El paso a paso de los aficionados
Recién autorizados, los estadios y canchas se están tomando con calma y cuidado el retorno. Debieron repensar todo, no quieren rebrotes ni multas.
Sobre la reja de una cancha del Club Pato Cornejo, en Lo Barnechea, vuela una pelota hacia los estacionamientos y desde adentro se escucha: "¡No la tiren, no la tomen. No la toquen!". En el Pádel Cerro Colorado, en Las Condes, un jugador insiste en ponerse mascarilla para la foto. En Providencia, el portero del Stade Français parece un fumigador, pues viste traje protector blanco, guantes, mascarilla, lentes y protección facial.
Premeditadamente exagerados, en los clubes deportivos privados que ya pueden abrir sus puertas, dueños y usuarios han debido tomar todos los resguardos, acordes a las normas redactadas por los ministerios de Salud y del Deporte.
En las canchas de tenis, golf y pádel de Santiago hay una nueva normalidad. En el Stade, el chat de WhatsApp por el que todos los socios se comunican permitió a los directores adelantarse a la situación. “Nos mandaban ejemplos de protocolos en los países que ya estaban en fase de desconfinamiento”, confiesa Francisco Leiva, director deportivo del club galo, mientras mira uno de los cinco partidos de tenis simultáneos que juegan aquí. Por ahora, esta es la única rama funcionando. Aunque tienen 10 canchas, solo permiten ocupar la mitad, para así completar el máximo de jugadores permitidos (10).
Hubo que repensar el funcionamiento. Transitar solo desde el estacionamiento a las canchas, jugar con pelotas nuevas, cerrar los camarines y baños (salvo uno de emergencia), y en la entrada tomar la temperatura, realizar un cuestionario, entre otras cosas.
“¡Me salvé por un año de quedarme sin jugar!”, bromea Fernando González, presidente del tradicional club francés. Es requisito no pertenecer a la población mayor de 75 años. “Me saco el sombrero por los socios, porque han entendido la situación”, asegura. Para las próximas semanas pretenden reabrir la natación y el rugby. “El club tiene cinco hectáreas, por lo que teóricamente podríamos funcionar con más deportes, mientras sean divididos por sectores. Dependerá de las autoridades”, dice González.
Las canchas de tenis han estado en el centro de las miradas. “Hay que ir con mucho cuidado, nadie quiere rebrotes”, dice Patricio Cornejo, el extenista que tiene su famoso club en Lo Barnechea. “Esto del máximo de 10 personas es bien ambiguo, porque quedamos supeditados al criterio de quien fiscaliza. Creo que también había un factor político estético, porque no se veía bien que hubiera gente jugando tenis habiendo gente confinada y con tantas necesidades”, explica el gerente del recinto, Patricio Alfaro.
Son las 16 horas en el club y las canchas están comenzando a llenarse, en cada puerta hay un reglamento Covid resumido. El completo, de varias páginas, les llegó a cada jugador en la respuesta al email de confirmación. Un funcionario fumiga cada una hora.
Francisco Calera paletea en la cancha 1 y celebra: “Poder venir a jugar es tremendo, agradecemos que se abra el club. No me parece que haya un riesgo mayor”, dice. El escenario es similar en cada club que ha abierto en el sector oriente de la capital.
En el Club de Tenis de Fernando González, tres de cuatro canchas están siendo ocupadas. Afuera, en la calle Juan XXIII de Vitacura, junto a la reja, Claudia Vivaldi mira el entrenamiento de su hija, Martina Niedmann. “Se entiende”, comenta. Martina es una de las alumnas destacadas de la escuela de Feña, por lo que para continuar con sus entrenamientos debió tomar clases personales. “En marzo se cortó la escuela y ahora nos avisaron que volverían las clases, pero con reserva de horas”, apunta.
En la entrada cuelga un pendón con las principales reglas del protocolo y solo pueden ingresar al recinto quienes deban jugar. El resto espera en sus autos. “Nos pidieron evitar los servicios, para no tomar la pelota y después de jugar, colocarte la mascarilla, justo cuando estás más cansado”, cuenta Nicolás Villalón, uno de los chilenos que había conseguido un pase para el Tour Europeo Junior (sub 16). “No se pudo por la pandemia, una pena”, comenta.
