Chile vence a Venezuela y el semblante de varios en el Estadio Nacional cambia. Apenas termina el partido, en la parte alta del recinto de Ñuñoa hay sonrisas y abrazos. Más que todo, sobra una sensación: alivio. La primera victoria del ciclo de Ricardo Gareca al mando de la Roja en las Eliminatorias (y apenas la segunda en todo el camino hacia el Mundial, que abrió Eduardo Berizzo), es razón suficiente para respirar mejor, justo cuando el aire estaba empezando a terminarse.

El Tigre, de hecho, es el más tranquilo. Con los tres puntos sobre los llaneros y el empate en Lima, ante Perú, consiguió las cuatro unidades que la dirigencia de la ANFP, encabezada por Pablo Milad, le había establecido como exigencia para permanecer en el puesto, por más que el mandamás cambiara un poco el discurso y dijera que pretendía “el máximo” en esos dos encuentro. La Roja, por cierto, le hereda el sótano de la tabla a Perú y se pone a cuatro puntos de Bolivia, que ocupa el séptimo puesto, que permite disputar el repechaje. Es la aspiración más cercana y realista.

El segundo tiempo de Gareca

Las Eliminatorias vuelven en marzo. En ese mes, Chile visitará a Paraguay y recibirá a Ecuador, otra vez, en dos duelos decisivos. Literalmente, comenzará el segundo tiempo para la gestión de Gareca y, tal como sucede en cada partido, se trata de la fracción decisiva: no hay margen para nuevos errores ni tropiezos. En los seis partidos que quedan, la Selección se juega el ingreso a una competencia en la que no participa desde 2014 y a la que no fue ni en sus mejores tiempos. Los del ya lejano bicampeonato de América. Fracasó en los intentos por llegar a Rusia, en 2018, y a Qatar, cuatro años después.

En la ANFP justifican la aspiración extrema de Milad, en el sentido de que la proyección para alcanzar el séptimo puesto bordea los 21 puntos. Es decir, a la Roja le faltan 12, con 18 en disputa. La tarea es titánica, considerando que quedan partidos tradicionalmente duros, como ante Argentina en casa y Brasil afuera, sin considerar, por ejemplo, la ascensión a El Alto, para visitar a Bolivia o la ida a Asunción para enfrentar a la encumbrada Albirroja de Gustavo Alfaro. Sin embargo, en la línea del ánimo renovado que dejó el triunfo sobre la Vintotinto, nadie quiere poner en contra una herramienta a la que Chile habitualmente debe recurrir en estas instancias: la calculadora. El máximo dirigente del fútbol chileno optó por la mesura. “Este resultado respalda a Ricardo. Como le pasó en Perú, en los primeros partidos no anduvo tan bien. Creo que los jugadores están entendiendo al técnico. Hay que trabajar con fe, voluntad y esperanza. Hay que respaldar al entrenador”, dijo en la zona mixta del Estadio Nacional, en la que, esta vez, se detuvo. “Tenemos que trabajar mucho todavía. Estamos con los pies en la tierra y con la frente en alto”, complementó. También elogió el aporte de Arturo Vidal.

Por lo pronto, en Quilín ya emana una certeza: que se buscará potenciar el trabajo del Tigre. El entrenador ya dio la primera señal y sugirió una reunión con la dirigencia. Será en los próximos días, cuando retorne la calma después de la tensión de dos partidos decisivos.

Ricardo Gareca tuvo su primera victoria oficial con la Roja. (Foto: Photosport).

Lo que pida

En esa cita tendría que definirse un aspecto crucial: la planificación para 2025. El entrenador recibirá pleno respaldo a las ideas que plantee. “Todo lo que pida se lo vamos a dar”, comprometen en la dirigencia del fútbol chileno, aunque en la afirmación subyace un efecto secundario: no dar margen a que las críticas, en la eventualidad de que no se consiga el objetivo, se concentren en la falta de recursos que pudieron haberse destinado a lograrlos.

En esa línea, por ejemplo, empiezan a barajarse varias opciones. La que está más a la mano es la realización de microciclos de trabajo permanente que, cuando menos, permitan mantener en actividad a los seleccionados del medio local, probablemente los que más necesiten adecuarse a la exigencia competitiva del ‘nivel selección’.

La segunda ya se complica un poco: la programación de algunos amistosos para mantener al equipo en ritmo. En este contexto, hay que considerar que no hay fechas FIFA disponibles hasta que se reanude el camino hacia el Mundial, lo que impedirá que el entrenador cuente para esos compromisos con las figuras que juegan fuera del país, a menos de que medie una autorización de buena voluntad de parte de sus respectivos clubes. No hay obligación de por medio. Sin embargo, se estará especialmente atento a la llegada de posibles invitaciones.

Lo que sí parece más viable es que Gareca se reúna con algunos de los jugadores que militan en el exterior para seguir reforzándoles sus ideas. En esa línea, hay un nombre fundamental: Alexis Sánchez. Aunque el Niño Maravilla aún no puede debutar por el Udinese, por los problemas físicos que padece, sigue siendo un referente obligado. Y tal como lo han sido Arturo Vidal y Mauricio Isla, un soporte proveniente de una Generación Dorada que los hechos han tornado poco aconsejable jubilar.

Con Zampedri en el camino

La búsqueda de opciones para ampliar el espectro de la Roja continuará. En Quilín y en Juan Pinto Durán celebran, por ejemplo, los rendimientos de Lucas Cepeda, Fabián Hormazábal y el estreno de Luciano Cabral, tres de las apuestas de Gareca. La siguiente puede ser un consagrado: Fernando Zampedri.

El artillero histórico de Universidad Católica y pentagoleador del torneo nacional está a pocas semanas de cumplir el requisito de elegibilidad para la Roja: cinco años de permanencia ininterrumpida. Los completará en enero. A partir de ahí, Gareca podrá considerarlo como el referente ofensivo a que la Roja le llora hace un largo tiempo. Probablemente, desde el retiro de Humberto Suazo, aunque el momento más dulce de la Selección se produjo sin un centrodelantero de referencia, con Sánchez y Eduardo Vargas complementándose en la ofensiva.

A Gareca, quien, por cierto, jugaba en la misma posición, le seduce la opción de contar con el Toro, quien también le ha abierto la puerta a la Roja. “Para mí significaría algo fuerte, muy fuerte, muy importante. La selección chilena tiene grandes jugadores, una historia increíble y ser parte de ella y ayudar de alguna forma me haría sentir muy orgulloso”, ha declarado el ariete cruzado.

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