.