El uno a uno de Chile: Charles Aránguiz le dio algo de dignidad a una Roja para el olvido

Poco pudo hacer en los goles. Adivinó bien el lado en el penal, pero no pudo contra la potencia del remate de Borja. Intentó ordenar a la defensa cuando hacía agua en el primer tiempo. Partido ingrato para el capitán.

Un doble error suyo le costó la apertura de la cuenta a la Roja. Entregó mal la pelota en la salida y luego cometió penal. Se fue en el entretiempo.

El Pitbull tuvo un partido para el olvido, al igual que toda la defensa de la Roja. Miguel Borja fue un pesadilla para zaguero nacional.

Tampoco fue la noche de Roco. Sufrió demasiado con Juan Fernando Quintero por el sector izquierdo de la defensa. Apenas pudo despejar uno que otro centro de los cafeteros.

Bajísimo partido del Huaso. No sabía si marcar o proyectarse. No hizo ninguna de las dos labores. Muy perdido. Pareció no entender su función. Intentó bloquear el remate de Díaz, pero terminó metiéndola adentro. Una pesadilla.

Fue un pasadizo en el mediocampo. No estuvo atento en las salidas y no pudo contra el despliegue de los locales. Hizo que se echara mucho de menos a Charles Aránguiz. Se quedó en los vestuarios en el descanso.

Bajo primer tiempo, pero elevó mucho su nivel en el complemento. Con el ingreso del Príncipe y de Marcelino Núñez tuvo mucha más libertad para rematar al arco y entrar al área. Fue el artífice del descuento con una gran maniobra individual.

Entendió mejor la doble función que Isla. El problema es que la Roja no tuvo el balón en la primera parte y apenas pudo proyectarse. Sin embargo, las veces en que lo hizo, fue por su lado. En el segundo lapso sí tuvo mayor presencia ofensiva y generó peligro.

Confundido en el primer tiempo, al igual que toda la Roja, como si el esquema y el mensaje de Martín Lasarte no hubiera sido entendido. La impotencia lo llevó al juego brusco y se ganó una amarilla inncesaria, que lo deja suspendido para el próximo partido. Mejoró mucho tras el descanso, asociándose con Aránguiz, Pulgar y Marcelino, pero no le alcanzó.

Náufrago. Ni siquiera pudo batallar físicamente. Aquí en Chile le alcanza, pero en Barranquilla jamás complicó a la zaga colombiana. Es verdad que no fue muy abastecido, pero cuando recibió el balón lo perdió prácticamente de inmediato. Intrascendente.

Pésimo primer tiempo. Salvo un remate desviado, su aporte en la ofensiva fue nulo. Perdió la marca de Quintero en el gol anulado de Colombia y se llevó los retos de Medel. En el complemento mejoró, pudo asociarse con Mena y generar algo de peligro. Tuvo el acierto de anotar el descuento, tras una gran jugada de Pulgar. De todas formas, el delantero quedó al debe.

Su ingreso en el segundo tiempo fue vital para el renacer momentáneo de la Roja. Le dio orden al mediocampo, equilibrio y claridad a la elaboración del juego. Si estaba para jugar al menos un tiempo, debió entrar en el primero.

El volante de Universidad Católica entró con mucha personalidad. Nunca se achicó en el infierno de Barranquilla. Un derechazo suyo que David Ospina apenas pudo rechazar propició la jugada de Pulgar para el descuento de Chile. Bien en la marca y claro para distribuir y asociarse. Tuvo el atrevimiento de tomar el balón y patear dos tiros libres. De lo mejor de la Roja. Gran valor.

Al menos guapeó un poco más que Morales en el área cafetera. Peleó por arriba y arrastró marcas en el mejor momento de Chile. No pudo hacer mucho más.

Entró sobre el final, como para intentar el milagro después del 3-1 de los pupilos de Reinaldo Rueda. No hubo milagro.

Sin marca por la izquierda, en el borde del área, tuvo el espacio suficiente para enviar un gran centro al área de Colombia. Sin embargo, decidió tan mal, que su remate salió hacia atrás y no le llegó a nadie. Después, recibió tarjeta amarilla.