La vieja rivalidad entre Brasil y Argentina vivió un nuevo episodio este lunes, cuando las selecciones masculinas de vóleibol de ambos países se enfrentaron en un verdadero partidazo en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
El equipo transandino entró derechamente a jugarse la vida. Parecía que daban la gran sorpresa al imponerse en los dos primeros sets, pero los actuales campeones olímpicos dieron vuelta el marcador, ganaron las tres mangas siguientes y firmaron un enorme triunfo.
Argentina era pura desazón, mientras que Brasil era euforia total. Claro, el primero perdió contra su archirrival, después de un gran comienzo, y el segundo le remontó un partido casi perdido.
Lo ocurrido en el vóleibol masculino de los JJ.OO. es apenas una muestra más de la histórica y enconada rivalidad que existe entre ambas potencias sudamericanas. No solo en el fútbol se da, sino también en otros deportes menos populares. Es más, en cualquier disciplina en la que compitan un argentino versus un brasileño, es seguro que habrá emoción y entrega, pero por sobre todo amor propio y orgullo. Ayer, por ejemplo, mientras la Canarinha se metió en cuartos de final del fútbol, la selección albiceleste se despidió en primera fase. En rugby, al menos, hubo una alegría: los Pumas 7 vencieron a Gran Bretaña y se quedaron con el brone.
Partidos más o partidos menos, se trata del Superclásico de Sudamérica. No obstante, ¿cuál fue el momento exacto que dio inicio a esta verdadera pugna? Para algunos historiadores esto se remonta hace dos siglos, cuando ambos países eran adversarios políticos y económicos.
“Comenzó en el siglo XIX, cuando ambos países se posicionaban como los dos más importantes del Cono Sur, con pretensiones de hegemonía y superioridad. Y eso se cristalizó”, sostuvo el historiador y científico político brasileño Boris Fausto a la BBC, en 2016.
Precisamente, ese año, en los Juegos Olímpicos de Río, hubo varios conatos entre hinchas transandinos y brasileros en las tribunas. De hecho, el episodio más polémico ocurrió en el tenis, durante el partido entre el argentino Juan Martín del Potro y el portugués Joao Sousa, donde algunos fanáticos incluso llegaron a las manos.
En ese momento, el diario Clarín habló de la existencia de un “peligroso clima de tensión” y advirtió que “la bronca entre socios y vecinos parece contenida en un recipiente demasiado pequeño y que está a punto de estallar en cualquier momento”.
La lucha política y económica por la hegemonía en Sudamérica durante inicios del siglo pasado se traspasó a la sociedad y, por ende, al fútbol. Se trata de dos naciones altamente futbolizadas, que llevaron su rivalidad al deporte más popular. Mientras que época de JJ.OO., el antagonismo también alcanza a todas las disciplinas en la que se puedan enfrentar. Ya no se trata de Pelé o Diego Maradona, ni de quién tiene más Mundiales o Copas América.
Tanto Brasil como Argentina saben que no pueden competir en el medallero con las grandes potencias mundiales, tales como Estados Unidos, China, Alemania, Rusia y el Reino Unido, entre otras. Ambos centran su disputa en quién es el mejor de Sudamérica. Por eso, cada vez que se enfrentan, sacan chispas y regalan partidos de mucha emoción, como ocurrió este lunes en el vóleibol masculino de Tokio 2020 y como, seguramente, continuará sucediendo.