El 23 de junio de 2022 fue una fecha que Universidad Católica subrayó en su calendario. Ese día, los estudiantiles anunciaron el fichaje de Mauricio Isla. El Huaso había sido uno de los puntales de la Generación Dorada, el equipo más pródigo y exitoso que ha tenido la Selección, aunque el entusiasmo en San Carlos de Apoquindo iba, también, por otro lado: el buinense podría debutar en el fútbol chileno con la camiseta del club que le formó y al que, paradójicamente, nunca pudo defender como profesional. Antes de que eso pasara, se había vinculado al Udinese, donde se inició un respetable paso por el fútbol europeo.
Hay quienes fijan en el último antecedente la principal causa de la separación entre Isla y la UC. En su paso por el Viejo Continente, salvo una que otra excepción, como la que vivió en el Queens Park Rangers, cuando junto a Eduardo Vargas fueron señalados como los ‘huevos podridos’ del camarín, Isla disfrutó de estadías plácidas. En general, incluso sin que se transformara en una figura descollante, su rendimiento le significó transformarse en un futbolista respetado, que tocó techo con su arribo a la Juventus, en junio de 2012. En la Vecchia Signora no logró la consolidación, pero tampoco fue crucificado.
Una eliminación fatal
A comienzos de marzo, la UC fue eliminada de la Copa Sudamericana, el torneo internacional al que había logrado acceder después de un opaco 2022 que interrumpió la hegemonía que había ejercido en el Campeonato Nacional, que había obtenido en cuatro ocasiones consecutivas. El 2-3 con que terminó el partido único de definición, disputado en Rancagua, estuvo marcado por las críticas de los hinchas. Algunas, como suele suceder en este tipo de circunstancias, bastante ofensivas.
Isla fue el foco de los reproches. Tanto en el estadio como en las redes sociales. Las últimas fueron, probablemente, las que más le dolieron. En ese espacio, que en su paso por la selección chilena había sido un depósito de afecto, sobre todo, en los lives que protagonizó con Claudio Bravo y Gabriel Castellón durante la Copa América de Brasil, al punto de que los aficionados llegaron a enviarles chocolates ante una petición, ahora se había transformado en un ambiente inhóspito.
A comienzos de marzo, el futbolista dio una señal concluyente de hastío: eliminó de su perfil todas las menciones relativas a Universidad Católica. Por esos días, el divorcio ya parecía sentenciado. Era cuestión de tiempo que llegara a materializarse, como finalmente ocurrió. Por cierto, apenas advirtieron la acción, los aficionados le cayeron fuerte. Además de condenarle lo que calificaron como un berrinche, expusieron un sinfín de antecedentes que daban cuenta del estilo de vida del lateral, que consideraban distante del perfil que debía mantener un deportista de su alcurnia.
Fiestas y salidas nocturnas
Al poco tiempo de llegar a San Carlos de Apoquindo, el comportamiento de Mauricio Isla comenzó a hacer ruido en el club, tanto en el plantel, el cuerpo técnico como en la directiva. El lateral derecho se iba constantemente de fiesta en las noches. Incluso, muchas veces subía fotos en la playa, a mitad de semana, casi de manera inmediata después de los entrenamientos. ¿Cuál era su grado de compromiso? Es lo que muchos se preguntaban en la precordillera.
El problema es que aquellas situaciones se daban mientras el equipo luchaba por terminar de la mejor manera una temporada irregular, como la del año pasado; o cuando intentaba volver a los triunfos después de dos meses sin ganar, como ocurrió en el actual Torneo Nacional.
Para colmo, el Huaso fue expulsado ante O’Higgins, por lo que quedó suspendido para el Clásico Universitario. ¿Qué hizo esos días en vez de acompañar al plantel a Concepción? Le pidió permiso a Cruzados para irse por “motivos personales” a Colombia, lo que definitivamente terminó con el poco crédito que le quedaba entre los hinchas. Eso sí, ese permiso fue concedido por el club, que le permitió que se fuera de vacaciones cuando el equipo lo pasaba mal.
Incluso, hasta hoy, en la UC evitan hablar mal de Isla. Es más, tienen buenas palabras hacia el lateral. Así lo dejó claro el técnico Ariel Holan, quien se refirió a la repentina salida del ex Udinese. “Mauricio es un jugador de extraordinaria trayectoria y de un nivel de selección, pero él fue claro en su deseo. Comentó que por motivos personales desea buscar otro camino y no tengo que nada que decir en función de eso”, sostuvo el DT.
“Creo que Mauricio jugó muchos partidos y una excelente cantidad de minutos. En muchos partidos demostró su calidad y categoría, y en otros partidos no jugo como él hubiese deseado jugar, pero en el balance tuvo momentos excelentes, buenos y otros no tan buenos, como los tiene cualquier futbolista. Eso es lo que que vi de su performance”, cerró el entrenador argentino de los cruzados.
Es más, en la noche de este miércoles, apenas unas horas después de que la UC anunciara su salida, se fue de fiesta con el cantante urbano Marcianeke.
Intolerancia a las críticas
Después de haber convivido permanentemente con el éxito, y de haberse acostumbrado a los elogios, Isla se vino a encontrar con un ambiente adverso precisamente en el lugar en que menos lo esperaba: en Chile. Esa situación fue la que, en definitiva, le produjo desencanto. Cuando decidió volver al país, lo hizo, entre otros aspectos, con la finalidad de recibir el cariño que consideraba pendiente por sus logros con la Selección. Fue, finalmente, todo lo contrario.
En enero de 2021 había adoptado una determinación parecida. Después de un magro desempeño en un partido entre el Flamengo, al que pertenecía entonces, y el Athletico Paranaense, los fanáticos del equipo más popular de Brasil le hicieron estallar las notificaciones. Obviamente, los mensajes no eran favorables. Algunos rozaron lo hiriente. Y otros lo mezclaron con la ironía. “Avenida Isla”, fue uno de los escritos que mostraba la plataforma, precisamente en alusión al pasadizo en que se había convertido el sector que custodiaba en el choque ante el Furaçao. “Sigue sin retenciones y con tránsito completamente libre en ambos sentidos”, profundizó el usuario, para dar cuenta de las facilidades que el chileno había ofrecido por su franja.
Al Huaso no le gustó la actitud de los hinchas y optó por una decisión drástica: cerrar la cuenta. Poco le importó que lo siguieran 480 mil personas o las casi 200 imágenes que había compartido con ellos en sus momentos más felices. Menos le interesó la condición de verificado de su perfil. Con el tiempo, retornó al espacio.
Cuando firmó por la UC tuvo que sufrir otra avalancha: la de los hinchas de la U. Antes de comprometerse con los cruzados, el carrilero había coqueteado en varias oportunidades con los laicos. Incluso, en la era de Sebastián Beccacece en la banca del equipo de La Cisterna, se puso la indumentaria oficial del club para entrenar con el primer equipo. Al verle ligado al equipo del sector oriente de la capital, los hinchas más furibundos de la U no vacilaron el calzarle el mote de ‘traidor’. Sin embargo, el entusiasmo de Isla por el retorno a Chile y a su primera casa en el fútbol fue más fuerte: desoyó las críticas y se enfocó en su nuevo desafío. Lamentablemente para las pretensiones de todos, es paso terminó muy lejos de lo que habían previsto todas las partes.