A inicios de junio, Colo Colo le hizo llegar a los clubes del bando de Pablo Milad en la carrera por la presidencia de la ANFP un documento de 17 páginas con propuestas para una nueva administración. Dentro de ellas, una medida que causó polémica en las instituciones: que los equipos deberían tener dueños residentes en Chile.
Jorge Segovia (Unión Española), Ricardo Pini (Unión La Calera), Cristián Le Bihan (San Luis de Quillota), Raúl Delgado (San Felipe) y el Grupo Pachuca (Everton) son extranjeros propietarios de elencos nacionales. Algunos hace mucho; otros hace muy poco. Algunos viven en Chile, otros van y vienen y otros hace rato no pisan territorio local. Mandan desde lejos.
“Es un disparate”, dijo en estas páginas el argentino Delgado, quien, de todas formas, vive desde 2005 en Chile y posee la residencia definitiva. “Por lo visto, Colo Colo quiere discriminar a los que no nacieron en Chile para ser dueños de clubes. Una ridiculez”.
¿En qué afectaría que los propietarios no fueran residentes chilenos? Para Harold Mayne-Nicholls, vicepresidente del club que propuso la medida, la situación es clara: “Creemos que lo lógico es que residan en el país, dado que el fútbol es una actividad que requiere contacto permanente con las comunidades en que están insertas”.
La mayoría de los afectados contactados por este diario optan por no entregar en alto su visión mientras se mantenga como propuesta y no realidad. Sí alertan que podría privar al fútbol chileno de inversionistas extranjeros y espantar buenos proyectos foráneos.
Para mantenerse encima de la institución a pesar de los miles de kilómetros de distancia, los dueños de dichos clubes han dejado hombres de confianza y, coincidencia o no, en la mayoría de los casos, de su misma nacionalidad a la cabeza. El Grupo Pachuca tiene como presidente de Everton a Pedro Cedillo, sobrino del mandamás del conglomerado mexicano, Jesús Martínez. Por otro lado, en San Luis, Le Bihan designó al periodista transandino Germán Paoloski, quien no había pisado la ciudad. En febrero se le vio entregando reconocimientos a hinchas emblemáticos.
En tanto, la Unión Española de Segovia tiene como timonel al también hispano Santiago Perdiguero, mientras que La Calera es el único de esos clubes con dueños mayoritarios extranjeros (el argentino Pini en el caso de los cementeros, que vive en Buenos Aires y se mueve entre Argentina, Chile y España) donde manda un chileno: Joaquín Bermúdez.
Hasta hoy es una idea la de Colo Colo, que vendría a ponerles trabas a los no residentes en Chile, quienes, de no tener los papeles de estadía al día, tampoco pueden hacer otras actividades en el país.
Un extranjero puede pedir cinco tipos de residencia en Chile: la temporal sujeta a contrato (para trabajar exclusivamente con un empleador), residencia temporaria (con razones familiares o que se considere ventajosa su residencia en Chile), residencia de estudiante, residencia de refugio y asilo político o residencia definitiva, la que se da de manera indefinida y puede perderse por estar más de un año fuera del país (aunque pueden pedirse hasta cuatro prórrogas), además de condenas o delitos. Sea cual sea el caso, una vez otorgada se puede acceder a la cédula de identidad y, por consiguiente, a un rut.
¿Qué derechos tiene una persona que ha obtenido la residencia definitiva? Puede realizar cualquier tipo de actividad lícita y en términos laborales tiene derecho a ser tratado con dignidad y respeto, a tener un empleo digno, a no ser sometidos a ningún tipo de acoso laboral o sexual, a desempeñar solo funciones especificadas en el contrato. Tras cinco años de permanencia en el país, se puede acceder a la nacionalización.
Caso contrario, quienes no posean los documentos de ese tipo de carácter más definitivo, por ejemplo, no podrán acceder a realizar algunas actividades. Para adquirir un vehículo, una propiedad o un crédito hipotecario, en Chile se exige como necesario poseer una cédula de identidad con rut, algo que solo se obtiene con alguna de las residencias antes descritas.
Extranjeros en el extranjero
En otras latitudes, los clubes más ricos están, mayoritariamente, en manos foráneas. El Newcastle está a un paso de ser adquirido en un 80% por el hombre con más dinero del planeta: Mohamed Bin Salmán, jeque de 34 años y príncipe de Arabia Saudita. Dado su condición de heredero, reside en su país y no en la isla europea.
En Inglaterra hay muchos casos de dueños no residentes. Sheikh Mansour es propietario del Manchester City (también del New Yor City y del Montevideo City Torque). Es miembro de la familia gobernante de Emiratos Árabes Unidos y reside en Abu Dabi. El ruso Roman Abramovic compró en 2003 al Chelsea y desde sus dos residencias, en Moscú e Israel, ha comandado a los blues. El estadounidense Stan Kroenke es dueño del Arsenal, mientras que el tailandés Aiyawatt Srivaddhanaprabha es el controlador del Leicester. No viven en Inglaterra.
El austríaco Dietrich Mateschitz reside en Salzburgo y, además del Red Bull de su país, es dueño del de New York en Estados Unidos y el de Leipzig en Alemania. El conglomerado chino Suning Holdings Group posee al Inter de Italia y sus dueños viven en Asia, aunque Zhang Kangyang, presidente del elenco europeo, reside entre Milán y China. Liverpool y Milan (dueños estadounidenses) tienen controladores que no viven en el país de donde son esos clubes. El catarí Nasser Al-Khelaïfi se fue a vivir a París cuando compró el PSG.
En España tampoco hay restricciones para los no residentes. En el Atlético de Madrid el segundo mayoritario es el Israelí Idan Ofer, que vive en su país, mientras que el grupo chino Desports posee al Granada. El Mallorca es propiedad del estadounidense Robert Sarver, el Espanyol fue adquirido por el chino Chen Yansheng y el Valencia por el singapurense Peter Lim. El último caso mediático es el del Valladolid de Fabián Orellana, adquirido por el brasileño Ronaldo. Ninguno de ellos tiene residencia permanente en ese país.
En el resto de Sudamérica la situación es distinta. La mayoría de las asociaciones de cada país se han opuesto a convertirse en sociedades anónimas, materia en la que el fútbol chileno fue uno de los precursores en esta parte del mundo. Y eso impide el arribo de inversores extranjeros. En Argentina y Brasil así ocurre con casi todos sus elencos, aunque con algunas excepciones, como en el Brasileirao, donde existe el Red Bull Bragantino, de propiedad del grupo Red Bull de Austria. En Uruguay, en tanto, sí existen las S.A., aunque el Montevideo City Torque es el único con inversores extranjeros, los que no viven en dicho país.