El ambiente prometía en San Carlos. Ambos equipos venían luchando por cosas diferentes, pero conscientes de la necesidad de ganar. La UC para no perderle pisada a Colo Colo y la U para no complicarse con el descenso. El recibimiento de los casi 9 mil hinchas locales se hacía sentir desde un inicio. Con petardos fuera del estadio, desde atrás de la galería Ignacio Prieto, los hinchas de la franja alentaban a los locales. El triunfo fue para la UC por un escueto 1 a 0, pero a los hinchas cruzados, lejos de importarle lo corto del marcador, les importaba una cosa: mofarse de su eterno rival, enrostrándole lo cerca que están de la B.

Con paraguas blancos y celestes, serpentinas y papel picado San Carlos gritaba antes del inicio del partido, siempre enfocado en retratar la situación de la visita. Así, con ese ambiente, empezó el partido que fue, en líneas generales, una opaca demostración de fútbol.

Lo más alegado del encuentro fue a los 2 minutos, cuando Germán Lanaro, inexplicablemente, tuvo un falló grosero en la cobertura en el costado izquierdo que aprovechó Nahuel Luján para ir en demanda del arco de Sebastián Pérez. Ahí, el cancerbero cruzado no tuvo otra opción que salir a cortar rápido para evitar la anotación azul. Barriéndose, el arquero logró rozar el balón pero llevarse consigo al delantero visitante.

Sin espacio a la duda, Bascuñán decretó córner para la visita. Ahí, la banca de la U enloqueció. Reclamando, con celular en mano mostrando el video repetido, alegaban por lo que ellos creían que era penal. Diálogos entre el VAR y el árbitro que no indicaron nada extraño y el interino Cristián Romero se tomaba la cabeza. No podía creer lo que a su juicio era una clara falta.

El partido no despegaba, y la tensión aumentaba con el correr del partido. Aunque la U era más incisiva, las escuadras no se hacían daño. En ese sentido, los hinchas locales cargaron sus dardos contra Felipe Gutiérrez. No entendían la titularidad del volante que navegaba en cancha sin gravitar en nada. Le gritaban a Paulucci un cambio en el entretiempo y más intensidad, ya que el juego de la UC era excesivamente horizontal. El otro jugador local que era cuestionado era Germán Lanaro, quien se mostraba muy errático con el balón en los pies. Mientras tanto, los hinchas seguían en la suya, cantándole a la U y diciéndole que se iban a la B.

Así, sin mucha intensidad ni pulcritud en el juego, el partido se fue al descanso, con la hinchada local exigiendo cambios. En tanto, en el entretiempo, otra de las figuras del pasado cruzado, Beto Acosta, estaba en San Carlos. Invitado a ver el partido en el palco, fue ovacionado por los hinchas cruzados.

Retornado el encuentro, y con el gol de Zampedri, los cruzados se calmaron, aunque seguían pidiendo una modificación al DT local. Y había un nombre que era coreado. Uno que siempre prende en San Carlos y que responde constantemente: Diego Buonanotte. Los gritos de los hinchas seguían hacia Gutiérrez. Además, también bajaban cuestionamientos al rendimiento de Marcelino Núñez, quien no estaba haciendo un partido tan claro como de costumbre.

Mientras tanto, en la banca de la visita se vivía un partido aparte. Romero hablaba constantemente con su ayudante Sebastián Miranda, tratando de darle la vuelta al encuentro. Ahí, el DT interino pensó la primera modificación y llamó a José Gatica, prometedora figura azul. El cambio fue por Marcelo Cañete.

El volante creativo de la U, eso sí, no se tomó para nada bien la modificación. Molesto, salió del terreno de juego, lanzando insultos a la banca y golpeando enérgicamente los asientos. Con frustración, el jugador no entendía la modificación realizada por Romero.

El partido, en tanto, entraba en un bache. Por eso, Paulucci hizo caso del llamado del público y en el 71′ mandó a la cancha a Buonanotte y Aued, por Puch y Gutiérrez respectivamente. Sin prender demasiado en el plano futbolístico, las bancas lo vivían con todo. Algo que se calentó más con la infantil expulsión de Marcelo Morales, quien, recién ingresado, agredió por la espalda a Fernando Zampedri. Una jugada intrascendente en la que el atacante estaba retrocediendo, lejos del área.

De ahí en más, los hinchas locales se cebaron con la situación azul. Los cantos ya colmaban todo San Carlos. Los cruzados, disfrutando su dulce momento, se reían de la delicada y compleja situación que están viviendo los dirigidos por Romero.

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