Las canchas públicas del Parque Araucano son otra de las que ya abrieron. La fase 2 en la que está Las Condes permitió que desde el jueves los vecinos pudieran reservar horas. Son las 17 horas y las canchas lucen completas, con dos singlistas en cada una. Mientras familias hacen picnics, juegan en bancos de arena o sobre el pasto, sin mantener mucha distancia, la jaula que encierra las canchas parece la zona más segura de todo el parque. “El Ministerio dio la autorización para jugar solo singles, así que vamos a funcionar de lunes a viernes desde las 9 de la mañana hasta las 20 horas. Las inscripciones se abren a las 18 horas en la página de la Municipalidad”, dice Carlos Iglesias, director del Departamento de Deportes de Las Condes.
Los entrenadores de tenis también celebran la vuelta a la actividad, aunque saben que por ahora solo lo harán con clases individuales. “Estuvimos sin poder trabajar todo este tiempo, así que miramos de buena forma esta vuelta a los entrenamientos, siempre y cuando se realice con todas las medidas de cuidado que exige la autoridad”, reconoce Carlos Pardo, presidente de la Asociación Nacional de Entrenadores de Tenis en Chile (Anetech).
Un juego que se ha popularizado en los últimos años es el pádel. En Cerro Colorado, las canchas que comparten terreno con las pistas de tenis de la Federación Chilena, que se mantienen cerradas, la demanda es alta. Y eso que aquí, el protocolo pasa por encima de una de los reglamentos básicos de la disciplina misma, que solo se juega en dobles. La administración solo permite disputar individuales.
A los jugadores les importa poco. A la entrada del estacionamiento hay un encargado de tomarles la temperatura a quienes llegan y confirmar que tengan reserva. Después, tienen que contestar un test enviado desde el IND donde se pregunta entre otras cosas si ha tenido contacto con personas contagiadas, y un correo, por si hay que hacer alguna trazabilidad. Hay alcohol gel y desinfectante para zapatillas.
Rodrigo Lira, administrador del lugar, comenta que “la cancha tiene 200 metros cuadrados, podría haber cuatro personas, pero para comenzar está bien. No es lo ideal, pero el formato que se le presente, va a ser atractivo”.
En una de las canchas está Esteban Murúa, joven jugador que no había hecho actividad física en la cuarentenas. “Venía dos veces por semana y durante todo este tiempo ni siquiera salí a trotar”, dice.
“Abrimos el martes y ni hubo que avisar, porque la gente estaba llamando constantemente”, agrega Lira. La cafetería no puede funcionar y los camarines tampoco están habilitados. Hacer vida social en el club es cosa del pasado. A las 21.30 se apagan las luces, por el toque de queda.
Muchos clubes, como cuentan desde el Estadio Español, tienen todo listo para la apertura, pero no pueden hacerlo por falta de personal. Para otros, y como permite ahorrar en personal en el club, la única manera que tuvieron de abrir fue hacer que todo el sistema de cobro y reserva pasara a una aplicación: Easycancha. “Hemos tenido una muy alta demanda por parte de los clubes para incorporarse y contar con un sistema de reserva y pago en línea en nuestra App, justamente en pro de cumplir los protocolos sanitarios”, cuenta su fundadora, Daniela Baytelman.
Hasta campos de golf están usando la App. Lo cierto es que estas instituciones tenían todo preparado hace tiempo, pues ya habían intentado una apertura parcial a sus socios, pero fueron frenados por la autoridad. Ahora, con la norma renovada, volvieron a utilizar los novedosos sacapelotas, a esconder los rastrillos y a recordar que no se pueden tocar las banderas ni intercambiar palos.
El Sport Francés, en Vitacura, abrió el jueves en marcha blanca. No había tenido ninguna actividad desde el 16 de marzo y trabajan con los pocos funcionarios que viven en zonas de transición. De hecho, como cancheros del tenis están los profesores y en la entrada en funciones de portero está el gerente de mantención. Desde los estacionamientos todo está señalado, amonio cuaternario en los limpiapiés, con entrada y salida diferenciada, para tenis y para golf, el resto de los deportes sigue cerrado. “La práctica, para tirar pelotas, está cerrada y se dispusieron las salidas cada 15 minutos para que no haya más de 10 personas en el mismo hoyo”, cuenta Sebastián Vicuña, gerente general del club.
María Eugenia Manzano acababa de recorrer los 18 hoyos con una amiga: “Estoy feliz de estar en la cancha, con un día rico, encontrarse de lejos con gente que uno le tiene cariño fue fantástico”.
Esta semana se espera que varios otros clubes comiencen a recibir a los deportistas, paso a paso. Será una nueva prueba para el desconfinamiento del deporte aficionado.
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